Clasificación del Concepto


A lo largo de la historia del pensamiento filosófico, muchísimas clasificaciones de las ideas se han elaborado. Una infinidad de criterios  ha sido adoptada y, a veces, parece que no hemos terminado de ponernos de acuerdo al respecto.
Ciertamente, las ideas pueden estudiarse desde varios ángulos: su surgimiento, sus propiedades (comprensión y extensión), las cosas a las que se refieren, cómo son conocidas por los sujetos, la relación de las ideas entre si, etc.[1] Consecuentemente, lo anterior nos conduce a  clasificar los conceptos de acuerdo a los siguientes criterios: 1) su origen (es decir, cómo se generan); 2) su perfección representativa (la capacidad que tienen de representar las ideas) y tal perfección puede ser objetiva (si no fijamos en las propiedades que tienen las ideas de representar cosas: extensión y comprensión) o bien subjetiva (si atendemos a la manera en que el conocimiento de un objeto se manifiesta en el sujeto); y por último, 3) sus relaciones mutuas (entre unas ideas y otras). Obviamente cada criterio de clasificación encierra varios tipos de ideas. Pongámoslo esquemáticamente

I. Por su origen

Este criterio pretende distinguir ideas que tienen un distinto origen. Sin embargo, puede que de primera instancia esto nos parezca chocante, ¿qué acaso no vimos ya cómo se generan los conceptos? ¿Acaso no podemos decir que todas las ideas se originan en la mente? Claro que sí. He ahí su origen. Sin embargo, este problema muestra otras aristas.
Algunos filósofos como René Descartes (1596-1650), han creído que algunas ideas ya existen en nuestra mente desde que nacemos, es decir, son innatas y fueron puestas ahí por algo o alguien.  A pesar de que es difícil demostrar la existencia de tales tipos de ideas, podemos hallar  algo semejante en la etología y la neurología: por un lado se han observado comportamientos comunes en los seres humanos, como la posesión y defensa del territorio y la familia; y por el otro, los estudiosos del cerebro han detectado los patrones de acción fijos (PAF), los cuales son conjuntos de activaciones motoras automáticas y bien definidas, prácticamente constantes para toda la especie humana.[2]  Las reacciones de nuestros reflejos son PAF,  al igual que lo son también la coordinación de nuestro lenguaje (a través de los ganglios basales y el área de broca) o nuestras emociones (por medio del rinencéfalo).
Para quienes somos suspicaces respecto al carácter innato que tienen el lenguaje y las emociones -en cuanto que ambos son PAF-, algunos neurólogos nos exponen que, en el caso del  lenguaje, la respuesta motora para emitir palabras se puede dar en gente en estado de coma y sin conciencia, cuando el área del lenguaje está intacta. Sin embargo, esto parece más un acto que reflejo que una idea innata.
En cuanto a las emociones,   al parecer, la mayoría de las culturas reconocen los estereotipos del orgullo, ira, ambición, lujuria, envidia, pereza y gula, quizá debido a un desencadenamiento, que bajo ciertas condiciones, se activa por la intervención de péptidos moduladores. Más aún, los etólogos del Instituto para la Etología Urbana de Viena han confirmado lo anterior, al denotar que las emociones manifiestan un lenguaje corporal innato. Lo han constatado al estudiarlo en grupos sociales distintos, no sólo en Viena, sino también con grupos indígenas del Amazonas, Kalahari y Nueva Guinea y por si dudáramos de ellos, también han observado semejante fenómeno en una niña sorda y ciega de Hannover. 
 Aunque los PAF, en principio, no son voluntarios, nos percatamos de ellos porque le permiten operar a la conciencia, por eso,  al experimentarlos, se convierten en pensamientos. Más aún, ellos mismos se llegan a  coordinar con la voluntad para ser modificados o utilizados en determinadas circunstancias, como: no querer soltar algo valioso al tropezar (inhibimos el PAF), o bien, crear una serie de movimientos coordinados y casi automatizados, como lo haría un músico al interpretar una  bien estudiada  melodía en el violín.
