Breve historia de la Lógica
La lógica, como capacidad
humana, existe desde que el hombre es hombre. Por eso, Luis Guerrero afirma que
no puede hablarse estrictamente de un descubrimiento o invención de la lógica,
sino de una historia de su desarrollo. El proceso que convirtió al antecesor
del homo sapiens en lo que es ahora,
fue el mismo proceso que lo hizo un animal lógico. Algunos estudiosos, como F.
Müller y Ernst Haeckel creyeron verificar dicho fenómeno al suponer que el desarrollo
embrionario del hombre refleja la evolución de su propia especie. Sin llegar a
afirmar tanto y con un testimonio antropológico más reciente, José Alcazar Godoy, un biólogo y filósofo
español, considera que ya el Homo erectus,
es el primer antecesor del hombre del cual se puede saber que poseía racionalidad
gracias a su producción de tecnología (piedras, hachas, manejo del fuego,
etc). Luego, cuando surgió el hombre,
surgió de éste siendo ya un animal racional.
F.A.V. Scheltema y H. Remplein postularon que las mentes de los niños tenían muchas semejanzas con las mentes de los hombres primitivos.
Seguramente ellos podían ser la clave para reconstruir el desarrollo mental de
la especie humana. Supuestamente el niño
y, por ende la especie humana, en un principio
no distingue su yo de las cosas, su subjetividad y los objetos no se
diferencian. Todo es una misma extensión y todo está vivo, animado. Luego entre
los 4 y los 7 años de edad construye su conciencia del yo y, entonces, se da
cuenta que las cosas son distintas de él. Por eso las explora y conoce. Al
mismo tiempo, la ausencia de vida de las cosas la suple con un mundo mitológico
y mágico de seres y fuerzas ficticios.[1] Su mundo es egocéntrico y poco a poco se va
haciendo antropocéntrico. Viene un paso
del mito al logos, es decir, el hombre
deja de pensar quimeras y empieza a razonar lógicamente. No obstante, en
la mitología encontramos algunos símbolos que suponen la existencia de un
pensamiento lógico desde siempre. Por ejemplo: Dédalo, quien con su ingenio fue
un constructor e inventor de autómatas que caminaban.
En Grecia, nació la Filosofía. Los primeros filósofos (Tales,
Anaximandro, etc) serían los protagonistas del “nacimiento” de la lógica, no
como capacidad, sino como ciencia primitiva. Más tarde, se convirtió en una
disciplina autónoma a partir del Tratado de Lógica (Organón) de Aristóteles. Dicho libro, consta de seis tratados:
1) Categorías, que trata sobre los géneros supremos;
2) Peri Hermeneias (sobre
la interpretación), que trata sobre el juicio;
3) Primeros Analíticos, que trata sobre el silogismo;
4) Últimos Analíticos, Que trata sobre el argumento, la
demostración, la división y el conocimiento a través de los primeros
principios;
5) Tópicos, que trata sobre los argumentos probables;
6) Sobre los elencos sofísticos, que trata sobre las
falacias.
Aunque el Estagirita (así apodaban a Aristóteles) fue un
genio, es justo no perder de vista que tuvo importantes precursores: los
filósofos presocráticos, los sofistas, Sócrates y Platón. Incluso, uno de
ellos, Demócrito, escribió un libro posiblemente ya de lógica que, por
desgracia, se perdió. Y no olvidemos que los cirenáicos y los megáricos, dos
escuelas socráticas, cultivaron también la lógica, por ejemplo, Diódoro Crono y
Filón.
En fin, Aristóteles tuvo muchos seguidores porque había
fundado una escuela llamada el Liceo. Ellos transmitieron y profundizaron sus
estudios de Lógica, destacando Teofrasto y Eudemo.
Los griegos legaron a los romanos, a los bizantinos y a los
árabes la Lógica. Cuando
cayó Roma se perdió mucha información, pero,
a pesar de la falta de los escritos originales aristotélicos, esta
disciplina siguió avanzando.
Los estóicos hicieron importantes estudios de lógica,
especialmente Zenón, Cleantes y Crisipo.
Y en la época del surgimiento del Cristianisimo tal vez destaquen
Andrónico de Rodas (s. I), Apuleyo (s. II), Galeno (s. II), quien descubrió una
figura del silogismo; Porfirio (s. III), quien estudió la comprensión y
extensión de los conceptos; y Boecio (s. V-VI), como grandes comentadores de
Aristóteles.
Luego, al consolidarse la Edad Media , el término lógica servía para referirse
ampliamente al trivio, es decir, a los estudios de gramática, retórica y de lo
que hoy es la lógica (y que en aquella
época era llamada dialéctica).
