El conflicto phýsis-nómos

Phýsis viene del verbo fyséw que significa nacer, arrojar, respirar, dilatar, soplar.[1] Tiene que ver con el crecimiento, la vida, lo natural, pues su verbo fíomai, se usa para representar el nacimiento para sí, es decir, justamente el crecimiento, por es podemos encontrar la raíz fyn en palabras tales como fytón (árbol), fyma (brote), fyllon (hoja), fytu y fytúma (planta en ambos casos), fylon (raza), fylê (tribu).[2] Precisamente  phýsis es la naturaleza, es decir,  el proceso que arroja, da nacimiento, hace respirar, soplar, dilata.[3]
Pero más aún, la raíz de phýsis, viene del indoeuropeo bhu, “cuya significación primaria está emparentada con el más importante de los verbos humanos y la más esencial de todas las palabras: ser”.[4]
Esta última acepción hace sospechar que la phýsis tiene una velada carga semántica de corte ontológico, que en una primera instancia se tradujo en la referencia al “mundo de los fenómenos externos y de aquí pasó a designar el substratum que les sirve de base y con el cual está íntimamente unidos”.[5] 
Así pues,  no es de extrañar que en el primer naturalismo monista –como dijo Rodolfo Mondolfo- naturaleza  significara fuente y principio universal del devenir[6] y que, según Raimundo Paniker -quien se apoya en Rivaud-, supondría “el elemento permanente que sobrevive al devenir y que asegura, a través de la serie de nacimientos y cambios, la unidad inconmovible del ser”.[7] Con mayor sencillez lo expresa Kerferd: “Central to the meaning of the term is the static concept of “the way things are”.[8]
Podríamos pensar que lo que nos dicen Paniker y Kerferd respecto al carácter estático de la naturaleza está en contradicción con el proceso que denota dicha palabra etimológicamente, es decir, el dinamismo de las cosas.  Sin embargo, es estático frente a la injerencia del hombre para originar o transformar al gusto dichos procesos de generación y  crecimiento, pero no porque ellos mismos de suyo sean estáticos. Francis Macdonald Cornford explicó ambas acepciones de la naturaleza de la siguiente manera:
Statically conceived, Nature means the system of all phenomena in time and space, the total of all existing things; and the ‘nature’ of a thing is its constitution, structure, essence. But it has never lost its other, dynamic, side –the connotation of force of primordial, active, upspringing energy– a sense, which as its derivation shows, is original.[9]

Si por un lado existe la naturaleza, que está ya dada al hombre con su dinamismo y estaticidad, también existe el nómos, como aquello que el hombre se da a sí mismo. Carlos García Gual lo equipara con la “convención”[10], pero según cuenta Antonio Melero, nómos “apunta  por lo general a orientaciones o disposiciones que afecta a la vida o la conducta de las personas o de las cosas”.[11] 
Nómos es uso, costumbre, manera, orden, derecho, fundamento, regla, norma, ley, prescripción, estatuto, ordenanza, máxima.[12] Ahora bien:
Para los pertenecientes a la época clásica, nómos era algo en lo que nomízetai, es decir, algo en lo que se cree, algo que se practica o que se da por bueno; primitivamente, algo que németai, algo que es repartido, distribuido o dispensado. Presupone, por tanto, un sujeto activo -creyente, practicante, o dispensador-, una mente de la que el nómos emane.[13]

F.M. Cornford dice que nómos en un sentido arcaico tiene una significación espacial: la de un rango o provincia donde poderes definidos son practicados legítimamente, donde el poder es ejercido en límites espaciales o departamentales. Para ello se basa en el significado del verbo “nemein” (distribuir).[14] Mas el nómos no solamente es espacialidad, sino también actualidad dueña de sí. Vaya, el  nómos es lo que se establece:
The term nómos and the whole range of terms that are cognate with it in Greek are always prescriptive and normative and never merely descriptive –they give some kind of direction or command affecting the behaviour and activities of persons and things.[15]