Ahora bien, nosotros, nos concentraremos en los pensamientos que se originan en nuestra mente gracias a la experiencia.  
Si las ideas las captamos directamente de la realidad, las llamamos primitivas;[3] por ejemplo veo una vaca y “directamente” intuyo dicho concepto. Vaya, las ideas primitivas surgen de objetos que los sentidos perciben.  Sin embargo, este proceso en realidad no se da para obtener el pensamiento de “vaca”, al menos no la primera vez que estamos frente a una de ellas.
Acaso las ideas más parecidas a las directas son aquellas obtenidas por el proceso biológico de la impronta, es decir, un aprendizaje perceptual obtenido de inmediato, gracias a nuestra programación neurológica. Asocian una percepción con una idea que regularmente genera cierta conducta. El concepto de “madre” –si aceptamos que los animales crean conceptos-  que tienen algunas aves, como los patos y los gansos, se debe a una asociación que realizan sus circuitos neuronales en un breve y crítico período de tiempo.[4] Esto es tan real, que en condiciones experimentales, se ha logrado que los patos hagan la impronta de “madre” al tener su primer contacto con seres humanos, zapatos y baldes.  Al contemplar un objeto crean su concepto de madre, pero no porque abstraigan sus cualidades, sino porque proyectan  en la cosa  lo que su programación neurológica les impone. Más aún, según el neurólogo colombiano Rodolfo R. Llinas, la impronta es una actividad propia del sistema nervioso, y, en el caso de los seres humanos, hace que  asociemos ciertas sensaciones con otras, ciertos conceptos con otros (aunque quizá no con la misma contundencia que los patos). Él nos comenta el caso de un amigo suyo que durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en un buque con un fuerte olor a pintura; luego, muchos años después, al percibir ese mismo olor en otro lugar, a su mente llegó la memoria vívida de los motores de dicho buque. Para Llinas,  es el mismo mecanismo neurológico el que operó con los patos y con su amigo. Claro que tal asociación no generó una idea contemplativa, sino una asociación de sensaciones, la cual es la base de la impronta.
            A las ideas que no tienen su origen directamente en la contemplación de una “cosa” fuera de la mente, sino más bien están referidas a la estructura de los pensamientos, o bien, que son sacadas a partir de otras ideas, les llamamos derivadas o indirectas[5], v.g.  premisa,  predicado, conclusión, alma. 
Las ideas  derivadas se pueden subdividir en discursivas,[6]  arbitrarias y derivadas negativas. Si las ideas las sacamos de un proceso de reflexiones, las llamamos discursivas. Estas ideas corresponden a hechos reales, pero que no son cosas tangibles, por ejemplo: el talento, el sentimiento, etc. Si las ideas las sacamos de combinaciones bastante imaginativas de ideas, de tal manera que produzcan una ficción, les llamamos arbitrarias. Ej. el hombre invisible, una serpiente emplumada, etc. Las caricaturas y las artes están plagadas de ideas arbitrarias. Finalmente, tenemos las ideas derivadas negativas (o simplemente negativas), que surgen de la negación de la idea primitiva. Ej. “enfermedad”, por ser la ausencia de salud. En realidad, no es tan fácil determinar la frontera entre las ideas discursivas, arbitrarias y  negativas, ya que al elaborar nuestros conceptos imaginamos, reflexionamos y, en ocasiones, negamos.

Ejercicio


I) Del siguiente texto subraya y señala una idea de cada uno de estos tipos: directa, discursiva, arbitraria y negativa. Compáralo con tu compañero de al lado.