Alcuino (735-804) escribió el primer tratado medieval de
lógica para la escuela palatina de Carlomagno y Pedro Abelardo (1079-1142) hizo
estudios sobre la cópula de los juicios y la negación de los términos y las
proposiciones. No obstante, el auge de la lógica aristótelica llegó hasta el
nacimiento de la escolástica, un movimiento filosófico que acompañó al
surgimiento de la educación universitaria y que retomó a Aristóteles vía los
filósofos árabes: Avicena y Averroes. Guillemo de Shyreswood escribió un manual
donde finalmente expuso el esquema del árbol de Porfirio y los nombres
nemotécnicos de los modos válidos de las figuras del silogismo. Otros, dicen
que fue Pedro Hispano (1210-1277) quien hizo tal cuadro mnemotécnico. Lo cierto
es que este último filósofo dejó mayor huella al escribir un texto que se convirtió en el predilecto de
los estudiosos hasta el siglo XVII: Summule
Logicales.
No obstante, la
Lógica aristotélica tenía sus inconsistencias y fueron
mostradas paulatinamente por muchos filósofos. El primero en hacerlo fue Juan
de Salisbury (1120-1180), quien a pesar de creer en lo dicho por Aristóteles, en el Metalogicus hace una crítica muy fuerte
a la fe ciega en la lógica. Roger Bacon
(1214-1294) postuló que es la verificación la que hace que distingamos entre un
pensamiento verdadero y uno falso, y no la deducción. Raimundo Lulio (1235-1315)
vio la necesidad de que los conceptos se explicaran mejor de un modo
matemático, mecánico y propuso un sistema lógico basado en 54 ideas raíces (a
partir de las cuales se crea el conocimiento científico) en su Ars
Magna et ultima que, aunque no
pretendía suplantar a Aristóteles, si le daba un nuevo giro. Lulio había
inventado una máquina que supuestamente daría respuesta a cualquier pregunta.
Esta fue objeto tanto de admiración como de burlas.
También surge el nominalismo, corriente filosófica que puso
en tela de juicio la validez de los conceptos colectivos y universales.
Guillermo de Occam (1295-1349) fue uno
de los nominalistas más destacados. Nicolás de Cusa (1401-1464) más tarde puso en jaque también al principio de
no-contradicción al mostrar que las operaciones mátemáticas llevadas al
infinito unen a los contrarios. Petrus Ramus (1515-1572) criticó ácidamente la
lógica de Aristóteles, al grado de escribir una disertación en 1536 que se
titulaba “Cuanto ha dicho Aristóteles es
mentira”; y Francis Bacon (1561-1626) en su Novum Organum rompe con la tradición y rechaza que la deducción de
la lógica Aristotélica sirva para hacer ciencia. En oposición, propuso la
inducción. En aquel momento histórico Galileo y Kepler confirmaron con sus
experimentos las críticas de Bacon.
Más tarde René Descartes (1596-1650) propuso un método de
pensamiento, donde las matemáticas son el eje y el análisis de nuestros
pensamientos obtenidos por experiencia se vuelve indispensable, al grado de
permitir un lenguaje universal. En un
grado extremo, algunos admiradores suyos, pretendieron hacer algunas maravillas
lógicas, como Jacques Le Royer, quien en 1660, ostentó haber resuelto el
problema de la cuadratura del círculo y haber inventado una máquina de movimiento
perpetuo. Antoine Arnauld y Pierre Nicole (1625-95) en su Lógica de Port Royal (1662)
vieron a la lógica escolástica como un arte de manipulación y le dieron un
nuevo tratamiento, especialmente clamando por la demanda cartesiana de una
enunciación explícita de todos los pensamientos claves de un sistema lógico.
Igualmente George Dalgarno (1626-1627) y John Wilkins
(1614-1672) observaron la necesidad de un lenguaje general para la ciencia, que
remitía a una lista de nombres que expresaban propiedades naturales y que
implicaba una serie de reglas naturales para la enunciación e
interrogación G. W. Leibniz (1646-1716)
finalmente propuso la creación de un lenguaje simbólico que, siguiendo el
modelo de las matemáticas, evitara los errores de la lógica tradicional. Para
él, el cálculo era una operación propia
de todo razonamiento en cualquier contexto. Incluso trató de convencer al rey
Luis XIV de que utilizara la geometría para decidir cuáles tropas deberían
retirarse de los Países Bajos y ser mandadas a Egipto.
Dentro del auge de racionalismo, inevitablemente surgió una
especulación polémica: Guillaume
Hyacinthe Bougeant (1690-1743) afirmó que los animales también tenían capacidad
lógica. Ellos tenían un lenguaje y podían entender a los hombres, el problema
era que no pretendían sino satisfacer sus necesidades; por eso su aparente
irracionalidad.
