¿Qué es un mito platónico?
Para empezar, es pertinente señalar que, algunos
pensadores, como Luc Brisson, consideran que con Platón el término mito culminó
su evolución no sólo semántica, sino también fenoménica, pues implicaba un
cierto tipo de discurso, fabricado por los poetas, que el propio ateniense
quiso sustituir por otro fabricado por los filósofos.[1]
Basado en el contexto anterior, la categoría de mito platónico en
realidad tiene un significado más restringido que la palabra mito, pero
ciertamente en dependencia de ella.
Hay dos problemas en torno a los mitos platónicos: 1) la delimitación
conceptual de éstos, es decir, señalar tanto la comprehensión, como la
extensión de su concepto (las notas constitutivas o cualidades de los mitos
platónicos y catalogar las narraciones de los Diálogos que pueden ser consideras mitos); 2) su relación con la
dialéctica.
La delimitación conceptual del mito platónico
Uno de los primeros estudiosos en el mundo de habla
inglesa, en abordar el tema del mito platónico fue J.A. Stewart.[2] Lo
definió como una historia fabulosa a veces tradicional, a veces recién
inventada, con la cual Sócrates u otro interlocutor interrumpe o concluye la
conversación argumentativa del drama de los diálogos platónicos.[3] De
acuerdo con Stewart, el mito se diferencia de la alegoría y la parábola gracias
a que el primero no tiene significado moral o de otro tipo.[4]
Simplemente se creía en la verdad de su relato sin considerar un significado
oculto tras bambalinas. De acuerdo con Stewart los mitos platónicos son productos
naturales de la conciencia onírica que acompañan a la consciencia en vigilia y
que regulan, al servicio de la conducta y de la ciencia, al sentimiento
trascendental que se deriva de su experiencia.[5]
Ciertamente Stewart es críptico y polémico al sostener
tal postura. Pero, aunque es cuestionable dicha visión en torno a la relación
entre el sueño y la vigilia, su relación con la moral y el sentimiento
trascendental, fue una de las primeras líneas teóricas que hubo en torno a los
mitos platónicos, y sentó las bases para reflexionar este concepto. Ahora bien, la definición de mito platónico
de Stewart, sin las complicaciones teóricas que él pone, es clara y práctica
(si la limitamos a la historia fabulosa inventada o tradicional que tras una
interrupción de Sócrates u otro personaje aparece en los diálogos).
Carlos García Gual da una descripción más laxa, que es también práctica y sin meterse en
complicaciones teóricas. Para él los mitos platónicos son narraciones de “uso
propio”, inventadas por Platón, unas más parecidas a las alegorías y otras más
parecidas a los mitos, posiblemente basadas sobre antiguas pautas con una
función explicativa, pedagógica y hasta religiosa.[6]
Parece que él no presenta objeciones para considerar algunas alegorías del
corpus platónico, como mitos platónicos.
Para María Isabel Santa Cruz un mito platónico es una
forma discursiva de exposición que se asocia con otras que también son
expositivas, o bien, con otras dialécticas y de las cuales echa mano Platón en
sus Diálogos. Esta forma discursiva se caracteriza por ser
una historia, una narración dramática bajo la condición de un análisis
conceptual llevado más allá de los límites de la existencia y conocimiento
humano (en este sentido es complemento de la dialéctica). Continúa una línea
argumentativa mediante su poder de persuasión que no pretende engañar, pues
posee un núcleo de verdad mezclado con la ficción.[7]
Todavía más restringido es el concepto de Josef Pieper
de mito platónico. Entiende por mito una narración que toca las esferas humana
y divina, que tiene un lenguaje simbólico y cuya autoría no está en su narrador (a excepción del caso platónico, quien paradójicamente es
pos-narrador y a la vez autor). La historia mítica tiene que ver con lo que se
expresa en ella misma, no es una alegoría de otra cosa, aunque expone una
verdad que escapa a la aprehensión racional, ya que se refiere a
acontecimientos que escapan del tiempo histórico. Por ende, mitos platónicos en
estricto sentido, son para Pieper solamente: la historia del Timeo sobre la creación del mundo, el
relato del banquete sobre la forma originaria y caída del hombre de Aristófanes
y mitos escatológicos del Gorgias, la
República y el Fedón.[8]
Como vemos, García Gual presenta una acepción más
amplia que abarcaría tanto a la alegoría, la analogía y el relato verosímil.
Dado que no existe la forma en sí de un mito platónico, tomaré su acepción como
la más práctica y menos prejuiciosa para tratar el asunto. De hecho, esa acepción de narración de uso propio, es
compatible con la definición de Stewart (deslindada de los supuestos teóricos
de él mismo autor anglosajón).
J.A. Stewart, María Isabel Santa Cruz y Josef Pieper
–autor en el que ella se basa- ofrecen concepciones más problemáticas. Lo que
Santa Cruz añade a Pieper es el énfasis en el carácter discursivo de los mitos
dentro de la obra platónica y, especialmente, pretende señalar la complejidad
del método filosófico platónico. En cambio, Piepper pretende, desde una postura
marcada por su fe cristiana, mostrar a un Platón creyente a través de unos
relatos que encierran de manera
simbólica verdades teológicas respecto a la creación, el pecado original y el
fin de los tiempos.
