El objeto de la lógica matemática (lógica de primer orden)
Pareciera que todas las cosas poseen una forma, es decir, una
estructura determinada. Cuando decimos que una nube tiene forma de cocodrilo,
nos referimos a su figura; pero esa figura, nos hace suponer una estructura, al
menos en apariencia, similar. La "nube-cocodrilo" tiene forma de
nube, aunque también nos recuerda la forma de uno de esos animales. Es nuestra imaginación quien la relaciona con
ese reptil. Y si en un zoológico viéramos salir de un huevo a una criaturita
verde, escamosa, bocona, de ojos saltones, idéntica al monstruo de dos metros
de largo que puso esa nidada, sin duda afirmaríamos que ambos seres comparten
la misma forma. Una chica bien formada, es una chica bien estructurada de
acuerdo al modelo de mujer que tenemos en mente. La forma de un poema se capta
por sus estrofas, la extensión silábica,
sus versos, su rima, su musicalidad, etcétera.
El lenguaje tiene una forma, si consideramos que éste es una
“[...] entidad compuesta de una serie de sonidos, letras, gestos, señales,
etc., capaces de comunicar un mensaje”[1]. Básicamente pues, un lenguaje está compuesto
de un vocabulario y de una sintaxis.[2]
No obstante, existen, al menos dos tipos
de lenguajes: el natural ordinario y el lógico (o formal). El primero es el que
usamos cotidianamente para conocer,
valorar y prescribir, y podemos, a
través de él, hablar de los objetos, de las cosas que suceden en el mundo. Por
ejemplo: “Nancy es platicona”. El segundo
es el que utiliza un metalenguaje; es
decir, usa al lenguaje mismo para hablar del lenguaje y mencionarlo (metalenguaje).
Una expresión metalingüística sería: “Jazmín dice que Nancy es platicona”. Usamos el lenguaje para mencionar lo dicho ya
antes con el lenguaje.
El lenguaje lógico es un metalenguaje que, además, traza su
propia sintaxis (su propia estructura y reglas) a través del cálculo. El
cálculo es un sistema de relaciones que consta de: 1) símbolos elementales o
primitivos; 2) un conjunto de reglas que rigen tanto la formación de secuencias
entre los signos primitivos (es decir, cómo se deben escribir esos signos y
asociar entre ellos), como la transformación de las fórmulas que crean para
deducir otras fórmulas. Esos símbolos elementales, no representan significados
concretos, sino más bien formas lógicas que están vinculadas entre sí gracias a
las mencionadas reglas. Pensemos en el juego de ajedrez. Los símbolos
primitivos son las piezas, pero éstas sólo pueden moverse en cierta forma y realizar
comerse a otras fichas debido a las reglas.
Las
formas lógicas se captan de acuerdo al modo de relacionarse ciertos
pensamientos. Hay por lo tanto, aspectos
constantes y aspectos variables. El
enunciado "Anastasia es una película
y es un nombre", encierra constantes y variables. Coincide su forma
con la del enunciado "Cristina es
impuntual y su novio es mandilón".
En
realidad ambas oraciones son enunciados coordinados. Implican dos oraciones
simples que se vinculan gracias al concepto formal "y", que es constante y
refleja una relación común entre ambas partes de la proposición; es
decir, desempeña una misma función, no importa que sea Anastasia o Cristina, o
que sea una persona, un nombre o una
película, pues esos significados distintos que comparten una misma función se
llaman variables.
(Anastasia
es una película) y (es un nombre).
Variable constante variable
(Cristina
es impuntual) y (su novio es mandilón).
Ahora bien, el simbolismo de las formas lógicas, posee tres
niveles: 1) el estenográfico; 2) el lógico de orden cero y 3) el lógico de
primer orden.
El simbolismo estenográfico,
establece que cada palabra de un enunciado debe ser simbolizada, excepto el
verbo, el cual conserva su orden
topológico (es decir un lugar en el enunciado que no se puede alterar). Así
pues, si decimos: “Anastasia es una película desafortunada”, esto lo podríamos representar como: A es pd (donde cada letra representa una
palabra). La estenografía, es la
taquigrafía, es decir, la reproducción de un discurso abreviando sus palabras.
El simbolismo estenográfico hace eso; por lo tanto el símbolo estenográfico es
la abreviatura de una palabra respetando su orden dentro de un enunciado.
En cambio, el simbolismo de orden cero es más abstracto.
Tenemos que concibe en un enunciado determinado que hay un
sujeto y un predicado en relación y, de alguna manera, es una forma
compartida por todos los enunciados posibles. Así “Anastasia es una película”, se transforma en: S es P. Donde Anastasia es un sujeto y película es un
predicado.