Pero en el caso de lo humano, también implica no sólo el creer o el practicar -como ya había señalado Guthrie- de una manera que podríamos sospechar que es meramente pasiva respecto a la voluntad, sino,  también el nómos es activo:
“The cognate “nomizo”, traditionally “I think”, should perhaps be taken as meaning “I Accept” or “I approve” (that it be so, etc), nomizetai as meaning “it is accepted right”, while nemetai means “is assigned as the right portion” and Nemesis means either the assignment of the right portions or where necessary the correction of a wrong assigment of portions”.[16]

Semejante presencia de la voluntad puede explicar la existencia del nómos como una ley producida por el polítês y la politeia, ya que la política y la legislación no se reducen a un mero acto legal, sino a un auténtico acto vital, resultante de lo más íntimo del  ciudadano al elaborar su vida. De ahí que en esta elaboración, confluyan un aluvión, una multitud de construcciones, historia, tradición, cultura [en el sentido restringido  de un saber refinado], educación, costumbre, que el griego, designaba con un solo término: nómos.[17]
Cierto que en la cultura hay una dimensión pasiva que se esbozó ya en lo repartido y en la espacialidad a la que aludía (y que trasciende a los sujetos individuales). Eso explica  la divinización de la Nemesis, la cual fue entendida como una presencia sagrada en un nemos (arboleda que fungía como un templo primitivo) y que derivó en la abstracción  de la venganza o el odio avenida a la transgresión.  Se entra en un espacio al que no se debe porque uno es ajeno a su distribución y ésta tiene que ser corregida (por medio de la voluntad).[18] En consecuencia, lo anterior, puede ser un símbolo de la dinámica social.
En conclusión, el nómos es algo que se impone, pero también hay una parte activa, que, refleja la voluntad de los hombres.[19]
El dinamismo y estatismo de la phýsis y la actividad y pasividad del nómos no sólo eran aspectos distintos de dos fenómenos diferentes, también se entremezclaron mutuamente.  Nómos y phýsis no siempre estuvieron en tajante oposición y “no debe parecernos pues paradójica la expresión nómos physeôs, que designa no sólo los procesos naturales, sino también todo aquello que la naturaleza urge o exige hacer”.[20] El propio Cornford acepta una unidad primitiva –previa al individualismo de la Ilustración Griega- entre ambos conceptos. Dicha unidad la concibe teóricamente mediante una comparación entre la sociedad primitiva griega y el clan totémico. Afirma que el grupo social y sus especies totémicas constituyen un todo:
If the nature or essence of a class of things is something which all of them have, and which nothing else has, in an early stage, when practical interests are paramount and desinterested speculation is unknown, the essential ‘nature’ will be nothing but the social importance of the group-all that is expected of that division of society.[21]

Desde la poesía, podemos detectar un acompañamiento e identidad entre la phýsis y el nómos, afín al diagnóstico de Cornford si consideramos que la palabra (el logos) es un producto típicamente considerado como nómico:
Cuando Píndaro y Baquílides hablan de una gloria que crece, que hecha raíces, no se trata de una mera imagen literaria. La palabra es concebida verdaderamente como una realidad natura, como una parte de la Phýsis. El logos de un hombre puede crecer tanto como decrecer, marchitarse [...] Asociada  a las Erinias y las Cárites [potencias de fecundidad], la palabra está siempre sometida a las leyes de la Phýsis, a la fecundidad y a la esterilidad de los seres vivos.[22] 

