El arte de la ilustración
La palabra
ilustración tiene muchos significados. Etimológicamente viene del verbo “ilustrar”,
que alude a dar claridad a algo o mayor inteligibilidad. Se puede referir a una
etapa histórica sucedida en Francia a finales del siglo XVII y el siglo XVIII o,
bien, a un producto gráfico o al arte que produce este producto. Por lo tanto tiene
un campo semántico histórico y otro estético. En este caso, me interesa el
segundo. Una ilustración se refiere a un
dibujo, fotografía, grabado o estampa que se presenta en un texto o en una
exposición para generar mayor interés.[1]
Este último sentido, el estético, es relativamente reciente. Data del siglo
XIX. Servía para designar a los adornos de los manuscritos antiguos, para luego
referirse a las imágenes de los libros sin importar qué técnica se usó para
hacerla. En la generación de las ilustraciones pueden participar artes
distintas como el dibujo, la pintura, el grabado en madera, la litografía, la
serigrafía, el diseño por computadora.
En la etapa previa a la imprenta, las ilustraciones eran fundamentalmente
manuales, mientras que en la posterior se desarrollaron técnicas que permitían
reproducir una misma ilustración un sinnúmero de veces. El arte de ilustrar
puede ser considerado un arte menor, no obstante, posee importancia en las
artes plásticas. No sólo se usan las ilustraciones en los libros, sino también
en los periódicos. La prensa recurrió a la ilustración a partir del siglo XIX. Incluso
aparecen también en carteles publicitarios.
El ilustrador suele reproducir una imagen por encargo, pero también suele
incorporar una interpretación creativa.
Fuentes:
Varios, Diccionario del Español de
México, vol. 2, edit. El Colegio de México, México, 2011, entrada:
ilustración.
Étienne Souriau, Diccionario Akal de Estética, edit.
Akal, Madrid, 2010, entrada: ilustración.
[1] Varios,
Diccionario del Español de México,
vol. 2, edit. El Colegio de México, México, 2011, entrada: ilustración.
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