Metas del plan de vida

Las metas del plan de vida son objetivos a realizar en la propia persona. Éstas deben de corresponder a la misión que ella se ha planteado. Esa misión a su vez refleja los valores y propósitos de la persona, y por lo tanto, la visión que tiene de sí misma a futuro. Las metas están pensadas como finalidades concretas que harán realidad la visión y la misión personales.
Establecer una meta proporciona una dirección a la conducta, revela el avance que se tiene respecto a ellas, ayudan a alcanzar nuestros deseos y nos dan algo por qué luchar.
Al establecerse una meta, su avance puede ser medido. Permite además elaborar una estrategia para alcanzarla. Por esta razón pragmática, para algunos es la parte central de un proyecto de vida.  Estas metas al ser objetivos convienen establecerse en un listado de enunciados que permitirá organizarlas en función de su importancia y de su alcance (corto, mediano o largo plazo). Las metas deben de abarcar las dimensiones del proyecto de vida: afectiva, laboral y social.  Dichos propósitos deben ser realizables, claros y medibles. La última característica (la mensurabilidad) puede ser problemática para algunos objetivos. ¿Cómo se mide la estabilidad de una relación de pareja, de amistad o familiar? Sin embargo, el creador de un proyecto de vida puede establecer criterios satisfactorios para medir dicha estabilidad.  Al final las metas que establece el sujeto son para obtener la satisfacción en su vida de una manera rentable y con el menor costo posible.
En consecuencia en el ámbito empresarial se habla de metas u objetivos S.M.A.R.T., que en inglés significa: Specificic, Measurable, Acheivable, Relevant y Time-bound. En español le suelen llamar objetivos MARTE (medibles, alcanzables, relevantes, temporales y específicos).  Al parecer estas siglas fueron acuñadas por Robert Lorber y Ken Blanchard en el libro El ejecutivo al minuto en acción.
El coach Raimon Samsó señala que hay que saber diferenciar entre los sueños profundos y los caprichos banales. Los primeros están ligados a una razón profunda en mi existencia, transforma la vida. El segundo es irrelevante, una vez que se posee no transforma tu vida. Cuando uno se pregunta para qué quiero eso y cómo afectará mi vida, si se responde honestamente, se puede dar cuenta de si es un sueño o un capricho lo que se desea.
 Ahora bien, ¿cuánta metas se debe tener? Parece que no hay un criterio universal para determinarlas. Éstas pueden variar según la persona. Obviamente una cantidad desmedida de metas se vuelve irrealizable, así que conviene que no sean muchas. ¿Cuántas exactamente? Depende del individuo. Algunas personas se sienten abrumadas con mayor o menor cantidad de compromisos. Sugiero que mínimamente se establezcan tres metas: una para el área afectiva, otra para el área laboral y otra para la social en armonía con los valores, misión y visión de la persona.
Raimon Samsó sugiere que sean ocho las metas que se establezcan en la vida en función de ocho áreas de interés: 1) salud, 2) relaciones (amistades, vida social y familia extensa), 3) relación de pareja y familia, 4) profesión, 5) finanzas, 6) comodidades, 7) ocio (tiempo libre y aficiones), 8) espiritualidad (introspección, mejora de sí mismo y meditación).   Como trabajar sobre las ocho áreas es algo sobrehumano, conviene trabajar máximo en dos o tres áreas prioritarias al mismo tiempo de manera fuerte, y en las restantes se trabajará un objetivo menor a lo largo de un año.  Ya luego se podrán ir cambiando las metas centrales conforme se vayan cubriendo unas y necesitando abarcar las otras.

Ejemplo de metas de plan de vida


Pongamos un ejemplo:
Metas afectivas: 1) Tener una relación estable y duradera con una pareja, 2) cultivar las amistades; 3) cultivar las relaciones familiares.
Metas laborales: 1) ser un creador de contenidos confiables y verídicos a través de blogging y videoblogging; 2) practicar la docencia.
Metas sociales: 1) cultivar el deporte del running, 2) practicar algunas pasatiempos: cinefilia, lectura, coleccionismo; 3) viajar, 4) explorar nuevas experiencias.

Orden y flexibilidad de las metas


Algunas de estas metas serán más importantes que otras, según qué dimensión valore más la persona. Por el otro lado, algunas de estas metas pueden ser a corto plazo, como  practicar la cinefilia; otras pueden ser a mediano plazo, como un viaje determinado; y otras a largo plazo como el éxito en una actividad laboral.
Las metas pueden cambiar a lo largo de nuestra vida, sea porque cambien nuestros intereses o sea porque ya las realizamos. Nuestras metas en parte  dependen de la situación o contexto en el que vivimos,  en parte dependen de nuestros valore y en parte dependen de esquemas mentales aprendidos. 

Fuentes:


Alberto Zuazua, El proyecto de autorrealización, edición electrónica.
Raimon Samsó, Supercoaching, edición electrónica.
Matti Hemmi, ¿Te atreves a soñar? Edit. Grijalbo, México, 2016.

Mick Ukleja y Robert L. Lorber, Las preguntas que cambiarán tu vida, Edit. Diana, México, 2012. 

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