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Mostrando entradas de junio, 2012

¿Quién es Enrique Peña Nieto?

Esta es la historia de un político cobijado por un grupo que surgió durante una guerra (la Segunda Guerra Mundial). El presente relato es más viejo que la existencia misma de su protagonista. Parece consumarse una profecía de otra época en la época de otra guerra, la de la Cruzada de Calderón. La predicción hecha en 1940 por Francisca Castro Montiel señalaba que seis gobernadores saldrían de Atlacomulco y uno sería presidente. El grupo tuvo sus inicios con Isidro Fabela, quien tras el asesinato del gobernador mexiquense Alfredo Zárate Albarrán,  un poderoso político que rivalizaba con el presidente de México.  Llegó en calidad de interino, convocado el 13 de marzo del 1942 por el presidente Manuel Ávila Camacho. Rápidamente, por medio de corruptelas, logró que el Congreso Estatal hiciera reformas que le permitieran erigirse en gobernador sustituto para el período 1941-1945. Este nuevo gobernador tuvo como mano derecha y administrador de las finanzas estatales a Alfredo del Mazo V

El derecho a la diferencia en el contexto del matrimonio y la adopción.

Como preámbulo, he de decir que mucha gente que se entera de exposiciones así, desconfía de su calidad y supone que quien da una charla sobre tal asunto, es porque tiene una orientación sexual distinta a la “común” y que desde su propio interés, sin objetividad, defiende a capa y espada su postura. Ya el asunto de la objetividad es muy complejo, pero digamos que ésta es posible como una intención metodológica de seriedad y veracidad.  En un ambiente radicalizado, tomar una postura a favor te convierte en un homofílico y, seguramente, en un homosexual de closet; tomar postura  en contra,  te convierte en un homofóbico y seguramente en un homosexual reprimido. Cualquiera de las dos opciones de esta disyunción termina en una misma conclusión. Qué ironía. Pero, para colmo, esta universalización de la homosexualidad ya es sintomática de una falacia que podría satanizar o santificar un fenómeno que debe ser entendido apropiadamente sin exaltaciones, ni condenas morales.  Pasemos a l