Diccionario de Filosofía EUNSA

Ciertamente la obra más reciente de importancia en la producción editorial de Diccionarios de Filosofía en lengua española es la que realizó la Universidad de Navarra a  través de Ángel Luis González, quien fue el editor que coordinó una obra colectiva de más de 70 doctores en Filosofía de preparatorias y universidades de España y América Latina que tiene por mercado a los estudiantes de Filosofía de grado y posgrado, a los profesores de educación media y universitarios y para un público culto.  El mencionado editor es catedrático de Metafísica de la Universidad de Navarra. 
                El texto fue publicado en 2010. Posee pocas entradas en comparación con otras obras: 296.  Tales artículos se refieren a términos, no a nombres. Tales términos son abstractos en su mayoría y responden al interés de una cosmovisión filosófica cristiana.  La extensión promedio de cada entrada es de cuatro páginas.[1]
Cada artículo tiene la firma de su autor y una bibliografía sucinta. Obviamente se percibe una diferencia de enfoques en los distintos artículos, que es inevitable, teniendo sus pros y contras. No obstante,  ofrece un estado de la cuestión de las entradas que tiene el diccionario actualizado,  aunque lamentablemente he de reconocer que domina un enfoque cristiano que no necesariamente es malo, pero que muestra algunas interpretaciones sesgadas como se observan en algunas entradas, como la del "relativismo", por ejemplo, ya que lo considera como un pensamiento decadente  tomando una postura que no es neutra y que habla al lector como si esa fuera la postura de toda la Filosofía. Si el lector es cuidadoso, podrá entablar un diálogo y hasta un disenso provechoso con el diccionario.
Para Francisco Fernández Labastida este diccionario es valioso porque le parece más vigente que el diccionario de Ferrater Mora, el cual le parece un poco obsoleto en su información, cosa que a mí me parece exagerada de su parte; y el otro valor que le encuentra es que es una obra escrita en español que refleja la vitalidad de la reflexión filosófica de nuestra lengua que no empobrece por las traducciones de otros diccionarios de otros idiomas. Claro que es bueno apoyar este tipo de empresas en Hispanoamérica, pero no veo por qué haya de haber un empobrecimiento en la traducción de otras obras. Tal actitud pecaría de lo mismo que pecan aquellos que consideran que en español no se puede hacer Filosofía. Lo que enriquece es tener obras hispanas y extranjeras traducidas de calidad. Como sea, esta herramienta bibliográfica es evidentemente útil para cualquier persona inserta en el área de la Filosofía.


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