Cruzando los umbrales de la geografía se extienden las enormes planicies de la Tierra  Imaginación. Las graciosas aguas del Río de la Risa  bordean las llanuras donde fascinantes plantas crecen: árboles con hojas de pastel, palmeras enanas, cactus sin espinas repletos de bananas, flores parlanchinas... Adentrándote otro tanto, el espectáculo es aun mayor. Hallarás animales sorprendentes: perros maulladores,  jirafas enfermas de vértigo, leones vegetarianos, burros intelectuales dialogando con búhos de ojos rasgados. Internándote todavía más, encontrarás las altas montañas de la Sierra Divertida. En ellas está Juguetilandia. Pirámides, castillos,  edificios de unicel,  modernas avenidas, puentes colgantes, trenes, estrechas calles empedradas, babilónicos jardines, carros voladores, vehículos espaciales, entre miles de maravillas conforman el paisaje urbano de este país cuyo gobierno está a cargo de un viejo dragón volador llamado Toor-ito. Su población la constituye una inabarcable cantidad de seres:  personajes de cuentos,  cómics, dibujos animados, muñecos de peluche,  plástico, madera,  carritos a escala, aspiradoras, astronautas, obreros, indios, vaqueros, gladiadores, cocinas integrales, soldados, androides, mutantes, extraterrestres, etc.  Personajes como Yoda o la cuarentona de Barbie radican aquí y en las hojas del directorio telefónico juguetilandés podrás leer una interminable lista de entelequias populares y desconocidas agrupadas por nombres, categorías y  gremios.  Por ejemplo, si deseas hacer una cita con Superman, puedes buscarlo de tres  maneras: 1) individualmente, como “KENT, Clark”; 2) en el apartado de “Superhéroes”, como “Supermán”;  o 3) en la sección de  “Asociaciones”  bajo la rúbrica del Salón de la Justicia.   En cambio, si deseas evitar el directorio y  te urge localizarlo con seguridad, puedes visitar a Chismosín, comunicativo teléfono Fischer Price que conoce exactamente los hábitos y pasatiempos de cada individuo. 
 En Juguetilandia viven las ficciones tuyas, de tus amigos, hermanos, abuelos, padres e incluso las de tus futuros hijos. Sin importar las diferencias, absolutamente todo es carcajadas,  juegos y alegría;  hasta la escuela y el trabajo son entretenidos.
Sin embargo, y a pesar de tanta perfección, en el paraíso de los sueños una criaturita jamás fue feliz: Vitriolo,  el hombre de cristal. A él casi nunca se le veía. Generalmente estaba encerrado en su laboratorio en el Palacio de Silicio, donde experimentaba e investigaba las veinticuatro horas.
               
II) Reflexiona si el amor es una idea innata o no. Argumenta por qué.


 II. Por su perfección representativa


Las ideas representan cosas y una representación  implica a un sujeto y a un objeto. Por eso es que podemos estudiar a la representación desde el  objeto o desde el sujeto. Por un lado, no es que las representaciones se den fuera de la mente, sino se refiere a la manera en que ellas reflejan lo que hay fuera de la conciencia, considerando la extensión y la comprensión de las ideas. Por el otro lado, no es que las ideas dependan caprichosamente del sujeto, sino que  el grado de conocimiento que tenemos de los objetos representados, varía de persona a persona. Vayamos por partes.