 Paniker, en vez de hacer tal tipo de analogía (sociedad primitiva griega-clan totémico)  -que aunque interesante es polémica-, prefiere seguir a Reinhardt, quien en los fragmentos 6 y 8 de Parménides detecta la polaridad phýsis-nómos, pero no como la de dos opuestos diferentes totalmente, sino como una propia dualidad o escisión de la naturaleza que al mismo tiempo es realidad auténtica y recóndita de las cosas y apariencia fenoménica (entiéndase como se entienda).[23]
Antonio Alegre ha interpretado que para Parménides: “[...]la única<<phýsis>> [sic] existente realmente es el Ser inmutable, captable sólo por la razón, no puede existir ningún tipo de convención, de nómoi, de variaciones, de alteridades o positividades diferenciadas. Sólo habrá una phýsis, que aquí deviene en racional [...]”.[24]  Esta problemática (phýsis-nómos) aterrizada en la reflexión antropológica, la verá su contemporáneo Heráclito en el fragmento 114, como la oposición entre “la ley intrínseca de las cosas inserta en su interior por la misma Divinidad, y el nómos, lo que la humana industria establece en toda su amplitud (incluso gnoseológica), aunque en última instancia participe –se alimente- de la ley divina, de la misma físis [sic]”.[25]
Por lo tanto, cuando históricamente en el ámbito de la filosofía surge una oposición entre ambos conceptos, se debe al derrumbe de ciertas concepciones respecto a los dioses y la religiosidad, la caída del sistema aristocrático y el ascenso del democrático y también la caída de ideas ingenuas respecto al lenguaje (como la idea del ser).[26]
 Filosóficamente podemos concluir, pues que la naturaleza y la cultura en el hombre, no se pueden separar, ya que el hombre es un ser naturalmente cultural: “La conciencia persigue en lo físico su otro y aquello que por sí se forma, mientras el tener presente de la conciencia misma aparece como un ser en lo físico y a través de ello”.[27]
Claro que en los sofistas ésta unidad será  planteada críticamente,[28] favoreciendo a un elemento o a otro, pero que lleva como consecuencias últimas: 1) la ruptura con los valores tradicionales, 2) búsqueda racional del propio interés, 3)exigencia de la autonomía de la voluntad y rechazo de la dependencia ciega.[29]




