¿Qué es una crisis?
Los seres
humanos pensamos frecuentemente en términos de crisis. Hablamos de experiencias
críticas o hasta asociamos la vida con la crisis. Se suele decir que el ser humano vive en
crisis, que su naturaleza es crítica. Pero, ¿es válido esto? ¿Qué es una
crisis? ¿A qué nos referimos con ella?
La palabra “crisis” según la RAE se dice en primer lugar de un “cambio profundo y de consecuencias
importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son
apreciados”.[1]
Pero también alude simplemente a una emergencia, una época de dificultades o
una situación mala.[2]
A su vez podemos hablar de crisis de salud (empeoramiento del deterioro
del bienestar corporal o mental),
económica (en la que se reduce el crecimiento de la producción y/o del
consumo) o política (en la que hay poca
credibilidad o destituciones en las instituciones de gobierno). Etimológicamente
la palabra crisis viene del griego “crisis” y significa “juicio”, “elección
final sobre un proceso”. Por eso es que
un sentido ya en desuso en español de la expresión “crisis” es el de “examen y
juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente”.[3]
Dicha palabra surgió en el español en 1705, aunque se venía usando “crítico”
desde 1580. “Crisis” se usaba en un
contexto médico.
Las crisis se captan en la conciencia de forma emotiva. Generan emociones
y sentimientos desagradables de desconfianza, desesperación y confusión. Son
provocadas por una situación nueva o vieja –que experimenta un cambio- que
genera problemas. Surgen súbitamente, de manera acelerada y sin estabilidad. Abren
un abismo entre el pasado y el futuro.
La crisis es una fase peligrosa que puede ser perjudicial o benéfica para
el que la experimenta. Según José
Ferrater Mora, hay dos tipos de crisis: las humanas (que son individuales) y
las históricas (que son colectivas).[4]
Las crisis humanas son ocasionadas por situaciones muy específicas, como
el desamor, la quiebra financiera, un asalto, un accidente, la enfermedad, la
muerte o una decisión muy significativa. Según Kierkegaard sólo las crisis hacen que el
individuo viva una relación consigo mismo como persona responsable y aislada
ante Dios y ante los demás.
Las crisis históricas son crisis de creencias compartidas por una
comunidad. Son ocasionadas por un mal común. Según los filósofos postmodernos
las crisis derivan de la imposibilidad de reconciliación que tiene el sujeto
consigo mismo. Hemos tenido grandes crisis históricas con las conquistas, las
revoluciones, las guerras, hambrunas,
epidemias, catástrofes naturales y sociales, recesiones económicas. Ahora bien, si todas las crisis colectivas
son necesariamente crisis históricas, eso es una cuestión a considerar. Ya que el mote
de históricas, supone que tienen un impacto en el sistema de creencias de la
época, podría uno preguntarse hasta qué punto algunas crisis colectivas puedan
ser superficiales sin poner en tela de juicio las creencias más profundas de
una época. Tal vez una comunidad sufra una crisis económica, pero no deje de
creer en Dios, por ejemplo. En fin, cabe
la posibilidad de crisis colectivas a secas.
Para salir de una crisis hay que encontrar una solución. Ésta puede ser
provisional o definitiva. Algunas soluciones a “problemas típicos” responden a
fórmulas o métodos ya preestablecidos; mientras otras requieren una elaboración
única, inventiva y creativa. La solución
de una crisis al parecer nunca es fácil.
Si lo fuera, no agobiaría. Regularmente implican una serie de acciones
variadas con resultados a mediano y largo plazo. Si la crisis se logra resolver a corto plazo, la
solución es radical y/o complicada. Si la crisis no ser resuelve, se torna
catastrófica. Puede deteriorar, empeorar la calidad de vida o acabar con ella
definitivamente. Cuando los cambios y
soluciones de una crisis no son coyunturales solamente, sino
trascendentales se puede hablar de “revoluciones”.
Durante toda la vida nos suelen acompañar varias crisis. Hay quienes afortunadamente llegan a
experimentar pocas; hay quienes lamentablemente sufren muchas. A veces las crisis son desencadenadas por
nuestras propias acciones, a veces por factores externos, o bien por una mezcla
de ambos.
Algunos autores sostienen que el hombre vive con una inseguridad
ontológica, que vive en permanente crisis, como Kierkegaard o Unamuno. Para
ellos las crisis son la norma en vez de la excepción. Esto puede ser exagerado.
Las crisis son intempestivas y rompen con una normalidad por definición. Lo que
suele suceder es que hay apreciaciones teóricas respecto a situaciones que
harán que algunos vean ahí una crisis, mientras que otros, no. La pérdida de
prácticas religiosas en una comunidad para algunas personas puede ser valorada
como una crisis mientras que para otras no. Por lo tanto las crisis históricas
que son asociadas con un problema de valores o de conciencia exclusivamente, son
crisis que no vive todo mundo, que padecen sólo ciertos grupos. En cambio, una crisis provocada por una
pandemia, ya es más que un asunto de conciencia de valores, afecta a todos en
menor o mayor grado. Ahora bien, puede
darse el caso de gente o individuos que se percaten que se está gestando una
crisis, sin embargo los demás no se percatan e ignoran dichas advertencias. Se
percatan de la crisis hasta que esta estalla.
También hay autores que postulan que las crisis históricas se dan de
manera cíclica (Hegel, Spengler). Que la solución de un problema posee el
germen de la siguiente crisis. El filósofo socialista Saint Simón creía que una
ley del progreso era que la historia se sucedía de épocas orgánicas y épocas
críticas. En las primeras hay un sistema de creencias establecido, en las segundas se rompe con éstas. La Edad Media representaría una época orgánica que
fue puesta en crisis por la Reforma y el nacimiento de la ciencia. La
Modernidad sería una época crítica, en consecuencia. Pero también las crisis se
pueden pensar como problemas únicos, específicos y coyunturales que acompañan a
todas las épocas. Por ende, las épocas orgánicas serían un mito que consuela,
como dijo Ortega y Gasset.[5]
Fuentes:
José Ferrater
Mora, Diccionario de Filosofía, t.
1,Editorial Ariel, Barcelona, 2001, entrada: “crisis”.
Nicola
Abbagnano, Diccionario de Filosofía, edit. FCE,4ª ed., México, 2012, entrada:
“crisis”.
Rafael Gil
Colomer (coord.), Filosofía de la
educación hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid,
1997, entrada: “crisis”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis
(consultado 24 de febrero del 2017).
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