A)  Por su perfección objetiva

 Por su extensión 

Las ideas, de acuerdo a la cantidad de seres a los que ellas se pueden aplicar, se clasifican de la siguiente manera: hay conceptos que se refieren a un solo ser, por lo tanto, son singulares o individuales; en cambio, hay ideas que se refieren a más de uno, vaya son generales y pueden ser: trascendentales, universales, particulares,   colectivas y distributivas (según la manera en que se abarquen tal cantidad).
Cuando  la idea se aplica a todas las cosas que existen en la realidad, se le llama trascendental. Según la metafísica tradicional, sólo cuatro son estas ideas: “ser”, “bondad”, “verdad” y “unidad”. Cabe mencionar que Felipe, el Canciller (1160-1236) fue el primer filósofo medieval en avocarse a estudiar dichos conceptos.[7]
Cuando la idea se refiere a todos los miembros de una clase de cosas, se le llama universal. Ejemplo: “todos los estudiantes”  abarca a todos los miembros de la clase “estudiantes”.[8]
Cuando se hace alusión a una parte de la totalidad de miembros de una clase,  les llamamos  particular a esa idea. Ejemplo: “algunos estudiantes”  no abarca a todos los miembros de la clase “estudiantes”.[9]
Es muy importante tomar en cuenta que las ideas son universales o particulares respecto a sí mismas y no respecto a otras ideas. Así, “lápices” es universal respecto a  sí misma, como igualmente “lápices amarillos” es universal respecto a sí misma. No es que la primera (lápices) sea universal y la segunda (lápices amarillos) particular. Ambas se refieren a la totalidad de su clase, no a la extensión de una respecto a la otra idea.
Cuando el concepto se  refiere única y exclusivamente a un individuo, estamos frente a una idea singular o individual. Por ejemplo: Pedro Infante.
Cuando la idea se refiere a un grupo de seres que conforman un sistema y su significado apunta hacia esa unidad, estamos ante una idea  colectiva.  V.g.  “manada” se refiere a un grupo de animales que viven en comunidad y ante todo refleja su unidad. En cambio, decir “todos los bueyes”  apunta a la suma de todos los individuos de esa clase, pero no al sistema que conforman.
Por último, tenemos que algunos manuales de Lógica añaden un tipo más: las ideas distributivas, que se aplican a  cada uno de los miembros de un grupo sin pretender reducirlo a la suma de componentes individuales.[10] Si tenemos un pelotón militar  y su sargento les echa un discurso de lo que significa ser  “soldado”; esa idea es distributiva, ya que, aunque abarca al grupo en su conjunto, no lo hace con el sentido que tiene la idea universal “todos los soldados”, sino que se refiere a cada  individuo de ese grupo. Por decirlo así, una idea universal abarca a un conjunto viéndolo en macro, pero una idea distributiva lo abarca viéndolo tanto en macro como en micro.[11] Finalmente, la idea distributiva, a diferencia de la colectiva, de ninguna manera alude al sistema que conforman los soldados como “pelotón”, sino nuevamente a cada uno de sus miembros. Ahora bien, podemos decir que las ideas distributivas se identifican con las universales, pues lo mismo predicamos “cuchara” de todas las cucharas, que de cada una de ellas. En consecuencia todo concepto con valor universal, se puede predicar de una manera distributiva.
 Según algunos lógicos, la importancia de este aspecto es elevada ya que  el conocer humano tiene como tendencia la formación de conceptos universales.[12]  Consecuentemente, los universales proyectan la naturaleza de un objeto (quidditas) y pueden ser directos, si captan la naturaleza de algo por su contemplación,[13] o bien, reflejos, si la captan mediante la reflexión, como la idea de animal, que se saca de ver distintos animales específicos, los cuales fueron conocidos por una contemplación.  



Ejercicio


Clasifica las siguientes ideas según sean trascendentales, universales, particulares, singulares o colectivas.

Pollos _________________________________
Ningún pollo ___________________________
El pollo que cruzó el camino _______________
Algunos pollitos_________________________
Seres _________________________________
Pollos machos __________________________
Todas las pollitas _______________________
Esos pollos ____________________________