[1] José M. Pabón, Diccionario Manual Griego-Español, 17ª ed., Biblograf, Barcelona, 1996, p. 633; y George Briscoe Kerferd, The Sophistic Movement, Cambridge University Press,  Cambridge, 1984, p. 111.
[2] Raimundo Paniker, El concepto de naturaleza.  Análisis histórico y metafísico de un concepto,  Consejo Superior de Investigaciones Científicas/Instituto “Luis Vives” de Filosofía,  Madrid, 1951, p. 83.
[3] W.B. Veazie seleccionó  34 casos donde la palabra fúsis significaba varias cosas, agrupándolos en los siguientes campos: 25 veces se refería a los seres humanos; 3 veces a personificaciones; en una se refería a plantas, pájaros, órganos corporales, al poder vital de la tierra y a las nubes. En todos estos casos siempre se refiere a seres animados o bien seres inanimados, pero que son causa de su movimiento.  Entonces su polisemia se torna evidente y muestra sentidos tales como “naturalmente”, “naturaleza de persona”, “carácter”, “por naturaleza”, “fuerza” “habilidad”, “potencia”, “poder propio”, “habilidad innata”, “espontaneidad innata”, “ser bueno para algo”, “desarrollo físico de la juventud”, “clase”, “temperamento” (Salvador Rus, El problema de la fundamentación del derecho. La aportación de la sofísitca griega a la polémica entre naturaleza y ley, Universidad de Valladolid,  Valladolid, 1987, p.  15-16).
[4] Ibidem, p. 83-84.
[5] Ibidem, p.  104.
[6] Rodolfo Mondolfo,  En los orígenes de la  filosofía de la cultura, 2ª ed., Hacchette,  Buenos Aires, 1960,   p. 66-67.
[7] Raimundo Paniker, Op. Cit, p. 119.  
[8] George Briscoe Kerferd, The Sophistic Movement, Cambridge University Press,  Cambridge, 1984, p. 111.
[9] “Estáticamente concebida, Naturaleza significa el sistema de todos los fenómenos en el tiempo y el espacio, la totalidad de las cosas existentes; y la ‘naturaleza’  de una cosa es su constitución, estructura, esencia.  Pero jamás ha perdido su otro lado dinámico -la connotación de lo primordial, de lo activo, energía emanadora-, sentido que como su derivado muestra, es originario” (la traducción es mía). Francis MacDonald Cornford, From Religion to Philosophy, Princeton University Press, Princeton, 1991, p. 73. Por ello Salvador Rus Rufino dice que se puede concluir quela fúsis  es un nombre que se verbaliza en lo que podríamos llamar una articulación verbal-nominal de carácter temporal en presente. Ahí verbo y nombre son inseparables y se da un juego entre el cambio y la estaticidad. Así pues, la phýsis es lo que está siendo en cuanto que es, lo que explica el proceso que siguen las cosas para llegar a ser y lo que permanece cuando las cosas han sido engendradas cuando son (Salvador Rus, El problema de la fundamentación del derecho. La aportación de la sofística griega a la polémica entre naturaleza y ley, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1987, p. 21-22).
[10] Carlos García, “Los sofistas y Sócrates” en  Victoria Camps (coord.), Historia de la Ética. 1. De los griegos al Renacimiento,  Crítca, Barcelona, 1988, p. 45.
[11] Sofistas,  Testimonios y fragmentos, Gredos, Madrid, 1996, p. 129.
[12] Francis MacDonald Cornford, From Religion to Philosophy, Princeton University Press, Princeton, 1991, p. 412. Tiene otros significados como musical, melodía, canción.
[13] W.K.C. Guthrie, Historia de la Filosofía Griega, t. III,  trad. de Alberto Medina González, Gredos, Madrid,  1988,  p. 65.
[14] Francis MacDonald Cornford, From Religion to Philosophy, Princeton University Press, Princeton, 1991, p. 29 y 30.
[15] “E l término nómos y todo el rango de términos que están emparentados con él en griego son siempre prescriptivos y normativos y nunca meramente descriptivos: dan un cierto tipo de dirección o comando  afectando el comportamiento y actividades de las personas y cosas” (la traducción es mía).  George Briscoe Kerferd, The Sophistic Movement, Cambridge University Press,  Cambridge, 1984, p. 112.
[16]  “La expresión nomizo, tradicionalmente aceptada como “yo pienso”  quizá debería ser concedida como “Yo acepto” o  “Yo apruebo”  (que así sea, etc) y su derivación nomizai,   tomada como “es bien aceptado”,  mientras que nemetai, signifique “lo aceptado en la porción apropiada”  y némesis también signifique la asignación de porciones apropiadas  o, en el caso necesario,  de la corrección de proporciones mal asignadas” (la traducción es mía). Ibid.
[17] Salvador Rus, Fundamentación del derecho. La aportación de la sofística griega a la polémica entre naturaleza y ley. Universidad de Valladolid, Valladolid, 1987. p.  53 y 65.
