El lenguaje figurado

El lenguaje figurado es una forma peculiar de usar la lengua en los contextos retórico y literario para embellecer el discurso mediante dispositivos inherentes al lenguaje. Consiste en una elaboración artística que atrae la atención. Este discurso está codificado de manera distinta al del manejo común de la lengua (a pesar de que en ésta se manejen las figuras retóricas). Se suele decir que es aquel en que una palabra se expresa en términos de otra apelando a una semejanza real o imaginaria. Se opone al lenguaje literal.[1] Por eso también se dice que el lenguaje figurado no es entiende literalmente,  sino a través de sus connotaciones.[2] Es una forma de ornato. Esta ornamentación lingüística está constituida por las figuras y los tropos. Las primeras tratan a las palabras dentro del discurso, los segundos, a las palabras aisladamente. Los mecanismos que usan estos dispositivos son: la adiectio (o aumento), detractio (supresión), transmutatio (cambio de orden y/o lugar), inmutatio (sustitución). Estos recursos son previos a cualquier clasificación. Y la sistematización de estos en tratados es posterior a su existencia.  Tales clasificaciones pueden ser extensas. En consecuencia el lenguaje literario es más denso que el ordinario. También tiene un mayor grado de opacidad, el cual debe ser mesurado en la Retórica y puede ser elevado en la Literatura. La opacidad aquí no debe entenderse como falta de claridad, sino como la tendencia a hacernos percibir el discurso mismo y no solamente su significación.  Entonces rompe con la automatización del lenguaje común, que se rige bajo ciertas fórmulas muy establecidas. Es decir, otra característica del lenguaje figurado es la desautomatización. En síntesis el lenguaje literario es denso, opaco y desautomatizado.
Produce, además,  un deleite estético que rompe con el hastío de la audición, capta la atención –como ya se dijo-  y genera fruición (gozo intenso).  De hecho el efecto estético es comprendido con el fin de ornato lingüístico. Pero el lenguaje literario no sólo es un cúmulo de adornos, sino también es una transformación en algún grado del significado del discurso, dado a la fusión entre la forma y el fondo en el lenguaje.
Existe una modalidad del lenguaje figurado llamada lenguaje proverbial. Ésta se caracteriza por la presencia de máximas morales y sabiduría práctica, como la frase: “al que buen árbol se arrima, a buena sombra se cobija”.

Fuentes:

Matilde Moreno, Diccionario Lingüístico-Literario, edit. Castalia, Madrid, 2005, entrada: lenguaje2.
Tomás Alabadejo, Retórica, edit. Síntesis, Madrid, 1993.




[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Lenguaje_figurado (consultado el 25 de abril del 2016).
[2] Matilde Moreno, Diccionario Lingüístico-Literario, edit. Castalia, Madrid, 2005, entrada: lenguaje2.

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