Por ende, si mitos platónicos son aquellas narraciones
fabulosas de uso propio –con autoría personal o colectiva- en el corpus
platónico, que aparecen en los diálogos gracias a la interrupción o conclusión
de Sócrates o de otro personaje de la conversación de un diálogo, podemos hacer
una lista amplia –y no breve como la que proponer Piepper- de los mitos
platónicos:[9]
Mito Platónico
|
Subagrupaciones
|
Referencia
|
Mito
de Prometeo.
|
Protágoras 320 d - 332 d
|
|
Mito de Minos, Eaco y Radamanto.
|
Gorgias 523 a 526 d
|
|
Mitos
del Banquete
|
El
Andrógino
El
discurso de Diótima.
El
misterio del amor
|
Banquete 189 b 193 d
Banquete 202 d 212 a
Banquete 293 b 294 a
|
Mito
sobre el destino de las almas.
|
Fedón 107 d -114 c
|
|
Mitos
de la República
|
El
anillo de Giges
El
nacimiento de la Tierra o el caso fenicio.
Alegoría
de la Caverna
Er
el Armenio
|
Rep. II 359 d-360 b.
Rep. III 415 c 415 d.
Rep. VII 524 -
517 a
Rep. X 614 b -621 b.
|
Mitos
del Fedro
|
El
tronco alado
Las
cigarras
El
mito de Theuth
|
Fedro 274 c – 257 b.
Fedro 259 b - 259 c
Fedro 274 c - 275 b.
|
Los
tres mitos de los ciclos.
|
Político 268 e -274 e
|
|
Mitos
del Timeo ( 21 a - 92 c)
|
La
Atlántida y la ciudad ideal.
El
Demiurgo.
La
creación de los seres humanos.
|
Timeo 21 a – 21 d
Timeo 27 c – 29 d
Timeo 40 d – 44 c
|
Mito
de la Atlántida del Critias
|
Critias 108 e – 121 c
|
|
Mitos
de las Leyes
|
Los
ciclos de la humanidad.
Crono.
|
676
a – 682 e
Leyes 713 b – 714 a
|
Ahora bien, he de señalar que el concepto de mito platónico es un
concepto del platonismo. Falta dilucidar qué significa el mito para Platón en
términos de Platón (reiteraré frecuentemente esta idea al lector).
Mito platónico y dialéctica
Ciertamente que cuando García Gual señala que los
mitos platónicos son relatos con una función explicativa, pedagógica y hasta
religiosa, está metiéndose con el papel que tiene el mito dentro de la
filosofía platónica y su método.
Pues bien, un problema típico para los platonistas es
el de la oposición entre mito y dialéctica, ya que uno parece ser
no-argumentativo, en cierto sentido irracional, y la otra parece argumentativa
y racional.
John F. Callahan disiente de los pensadores que consideran que una
oposición entre el mito y la dialéctica.
Esto no es sostenible, al menos no con ingenuidad. Si algunos mitos se pueden oponer con la
dialéctica, otros no se pueden diferenciar de ella, como en el caso del mito
cosmogónico del Timeo.[10] Consecuentemente, el mito -en relación con la
dialéctica- tiene tres funciones: 1) recapitular o extender un argumento
dialéctico; 2) acompañar –y en cierto sentido- ser parte de un argumento
dialéctico (como en el caso del Timeo),
y 3) proveer un escenario en el cual tenga lugar un argumento dialéctico.[11]
De acuerdo con Callahan esta variedad de funciones es posible dado a
que Platón no piensa al mito como algo opuesto a una historia, lo cual equivale
a que no hay una oposición entre un relato ficticio y uno verdadero, y ambos
sirven para llegar a una verdad filosófica, siempre y cuando, se usen con el
método dialéctico apropiado.[12]
Hay una unidad entre mito, dialéctica e historia según su opinión.
El mito platónico no corresponde exactamente a la
mitología, pero se monta en ella y, en algunos casos, en los mitos
órfico-pitagóricos (si es que no los aceptamos como parte de la mitología
griega).
La lectura que dan los platonistas del mito platónico
es desde sus bases teóricas. Por ende, hay que abordar al mito y al mito
platónico desde Platón (sin anular la lectura contemporánea, sino más bien
contextualizándola). Hemos de decir, que
para Platón, pues, no existieron los mitos platónicos, sino simplemente los
mitos.
El mito según Platón
Ciertamente, ya Luc Brisson hizo un estudio muy
detallado y crítico de cómo entiende el propio Platón al mito. Esta tesis no
pretende repetir tal hazaña, sino, situarse en ella para ahondar en dicha línea
de investigación.