[18] Francis MacDonald Cornford.  From Religion to Philosophy, Princeton University Press, Princeton, 1991,  p. 32.
[19] Es verdad que se ha dicho que los griegos no creías en la voluntad, ni en la libertad, sino acaso tardíamente hasta Sócrates. El creador de esta tesis tan difundida fue Chr. Voigt, quien observó que en Homero no había ningún verbo para expresar la acción de decisión y de ahí se infirió que no tenían concepto de voluntad. A este prejuicio hemos de añadir otro de Jaeger, quien observó que las accioens de los héroes no aparecen motivadas por un análisis de sus sentimientos y pensamientos interiores, sino por la exterior influencia de los dioses y acontecimientos. No obstante, basándonos en Dodds, podemos refutar lo anterior con el propio testimonio de la Ilíada 11, 403 ss y Odisea 5, 535 ss, donde  se muestran decisiones razonadas, es decir tomadas.  Veamos dichos fragmentos. Comencemos con el de la Ilíada, donde Ulises dice: “¡Ay de mi! ¿qué va a ser de mí? El mal es grave si huyo y me dejo intimidar por la masa. Mas estremecedor es si me cogen solo, ahora que el Cronión ha puesto en fuga a los demás dánaos.¿Pero por qué mi ánimo ha suscitado este debate?”. Ahora el texto de la Odisea, donde nuevamente Ulises dice: “¡Ay de mi! ¿No será que algún dios trame nuevas astucias en mi daño al mandarme en tal modo dejar la armadía? No haré caso de tan pronto a su orden, que aun vi muy lejana esta tierra que ha dicho será mi refugio, mas esto voy a hacer, que en verdad me parece mejor [...]” . Así pues una línea del reconocimiento tácito de una subjetividad ha sido aceptada por Gentile (al menos en la mayéutica de Sócrates,  la gnoseología de los sofistas, cirenaicos y escépticos), el propio Hegel, Nietzsche (en el subjetivismo antropomórfico del mito previo a los sofistas)  Karl Joël (en el naturalismo presocrático, que veía  en la phúsis un proceso viviente) y hasta por el propio Jaeger cuando afirmó –como observa Mondolfo- que el descubrimiento del cosmos como legalidad de las cosas sólo pudo haberse realizado en lo profundo del alma humana. 
(HOMERO, Ilíada, trad. de Emilio Crespo Güemes, Gredos, Madrid, 2000 (Biblioteca Básica Gredos); -Odisea, trad. del griego de José Manuel Pabón, Gredos, Madrid, 2000 Biblioteca Básica Gredos; E.R. Dodds, Los griegos y lo irracional, trad. del inglés de María Araujo, Alianza, Madrid, 1996, p. 32-33, n.31; Rodolfo Mondolfo,  La comprensión del sujeto humano en la cultura antigua,  EUDEBA, Buenos Aires, 1968, p. 27 y ss; 42 y ss).
[20] Sofistas,  Testimonios y fragmentos,  trad. del griego de Antonio Melero Ballido, Gredos, Madrid, 1996, p. 37.
[21] “Si la naturaleza o esencia de una clase de cosas es algo que todas ellas tienen y  que nada más tienen, en un estadio temprano, cuando los intereses prácticos eran superiores y la especulación desinteresada era desconocida,  la esencial naturaleza no sería otra cosa que la importancia social del grupo: todo lo que se espera de la división de la sociedad” (la traducción es mía).Francis MacDonald Cornford, From Religion to Philosophy, Princeton University Press, Princeton, 1991, p74-75.
[22]  Marcel Detienne, Los maestros de verdad en la Grecia Arcaica,  trad. del francés de Juan José Herrera, Taurus,  Madrid, 1982, p. 63.
[23] Raimundo Paniker, El concepto de naturaleza.  Análisis histórico y metafísico de un concepto, Consejo Superior de Investigaciones Científicas/Instituo “Luis Vives” de Filosofía, Madrid, 1951, p. 114.
[24] Antonio Alegre, La Sofística y Sócrates. Ascenso y caída de la polis, Montesinos, Barcelona, 1986, p. 26.
[25] Raimundo Paniker, Op. Cit,  p. 114-115. 
[26] AntonioAlegre, Op. Cit, p. 23.
[27] Antonio Escohotado, De phýsis a polis. La evolución del pensamiento filosófico griego desde Tales a Sócrates, 2ª ed., Anagrama,  Barcelona, 1995, p. 26.
[28] Así pues Gadamer prefiere pensar que la relación de oposición phúsis- nómos es exclusiva de la sofística, como un planteamiento respecto al lenguaje: si este procede de la naturaleza o de la norma (nómos). Por lo tanto, la relación phúsis-nómos en Heráclito sería un anacronismo (Hans Georg Gadamer, El inicio de la filosofía occidental, trad. del alemán de Alfonso Diez y María del Carmen Blanco, 2ª ed,  Paidós, Barcelona, 1999, p. 42-43).
[29]  Sofistas, Testimonios y fragmentos, trad. del griego de Antonio Melero Bellido, Gredos, Madrid, 1996, p. 37.

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