 Por su comprensión


Las ideas, desde el punto de vista de las características que tienen, pueden dividirse en: simples, compuestas, abstractas, concretas, complejas, incomplejas, positivas  negativas.
Las ideas simples expresan conceptos que comprenden una sola característica o nota. Los conceptos "ser", "ente", "cosa", tienen -individualmente o en común-  una sola característica: que se refieren a algo por el hecho de que ese algo existe.[14]
Las ideas compuestas a diferencia de las anteriores, revelan varias características.  La mayoría de las ideas entran aquí.  “Casa”,  “tortuga”, “cirujano plástico”,  son ejemplos de ideas compuestas. Ahora bien, las ideas compuestas se dividen en dos: complejas e incomplejas.[15] Las ideas complejas están constituidas por la  acumulación de esencias distintas, mientras que las incomplejas se refieren a una sola esencia.  “Los viejos árboles del bosque de Chapultepec” es una idea compleja, pues no está en la esencia de los árboles estar en Chapultepec, ni todos los árboles son viejos, ni todos están en bosques. “Árbol”  sería incompleja, pues encierra una esencia sola.
Las ideas abstractas indican una cualidad. Las ideas concretas muestran al poseedor de esa cualidad. Una idea abstracta es “belleza”, una idea concreta sería “bella niña”.
Las ideas positivas  son aquellas que expresan una propiedad o manifestación real de algo. Ej. Luz,  piedra, etc. Las ideas negativas son aquellas que expresan una negación de la realidad. Ejemplo: la oscuridad (ya que es ausencia de luz). En la Edad Media había un teólogo llamado Fredegisio de Tours (m. 834) que opinaba que todo concepto refería a una existencia real. Así pues, ideas como la oscuridad y la nada, existían, tenían una substancia. Por lo tanto, para él todas las ideas eran positivas. Sin embargo, tuvo algunos opositores, como Herico de Auxerre (841-876), quien pensaba que algunos nombres generales no tenían existencia propia, como “negro”. Consecuentemente, algunas ideas eran positivas y otras negativas.



Ejercicio


Completa el siguiente cuadro  poniendo una equis a las clases correspondientes a cada idea:

Idea
Simple
compuesta
concreta
abstracta
Compleja
incompleja
positiva
negativa
Feliz








Invisibilidad








Chinampa de Xochimilco










B) Por su perfección subjetiva


La perfección subjetiva se refiere a la profundidad con que se conoce el objeto representado en un concepto. En otras palabras, es el grado de conocimiento que tiene un sujeto de un concepto. En consecuencia, las ideas pueden ser: oscuras y claras; y éstas últimas, a su vez, son confusas y distintas.[16]
   
Imaginemos que en una granja avícola Panchito Robles contempla un pato, un cisne y un ganso. Él comenta que están bonitos los tres patos. La idea que tiene de pato es oscura, pues expresa el contenido de la idea pato de una manera deficiente, sin poder distinguirla de las ideas de “ganso” y “cisne”. Luego, su compadre Anastasio Pérez, pone más atención y aclara que ahí sólo hay un pato. Su  idea sobre dicho animal es clara, ya que puede hacer una distinción entre lo que es y no es un pato.  Sin embargo, su compadre le pregunta cómo le hizo para saber cuál era el pato y Anastasio, a ciencia cierta, no sabe dar razón de ello. Su idea –aunque clara- es confusa, pues no sabe dar razón de los elementos que hacen dicha distinción. En cambio, el dueño de los animales es un biólogo y la idea que tiene de los patos no sólo es clara, sino también es  distinta,[17] ya que conoce tanto en lo general, como en sus particularidades al pato; domina los detalles.  Esto nos lleva a subdividir a la idea distinta. Si domina todos los detalles, la idea distinta  será “completa” o comprensiva; si faltan alguno o algunos, entonces será “incompleta”.
Ahora bien, cabe hacer una observación respecto al grado de  claridad de nuestras ideas. E.H. Rosch,[18] un psicólogo cognitivo, al estudiar nuestros conceptos, se dio cuenta que difícilmente son claros. Más bien, la mayoría son vagos. Lo comprobó al pedir que una persona diera las diferencias puntuales que distinguen a un gato de un ratón. Concluyó que en nuestra mente elaboramos un prototipo –que no siempre es fácil de explicar-, cuyas características brindan la comprehensión de un concepto.  Y cuando nos topamos con un objeto que no corresponde perfectamente a ese prototipo,  de cualquier forma lo catalogamos en él, así pues, tales modelos son aproximados. Muchas veces de eso depende que incluyamos o excluyamos a un determinado ser de la extensión de un concepto. Así pues, si nos sirven ácido en un vaso y observamos en él las mismas propiedades de nuestro prototipo de  agua (líquido, transparente, incoloro, inodoro), lo confundiremos. Solamente una especialización, una educación en determinada área, dará mayor claridad a los conceptos, pero difícilmente  se tendrá –no sé si nunca- una idea clara-distinta-completa.
Claro que Rosch no fue el primero en darse cuenta de ello. Lógicos como Alois Hofler (1853-1922), Christoph Sigwart (1830-1904), Clemens Bauemker (1853-1924) y Georg von Hertling (1843-1919), ya se habían percatado que la captación de las notas esenciales de un concepto, son difíciles de determinar, son aproximativas y cambiantes. 