Luego, si observamos varios “objetos” de nuestra mente que
tienen la forma de “S es P”, en realidad, podemos simbolizar esa forma con una sola
letra que represente la unidad
entre el sujeto y el predicado. Dicho en
cristiano, el simbolismo de primer orden, representa enunciados con una sola
letra. Así pues, “Pablito clavó un
clavito” se puede simbolizar con la letra A (o cualquier otra letra).
Este es el simbolismo de primer orden, el cual partió desde
el simbolismo de orden cero:
Anastasia
es una película Juan es bombero Él es marciano
A es
P J es
B E es M (orden
S es P (orden cero)
A
(Primer orden)
Pero la lógica matemática, además de representar, también
concibe a lo representado como una ecuación, es decir, como un enunciado que
establece una igualdad –muchas veces no evidente- entre dos cosas.
Hay cuatro funciones lógicas básicas:[3]
la contradictoria, la conjuntiva, la disyuntiva y la implicativa. Más adelante
lo veremos. Basta por el momento decir que el
objeto de estudio de la lógica simbólica son las formas del
pensamiento.
Entonces, el interés de esta disciplina efectivamente es lo
abstracto. Más que el estudio de los contenidos o significados concretos de
nuestros pensamientos, le interesa la forma general en que se relacionan
éstos. Así pues, sucede en la lógica
simbólica lo que sucede en la física (y en otras ciencias). Al científico que estudia
la velocidad, le importa la velocidad en
general y no nada más la de su carro. Y si quiere explicar la rapidez de su
automóvil, antes tiene que comprender esa forma llamada "velocidad".
Si yo tengo dos naranjas en mi mochila y guardo otras dos,
obtengo cuatro naranjas en mi haber. En matemáticas, este sencillo hecho se
expresa mediante una suma:
2 +2 = 4.
No obstante, dicha operación podría ejecutarse con peras o
discos compactos, en vez de utilizar tales cítricos. Hay una función llamada
"suma" que trasciende a los objetos mediante los cuales ella se realiza.
Más aún. Remplacemos
al primer “2”
de la mencionada suma por una "b",
quedando la siguiente ecuación:
b + 2 = 4
En este caso, sabemos que detrás de "b", se oculta
el número que hace verdadera esa suma: el 2. Luego, sustituyamos el otro
sumando restante por la letra "c":
b + c = 4
Ahora,
no sólo el número 2 hace verdadera a la adición de "b" y "c"; también el número negativo "-2" y el
positivo "6" podrían hacerla verdadera. O bien la suma de 0 y 4:
(-2) + 6 =
4
0
+ 4
= 4
2 + 2 =
4
Compliquemos
más la situación. Si cambiamos el 4 de la suma original por la letra d.
Tendremos una forma realmente abstracta:
b + c =
d
Una infinita cantidad de combinaciones de números hace
verdadera a esta operación.
Bueno, tal vez, el lenguaje se desarrolla de una manera parecida y se pueden realizar operaciones así.
Consideremos la siguiente proposición:
"Si el América pierde contra las Chivas,
entonces yo me rapo".
La frase anterior se constituye de dos enunciados más breves:
"El América pierde contra las Chivas"
y "yo me rapo". Ambas
oraciones están vinculadas por la
construcción adverbial: "si... entonces". Consecuentemente, usaremos unos paréntesis
para simbolizar un gran enunciado compuesto de dos más simples:
Si (el América pierde contra las
Chivas) entonces (yo me rapo).
Sustituyendo el enunciado contenido dentro del primer
paréntesis por la letra “G", resulta la siguiente proposición:
Si (G) entonces (yo me rapo).
Ya sabemos qué enunciado hace verdadera a la sentencia
anterior. Pero también, podría ser significativa si dijéramos:
Si (me salen piojos) entonces (yo
me rapo).
Si (Carlos Salinas se hace un
implante de pelo) entonces (yo me rapo).
Los tres enunciados pueden cubrir la misma función. Sin
embargo, no se reprsentarían igual. Usaríamos G para “Si el América pierde
contra las Chivas” y otras letras cualesquiera para “me salen piojos” o “Carlos
Salinas se hace un implante de pelo”.
Continuemos. El turno le toca al segundo enunciado: “yo me
rapo”. Lo cambiaremos por la letra "H":
Si (G) entonces (H).
Una multitud de posibilidades haría elocuente esta
proposición. Sin embargo, G y H responden a un significado distinto, aunque no
sepamos exactamente cuál, una vez que se realizó la sustitución. Igual que en
la suma en la aritmética, en la lógica hay una función llamada implicación, que
relaciona de cierta forma a enunciados, cuyas significaciones pueden ser
variadas.
[1] José Ferrater y Hugues Leblanc,
Lógica matemática, FCE., México,
1992, p. 9.
[2] Alfredo Deaño, Introducción a la
lógica formal, Alianza, Madrid, 1990, p.
45.
[3] También conocidas como
funciones de verdad, proposicionales o formales. Algunos lógicos hacen
distinción entre ellas y dicen que no son lo mismo.
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