¿Qué es el nihilismo?

El concepto de nihilismo es un poco engañoso en la Filosofía. Etimológicamente significa la doctrina de la nada. Viene del latín “nihil” que significa “nada” y del alemán “ismus” que significa “doctrina”.[1] También se suele decir que nihilismo proviene de la negación “ne” y de “hilum” que significa hilo.  Es decir genera la imagen de un hilo roto, de la ausencia de ataduras.[2] El término es más o menos de antigua acuñación, pero la popularización de su uso es relativamente reciente.   En la Edad Media San Agustín llamó nihilistas a los que no creían en Dios   lo mismo que Gualterio di San Vittore  usó el vocablo nihalianismus  para referirse a la herejía que negaba la dimensión humana de Cristo.  Luego, en 1733 reapareció el término con F.L. Goetzius en De nonismo et nihilismus in theologia.  Pero también en el cristianismo el nihilismo tenía una función especial. Así, para el maestro Eckhart era una vía negativa y mística hacia Dios. Durante la Revolución Francesa también fue usada la palabra nihilismo para referirse a aquellos que no estaban ni a favor ni en contra de esa lucha, como se atestigua en el discurso de Anacharsis Cloots del 27 de diciembre de 1793.
 Al parecer el primero en usarlo filosóficamente fue William Hamilton en su obra Lectures on Metaphysics. El sentido con el que surgió fue el de la negación de una realidad sustancial (reacción en contra de la ontología escolástica). Por ende el nihilismo para él era el fenomenismo de Hume. En el siglo XVIII se concibió al nihilismo como una negación de las evidencias del sentido común, sea porque destruye todo supuesto, sea porque aniquila la realidad objetiva. El término nihilismo apareció ya en Fichte y Hegel. Su uso se había esparcido en el vocabulario filosófico. Pasquale Galluppi definió la negación del movimiento de Zenón de Elea como nihilista (1845). No obstante el que suele ser designado como primer nihilista es Gorgias de Leontini con sus tesis (nada existe, si existiera no se podría conocer, si se conociera, no se podría comunicar). En realidad más que un loco necio, Gorgias atacó las fundamentaciones presocráticas del principio de todas las cosas. Lo mismo se le atribuye a Protágoras y a Metrodoro. Ahora bien, quien suele ser pensado como el mejor expositor del nihilismo es Federico Nietzsche. Quien popularizó culturalmente, ya no sólo en ámbito de la Filosofía la noción del nihilismo fue la novela de Padres e hijos de Turgueniev.
Así pues se ha señalado que el nihilismo puede ser epistemológico, como el que propone Hamilton, puede ser moral o puede ser metafísico. El primero ataca la fundamentación del conocimiento de la realidad en sí, el segundo a la ética y el tercero la creencia en una realidad como tal (nadie en realidad lo sostiene, porque es la negación de la existencia de la realidad).  También puede tener un sentido existencial  de una concepción del mundo fatalista, pesimista, aniquilacionalista que niega el sentido de la vida. Puede expresar una postura personal, como la Schopenhauer, que creyó que la vida es un error, un castigo, una deuda contraída al nacer que no tiene ningún sentido excepto la reproducción y la conservación (por lo que cualquier proyecto sería una imposición del hombre de un sentido); o una visión comunitaria, como el “nihilismo europeo” del que habló Nietzsche sobre unos valores decadentes sostenidos en Europa.  Pero también el nihilismo puede tener un aspecto positivo al ser una ruptura con un sistema de valores pasivo tradicional enajenante, que permite elegir y dar sentido personalmente a las cosas de manera creativa, rechazando una razón fuerte y unos valores últimos. Bajo esa línea, se puede entender como una destrucción de la metafísica, como una negación del ser en sí en función del ser para sí, como una afirmación de la libertad (de la voluntad de poder) como creadora de valores o como  una negación de la voluntad para evitar el dolor del ego, del deseo (como en el budismo o con Schopenhauer).  También el nihilismo fue una corriente política del siglo XIX ruso que proponía la aniquilación de las instituciones políticas.
En términos generales se puede decir que los nihilismos son puntos de vista de que ningún valor o creencia tradicional está bien fundado.[3] Muy frecuentemente el concepto de nihilismo se puede identificar con el de relativismo en el sentido de que  hay una negación de un absoluto y con el escepticismo porque cuestiona el conocimiento de algo.[4] El nihilismo se asocia también con la noción de alejamiento de lo establecido, de una destrucción de lo dado generada por una inconformidad. Nicolá Abbagnano dice que el nihilismo denota un profundo malestar de la cultura contemporánea con un desencanto y fragmentación de la imagen del mundo (secularización y racionalización).[5] El nihilismo contemporáneo se caracteriza por tres rupturas: la relación hombre-naturaleza, la relación hombre-Dios, la relación del hombre consigo mismo. Se suele señalar que el nihilismo no es una doctrina, sino es un estado y comportamiento que asume la soledad irreductible del individuo y la reivindicación de la libertad.  Pero, a la vez, permite una actitud crítica y activa hacia las convenciones sociales y las tradiciones que en el ámbito de la educación  resulta benéfica.[6]

Bibliografía


José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, edit. Ariel, t. III, Barcelona 2001,  entrada: nihilismo.
Monique Canto-Sperber, Diccionario de Ética y de Filosofía Moral, t. II, FCE, México, 2001, entrada: nihilismo.
NIcolá Abbagnano, Diccionario de Filosofía, FCE, 2ª ed., México, 2012, entrada: nihilismo.




[1] Guido Gómez de Silva, Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, edit. FCE, 2ª ed., México2009., entrada: nihilismo.
[2]  Monique Canto-Sperber, Diccionario de Ética y de Filosofía Moral, t. II, FCE, México, 2001, entrada: nihilismo.
[3] Ibídem.
[4] Ted Honderich, The Oxford Companion to Philosophy, Oxford University Press, 2ª ed., E.U.A., 2005, entrada: nihilism.
[5] NIcolá Abbagnano, Diccionario de Filosofía, FCE, 2ª ed., México, 2012, entrada: nihilismo.
[6] Rafael Gil Colomer (editor), Filosofía de la Educación Hoy. Diccionario Filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997, entrada: nihilismo.

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