Ejercicio


I. Clasifica las siguientes ideas de acuerdo a los criterios de extensión, comprensión y perfección subjetiva:


Cosa ________________________________________________________________
Ingenio _______________________________________________________________ 
Cristobal Colón  ___________________________________________________
Ciertos Dinosaurios herbívoros  ___________________________________________
Dinosaurios___________________________________________________________
Dios___________________________________________________

III. Por sus relaciones mutuas


Como ya vimos las ideas se pueden estudiar desde el sujeto que las posee, desde el objeto que las representa, o bien, se pueden estudiar a partir de sus vínculos entre ellas.  Por sus relaciones mutuas, las ideas pueden ser idénticas o diversas. Si una idea contiene el mismo significado, pero se expresa de manera distinta que otra, tenemos un par de ideas idénticas[19]. Ej.  “perro” y “can”. Si las ideas representan cosas distintas entonces son diversas. Ej. "lápiz" y "tenedor". Las ideas  diversas pueden ser  conciliables[20] e inconciliables.[21] Las  primeras se pueden dar en un mismo objeto, como “rosado” y “pétalo”; pero las segundas no, como “sólido” y “líquido”.  Las ideas inconciliables pueden subdividirse en: contradictorias, contrarias, relativas y privativas. Si las ideas tienen significados distintos, sin ninguna posibilidad de un término medio, decimos que son contradictorias: “embarazada” y “no embarazada”.[22] Si las ideas son distintas, pero aceptan término medio, las ideas son contrarias, ejemplo rojo, blanco (el término medio está en que ambos son colores).  Y cuando dos ideas se entienden, una en función de otra, como “padre” e “hijo”, las ideas se llaman relativas. Finalmente, si la idea indica la ausencia de una cualidad, la idea es privativa.  Por ejemplo,  la idea de ceguera, ya está representando la ausencia de la cualidad de la visión.



Ejercicio


Clasifica los siguientes pares de ideas, según sus relaciones mutuas:

Buena onda-mala onda: ______________________
Pastel-chocolate: ____________________________
Salubre-insalubre: ___________________________
Feliz-contento: _____________________________
Inteligente-listo: ____________________________
Caliente-tibio: ______________________________
Frío-no frío: ________________________________
Maestro-alumno: ____________________________