Luego David Hume (1711-76) derrumbó prácticamente la fe
dogmática en los principios lógicos supremos con su crítica al conocimiento y
Emanuel Kant (1724-1804), a pesar de su confianza en la lógica aristotélica,
colaboró a su colapso mediante su refinada crítica de la capacidad de la razón
para conocer, crítica montada en los estudios de Hume. La lógica, pues, se
volvió una estructura de la mente que servía para organizar a la realidad, la
cual de suyo era ininteligible. Guillermo Hegel (1770-1831) no estuvo muy de
acuerdo con la postura kantiana aunque tampoco propuso la vuelta a los
principios lógicos como el método del conocimiento. Como nota cultural podemos
decir que, gracias a la influencia hegeliana el término “lógica” se impuso
sobre el de “dialéctica” para designar a esta rama de la filosofía. John Stuart
Mill (1806-73) se unió al concierto de ataques contra el decadente paradigma
griego y escribió un agudo libro titulado System
of Logic. Deductive and Inductive. En él, confirmó la obsolecencia de las
tesis aristotélicas y mostró la limitada capacidad de conocimiento del
silogismo. Él, como otros, creía en el poder de la inducción y la consideró
como el método de la ciencia por antonomasia.
En fin, la lógica estaba lista para un cambio radical: el
nacimiento de la lógica moderna, también conocida como lógica simbólica, lógica matemática, logística, lógica teorética,
e incluso, todavía se le sigue estudiando bajo la rúbrica de lógica formal.
Paradójicamente, la lógica símbólica es una prolongación
novedosa de la lógica aristotélica. Cuenta Juan David García Bacca (1901-1992)
que la lógica moderna ya estaba en germen en la lógica de Aristóteles, la cual,
más que progreso tuvo un desenvolvimiento que se basa en la forma pura de la proposición: S es P, como si fuera una
estructura más allá de la historia.[2]
Esto se opone un poco al criterio de Hans Reichenbach (1891-1953), quien
sostuvo que en este nuevo enfoque no hay diferencia entre la Lógica y el Álgebra.
Lo cierto es que la lógica moderna surgió hace relativamente
poco tiempo: a mediados del siglo XIX. En mi opinión, tiene dos causas
históricas primordiales:[3]
1) nace como un intento de algunos matemáticos -específicamente Peacock, Abel,
Galois, Grassmann, Lobatchevky- por entender los fundamentos de esa ciencia, y
2) surge como una reacción de algunos filósofos en contra de la metafísica
escolástica y del idealismo hegeliano.
Varios historiadores coinciden en designar al matemático
inglés George Boole (1814-64) como
el padre de esta disciplina. En 1847,
a sus 31 años de edad, publicó su libro Análisis Matemático de la Lógica[4]
de apenas 82 páginas y escrito en unas cuantas semanas. Ese texto fue el
parteaguas de la historia de la lógica.
No obstante, Boole no fue el único gestor de esta rama de la filosofía.
En ese mismo año, Augustus De Morgan editó su Lógica Formal, otro texto clásico de ese ámbito. En fin, muchos hombres talentosos colaboraron
al desarrollo de esta vertiente del saber: William Hamilton, William Stanley
Jevons, Charles Sanders Peirce, Ernst Schröder, Gottlob Frege, Guissepe Peano,
Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, el Círculo de Viena fundado por Moritz
Schlik en 1928, etc.
Como una crítica a esta identificación entre la lógica y el
modelo matemático, que a eso se llama
formalización, han surgido interesantes propuestas, pero poco conocidas en
México, como la lógica difusa o la lógica informal (nacida en Canadá, los
Estados Unidos e Inglaterra a mediados de los años setenta).
Por último cabe añadir que, según Leoncio Ortiz González, el
desarrollo de la lógica matemática tiene cuatro períodos: 1) prehistoria (de
Leibniz a 1847), 2) período de Boole (desde la aparición de su libro hasta 1895
con los Vorlesungen de Schröeder); el
período de Frege (desde 1879 hasta los Principia
Matemática de Whitehead y Russell de 1913) y el período contemporáneo.
Boole y su nueva propuesta
Cuando Boole propuso
la lógica simbólica, estaba inspirado en la llamada Álgebra Simbólica de
Peacock, la cual suponía que dicha rama
de la matemática era deductiva y, al serlo, tenía que supeditar todos sus
procesos a leyes que se vieran reflejadas en las operaciones matemáticas cuyos
signos (+,-, *, etc), no tenían ninguna otra función más las que les había sido
asignada por tales leyes. Pero Boole también debía de lidiar con la idea de que
un sistema deductivo puede hacer que sean falsas las ideas de otro sistema,
como sucedió cuando Lobetchevsky creó una geometría distinta a la euclidiana.
