La filolumenia

julio 24, 2016

La filolumenia es la afición de coleccionar cajetillas de cerillos, cerillas o fósforos. Consiste en conseguir, almacenar y catalogar dichos objetos. Es un pasatiempo bastante popular en el mundo por barato, divertido e interesante. Estos estuches para fósforos fueron inventados en el siglo XIX para hacer transportable a su contenido. Un cerillo es una pequeña varilla de cartón, madera o cerilla con una cabeza de fósforo. Fueron inventados por el químico John Walker, quien hacía experimentos para diseñar nuevos explosivos en 1826. En 1839 tales productos fueron perfeccionados y patentados por Samuel Jones bajo el nombre de “lucíferos”. Los primeros cerillos eran muy peligrosos por su toxicidad para el ser humano. Producían fósforo blanco. No obstante, se siguieron usando hasta finales del siglo XIX. A mediados del siglo XIX fueron inventados en Suecia los cerillos de seguridad por John Lundstrom. Estos cerillos poseen el formato actual que conocemos del cerillo. Bryant & May fue la primera empresa en producirlos masivamente en 1861.

Hay fosforeras de bolsillo y de sobremesa. Las cajas de fósforos no sólo eran importantes para los fumadores, sino también para los no fumadores que usaban los fósforos con frecuencia para encender velas, fogones, estufas, lámparas de petróleo. La frecuencia de su uso, hizo que muchas compañías vieran en las cajetillas de cerillos grandes instrumentos publicitarios. Se esmeraron en producir diseños estéticamente muy interesantes durante el siglo XX.

Con el surgimiento de los encendedores, las linternas, las cocinas eléctricas y las mejoras en los sistemas de luz los fósforos han ido perdiendo importancia en la vida cotidiana. Esto ha mermado en la calidad artística de los diseños de las cajetillas, cuyo boom se dio en el siglo XX. Sin embargo, siguen existiendo coleccionistas de estas piezas. Luis Tomás Tarazona es un español, que se puede reconocer como el mayor coleccionista de cajas de fósforos en el mundo que llega a la cantidad de un millón.