[1]  Por ejemplo, hay otras clasificaciones de las ideas que no son populares en la línea clásica, pero que definitivamente son útiles e interesantes. Por su diversidad formal, o sea por la relación entre su comprensión y extensión, los conceptos pueden ser: supraordenados (si tienen más extensión que comprensión, o sea, si abarcan a  muchos seres y tienen pocas características), subordinados (si tienen menos extensión que comprensión, o en otras palabras, abarcan  pocos seres, pero implicando con más detalle sus características) y por último coordinados (que su extensión y su comprensión estén equilibrados).  Esto  ya lo vimos pues, cuando hablamos de la ley de la comprensión y la extensión. Por su naturaleza, los conceptos pueden ser reales (si corresponden a objetos) o ideales (si corresponden a lo contenido en la mente). Por su asiento, los conceptos pueden ser homogéneos (si son varios conceptos que en su conjunto pertenecen a un mismo género. Ej: escuintle, chihuahueño, pequinés son homogéneos respecto a perro) o heterogéneos (si son conceptos  que corresponden a géneros distintos. Ej. Tortilla, bombero, Nicaragua).
[2] Rodolfo R. Llinás, El cerebro y el mito del yo. El papel de las neuronas en el pensamiento y comportamiento humanos, Norma, Bogotá, 2003.
[3] También conocidas como experimentales, intuitivas o directas. No obstante “directo”  aquí es interpretado de dos formas: 1) como sinónimo de idea primitiva o 2) como un tipo de idea primitiva y es que, según cuenta Francisco Montes de Oca,  las ideas primitivas puedes ser directas o reflejas. Las directas son el producto de la contemplación de un objeto externo a la mente,  como la idea de “sandía”, pero las ideas reflejas son ocasionadas por la contemplación de un objeto que representa un suceso propio de la mente. Pensemos en una persona que contempla o se da cuenta directamente de su estado de ánimo y se hace una idea de su alegría o tristeza.
[4] Se ha interpretado a partir de Aristóteles que la gran diferencia entre el hombre y los animales es su razón, su inteligencia. Sin embargo, Alasdair MacIntyre ha demostrado que dicho filósofo no llegó a decir tanto, pues aunque reconoció que los animales no humanos viven mediante la percepción, la memoria y  poseen poca experiencia y que los animales humanos viven mediante la sabiduría y el razonamiento, también es verdad que afirmó que los animales poseen inteligencia práctica o phrónesis (Cfr. Alasdair MacIntyre, Animales racionales y dependientes, Paidós, Barcelona 2001,  p. 20).
[5] Igualmente son conocidas como ideas abstractivas.
[6] También se le llama deductiva.
[7] Mauricio Beuchot, La esencia y la existencia en la filosofía escolástica medieval. Su repercusión en la filosofía analítica actual, UNAM, México, 1992, p. 30.
[8] Cabe mencionar que las ideas universales no existen fuera de la mente. Y respecto a la reflexión cultural de Tzvetan Todorov, lo universal es un horizonte de armonía entre los particulares. De esta postura podemos rescatar que lo universal es un horizonte del sujeto.
[9]  Supuestamente para hacer referencia a las ideas particulares y universales se debe usar el singular y no el plural. O sea, se precisa decir: todo hombre en vez de todos los hombres o algún hombre en  lugar de algunos hombres. La razón para hacer esto está en que  dichas ideas no constituyen la suma de individuos, sino un tipo de ser, una esencia abstracta.
[10] Como ejemplo, tenemos el libro de Rodolfo Escobedo Díaz de León: Lógica Formal, editado por Trillas.  
[11] Podríamos objetar que todas las ideas universales son distributivas y viceversa, ya que si hablamos de todos los perros, el hecho de que se refiera al conjunto, no anula que también se refiera a cada individo de ese conjunto. Las notas de su comprensión, pues, también afectarían a todos los individuos de su extensión.
[12] José María de Alejandro, La Lógica y el Hombre,  BAC, Madrid, 1970, p. 84.
[13] Obviamente que tal contemplación, no implica la ingenuidad de que la mente, con sólo ver algo, ya sabe qué es, sino que genera a partir de ese contacto, un prototipo.
[14] Esta noción supone las categorías de la metafísica aristotélico-tomista. Pues podría haber en nuestra mente otras ideas simples que no sean la del “ser”. Por ejemplo, la idea de “rojo” efectivamente implica en la mente de una persona que no es lega en la ciencia que la rojeza es la nota constitutiva de dicho concepto.  Tampoco le importa, ni conoce la noción aristotélica de que el rojo podría ser un accidente de cualidad.