Por ende, Boole se apoyó en las investigaciones de Peano, quien había
considerado que todo sistema lógico debe tener una consistencia garantizada por
el razonamiento y la discusión pública y que culminaba en el problema sobre lo
que se pueda afirmar con verdad dentro de un sistema o serie de sistemas deductivos
(metamatemática). Igualmente Boole
incorporó a su teoría la propuesta de Augustus de Morgan y de William Hamilton,
autores de la transformación del modelo de “sujeto-.predicado” de las
proposiciones categóricas (A, E, I, O) en una cuestión de conjuntos, donde todo
sujeto S tiene la propiedad P y pertenece a una clase determinada.
Ahora bien, Boole propuso una lógica que representa cualquier
proposición en un código binario, donde el número 0 representa a una proposición que es falsa,
pues los hechos representados ahí no son posibles, y el 1, cuyo contenido es un
enunciado verdadero, pues muestra un conjunto del cual puede hablarse. Luego,
generará dos operaciones algebraicas: 1)
x + y (que equivale a que un
enunciado x es verdadero o lo es uno y, pero nunca ambos), 2) x * y (que
permite sostener como verdaderos a ambos enunciados).
La lógica matemática tuvo una gran importancia no sólo dentro
del ámbito filosófico, sino también tecnológico. Inmediatamente sus ideas –con
algunas variantes- fueron aplicadas para crear máquinas de razonamiento, como
la que hizo William Stanley Jevons, quien retomó experimentos anteriores de
máquinas, como la “Máquina Analítica” (que resolvía funciones matemáticas y
había sido inventada por Charles Babbage en el siglo XIX). Luego, la innovación
del bulbo en 1906 -aportación de Lee de Forest-, permitió la creación de las
primeras computadoras, como el Colossus (1943), máquina creada por el
estadounidense Alan Turing, y que descifraba las claves enemigas durante la Segunda Guerra
Mundial. Poco después, fue incorporado en 1956, el transistor y
sustituyó al bulbo, permitiendo una
segunda generación de ordenadores mucho más potentes, hasta que se logró su
miniaturización y más tarde su
microminiaturización, dando paso a su vez a una tercera (1964-1972), cuarta
(1972-1984), y quinta generaciones. Mas
la lógica simbólica también ha afectado a la cibernética, surgida a finales de
1940 gracias a los estudios que Norbert Wiener hizo sobre la relación entre los
seres humanos y las máquinas, influenciado por las experiencias del
neurofisiólogo mexicano Arturo Rosenbleuth.
Así pues, la lógica matemática está siendo aplicada no sólo
en las computadoras personales, sino también en la aviación, la medicina, las
industrias civiles y militares; hasta en la juguetería. Especialmente se apuesta a emular el
funcionamiento de la neurona humana para lograr una inteligencia artificial.
Pero también se usa la lógica matemática aplicada a la física, la biología, la
psicología, el derecho, la moral, la economía y hasta al análisis de las
cuestiones prácticas, como bien ha señalado J.M. Bochenski. Todo esto ha sido
desencadenado por la ciencia lógica de Boole. No obstante, nosotros no la
veremos con un enfoque informático, sino analítico (es decir concentrado en el
análisis del lenguaje).
Ejercicio
El alumno deberá realizar una línea del tiempo en la cual inserte los
autores arriba citados y los hechos históricos que los rodearon.
[1] Obviamente que los antropólogos se
han partido la cabeza al intentar imaginar cómo surgió el pensamiento
religioso de los primeros hombres. Hay tres posturas, según cuenta, Enrique L.
Dóriga: 1) la que vio en la primera
religión un dinamismo impersonal preanimista (J..H. King, R.R. Marret); 2) la
que vio el animismo como la primera religión (E.B. Tylor) y la que consideró que existió un monoteísmo
rudimentario antes que nada (Andrew Lang y W. Schmidt). (Cfr. Enrique L
Dóriga., Metodología del pensamiento. La
lógica desde el hombre primitivo hasta la informática, Herder, Barcelona, 1986, p.
22).
[2] David García Bacca, Introducción
a la lógica moderna, Labor, Barcelona, 1936, p. 9-16.
[3] Según P.H. Nidditch la lógica matemática es el resultado de 4 líneas
de pensamiento: 1)la lógica antigua; 2) la idea de un lenguaje completo y
automático; 3)los nuevos progresoss en el álgebra y la matemática acaecidos
después de 1825; 4) la idea de que hay parte en la matemática que son sistemas
deductivos.
[4]El título en inglés es: Mathematical Analisis of Logic, being an
essay toward a Calculus of Deduction Reasoning. Posteriormente también en 1854
publicó otro libro de gran importancia llamado "An Investigation of the Laws of Thought on Which are Founded The
Mathematical Theories of Logic and Probabilities”.
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