Dice Brisson que Platón entiende a los mitos como narraciones de recuerdos de datación y
fidelidad imprecisa conservados en la memoria de una colectividad a través de
un largo período de tiempo.[13] El
porqué unos recuerdos prevalecen sobre otros, si la memoria siempre es
perseguida por el olvido tiene que ver con los criterios de singularidad y
ejemplaridad, ya que uno presenta como extra-ordinario ese recuerdo, y el otro
muestra una gran significación en el sistema de valores de una colectividad
determinada.[14]
Los medios de transmisión de los mitos
son la palabra colectiva (pheme)[15] y
la audición (akoé)[16]. Ahora bien si la emisión y la recepción de los
mitos son procesos conjuntos, también lo es su fabricación de éstos. Es decir,
quienes transmiten y reciben el mito, lo fabrican, sea en un ámbito de oralidad
o sea en uno de escritura. Para Brisson en el caso de la oralidad,
emisión-fabricación-recepción son indisolubles, mientras que en el caso de la
literalidad, son separables en fabricación, emisión y recepción.[17] Ahora bien, de acuerdo con Brisson, en Platón
se esboza dicha transición de lo oral a lo escrito cuando se refiere a la
fabricación de los mitos.
Pero, bueno, este proceso de
emisión-fabricación-recepción, tiene ciertas fases: 1) narración, que era hecha
por profesionales (el poeta, el rapsoda, los actores y los coreutas), y no
profesionales, quienes son la mayoría y se expresan en cualquier circunstancia,
predominando dos características, según Platón: la edad avanzada y el sexo
femenino (eso tenía que ver con el
dominio de la información que tenían los
ancianos en una sociedad oral, y con la
primacía que tenían las madres y las nodrizas, respectos a los niños, en su
educación, como se constata en Rep.
II, 377 c 2, 4 y 378 d 7-e 1);[18]
2) la recepción, que tenía por destinatarios al público de los profesionales y
a los niños de los no-profesionales, quienes interpelaban a los emisores,
cobrando la forma de un debate, que revela un horizonte de expectativa que
denota que para que el poeta sea oído, tiene que ser aceptado lo que diga;[19]
3) la imitación, es en el acto de
comunicación del mito, la irrupción intensa del mensaje que pretende hacerse
semejante a la realidad del discurso que el discurso fabrica;[20]
4) la persuasión, pues el mito es una actividad lúdica y seria con gran
eficacia comunicativa, comparable con un hechizo o encantamiento, y que
permite, a través de su carácter lúdico, una libertad inigualable, pues ignora
las reglas de la realidad y no las pretende transformar utilitariamente.[21]
[1] Luc Brisson, Platón, las palabras y los mitos, tr. José María Zamora Calvo.
Madrid: Abada Editores, 2005, p. 6-10.
[2] Parece que el mito platónico fue un
problema para los platonistas a partir de la primera mitad del siglo XIX. C.
Crome escribió un libro sobre los mitos
platónicos en 1835.
[3] J.A. Stewart, (1904), The Myths of Plato, Centaur. Londres:
Limited Press, 1960, p. 24.
[4] Idem., p. 39.
[6] Platón, Mitos. Madrid: Siruela, 1998, p. 16-18.
[7] María Isabel
Santa Cruz, “Formas discursivas en la obra escrita de Platón”, en Jorge F. Aguirre Sala
(comp.). Las formas discursivas en la obra de Platón, UIA, Distrito Federal:
UIA, 1996, p. 19-21.
[8] Josef Pieper, Sobre los mitos platónicos, tr, Claudio
Gancho. Barcelona: Herder, 1983, p.
11-28.
[9] La presente lista está basada
en los listados hechos por Félix García
Moriyón y J.A. Stewart. Para Stewart son 11 los mitos platónicos, para García
Moriyón son 20. ¿Qué establece tal diferencia? Justamente la acepción más
amplia de este último, sin menos prejuicios teóricos.
[10] John F. Callahan,
“Dialectic, Myth an History” en H.F. North,
Interpretations of Plato.A Swasthmore Symposium. E.U.A: Mnemosyne Supp., 1977, p. 68 (desconozco la ciudad de
edición).
[11] Idem, p. 76.
[12] Idem., p. 77.
[13] He de acotar
que el mito, en términos de Platón también alude a cosas que son o bien que
serán, como lo veremos más adelante.
[14] Luc Brisson,
Platón, Las palabras y los mitos. ¿Cómo y
por qué Platón dio nombre al mito?, tr. José María Zamora Calvo. Madrid:
Abada Editores, 2005, p. 27-35.
[15] Dice Brisson,
apegándose al sentido que phéme tiene en el corpus platónico, que dicho vocablo
encierra dos sentidos: 1) palabra divina; 2) palabra colectiva (y qué ésta en
su simplificación puede llegar a la acepción de rumor, pero en su sentido más
usual en Platón significa tradición). Pheme, aparece en Rep. III 415 d 6 y rep.
V 463 d 6. Luc Brisson, Op. Cit.,
p. 43-45.
[16] La audición aparece en Rep. III 401
c8, y Rep. X 603 b 6-8. He de acotar que la transmisión de los mitos no sólo es
de transmisión oral, también es visual (gráfica o plásticamente). Platón supo
de la transmisión escrita de la memoria colectiva, pero la supedita a la
tradición oral, ya que la escritura puede debilitar la memoria de la persona
(cfr. Mito de Theuth).
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