[15] Algunos manuales entienden a las ideas complejas e incomplejas como una subdivisión de las compuestas y otros manuales las manejan como si estuvieran al mismo nivel, pero con criterios distintos.
[16]  También es típico hablar de ideas exactas e inexactas dentro de esta clasificación. Las ideas exactas reflejarían las cualidades esenciales  sin dominar los detalles o particularidades, pero tampoco sin agregar o quitar nada a ese contenido esencial. A la idea exacta se le opone la “inexacta”, que añade o quitan algo a la esencia. Fácilmente se puede identificar con las ideas “confusas”. A mi me parece petulante y muy problemático saber con claridad cual es el contenido esencial de una cosa y cual no lo es. Sin embargo, también me parece rescatable la distinción entre un conocimiento somero y un conocimiento profundo de las cosas, como el que tácitamente se reconoce en la distinción entre las ideas  exactas y las inexactas.
[17] José Rubén Sanabria utiliza el término “ideas detalladas” como sinónimo de distintas; Daniel Marquez Muro  en vez de hablar de ideas “distintas”, habla de ideas “precisas”   y las define como “las ideas que determinan perfectamente su contenido”. En mi opinión, ambas se identifican. A su vez, él contrapone la idea “vaga”  a la “precisa”, ya que expresa su contenido de una manera indeterminada. Igualmente considero que esta idea (la vaga) se puede identificar con la  “obscura” o bien con la “confusa” (no me queda claro). También podríamos identificar las ideas precisas y las vagas con las exactas y las inexactas o hablar de una jerarquía de ideas donde tendríamos las siguientes: 1) vagas o inexactas, 2) exactas, detalladas o distintas y 3) precisas. Lo cierto es que el paso de una idea obscura a una idea confusa, vaga o inexacta -pero finalmente clara- no está detallado bien, porque si  omitimos alguna o algunas cualidades esenciales de un  ser, no hay garantía de que no confundamos a ese ser con otro por desconocer dicho atributo. No está tampoco claro el criterio que me permite llegar a la máxima claridad y partir de la mínima.  La realidad no se conoce tan fácilmente y por esa razón es absurdo clasificar las ideas en torno a la realidad. Suponiendo que el conocimiento de la realidad pudiera darse con una claridad máxima. Vaya, ese criterio es relativo y si se va a sostener, al menos hay que reconocer su relatividad. Así pues, hay quienes distinguen tres tipos de ideas y sus respectivas contrapartes: claras, exactas y adecuadas. Las primeras significan a la razón, es decir generan un significado que es entendido por la mente, pero dicen poco de las características del objeto; las exactas abarcan "satisfactoriamente" los aspectos esenciales del objeto que representan;  y las adecuadas  abarcan tanto a las características esenciales como a los detalles que conciernen a ese objeto.  Sus contrapartes de las ideas claras, son las oscuras,  de las exactas, las inexatas; de las adecuadas las inadecuadas.
[18] Charles G. Morris, Introducción a la Psicología, Prentice Hall, 7ª ed. México, 1992, p. 229.
[19] La identidad puede ser material o formal. La primera alude a la coincidencia de los conceptos respecto al mismo objeto material o cosa (departamento y apartamento),  la segunda se refiere a una coincidencia en las características de algo, ya sea en su totalidad, o bien parcialmente.
[20] También conocidas como sociables o conexas.
[21] También conocidas como insociables o inconexas. Es verdad que las ideas inconciliables no siempre pueden distinguirse con claridad de las conciliables, pues según la actitud que asumamos, podríamos suponer que las  ideas de sólido y líquido pueden coexistir en el objeto “hielo”, o bien, los conceptos rojo y blanco, podrían coexistir en ser determinado. Sin embargo, la diferencia entre estos dos tipos de ideas tiene que ver con  categorías muy cercanas –emparentadas en cierta función- que están en realación sea de contradicción, contrariedad, relatividad o privación. En cambio, las ideas inconciliables carecen de una relación tan cercana, a pesar de que coexistan o no en un mismo ser. 
[22] La contradicción puede ser de dos tipos: 1) aquella que se da entre dos notas constitutivas de un concepto, como  (grito largo y corto) y que se le llama contradictio in adjectio; 2) aquella que se da entre el sujeto y el predicado de un enunciado, como “Todos los gritos son silenciosos” y a esto se le llama contradictio in terminis

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