El examen oral

El examen oral es aquel en el que se hace una serie de cuestionamientos que el alumno debe de responder de viva voz en el momento ante el examinador. Este examen presenta, según algunos, un mayor grado de dificultad que el examen escrito, ya que no se dispone de tiempo para reflexionar la respuesta. Aunque requiere de una memorización, ésta no es meramente mecánica. También la presencia directa del profesor puede ser un motivo de mayor nerviosismo. [1]  La ventaja es que se prestan más para desarrollar los temas con mayor profundidad y emitir junto con este desarrollo una opinión crítica. Permite que destaque el que se prepara en serio y perjudica al que se toma esto a la ligera. Los exámenes orales pueden ser formales e informales En los primeros hay una lista elaborada de preguntas. Las respuestas son evaluadas con el criterio de correcto o incorrecto. Los exámenes abiertos siguen un interrogatorio libre con un menor grado de exactitud en las preguntas.
En un examen serio se advierte que no hay preguntas de rescate. También es prudente elaborar una rúbrica para calificar el examen oral, de tal manera que se fijen criterios relativamente objetivos para asignar una calificación. Se puede realizar con unos, dos o hasta tres sinodales. Se recomienda hacer dos o tres réplicas. En caso de haber más de un examinador conviene hacer una réplica por sinodal. También el examen se puede hacer con un alumno por turno o bien con dos. En el caso de haber dos alumnos en un turno, al primero se le realiza un interrogatorio, mientras el segundo posteriormente tendrá que objetar y corregir al anterior; en dado caso de no haber nada en lo que disienta, tendrá que continuar exponiendo el tema a partir de dónde se quedó el otro.[2]
Los exámenes orales deben adecuarse a un temario previo que debe ser preparado por los alumnos. Se recomienda que la vestimenta del alumno sea formal, para darle solemnidad y seriedad al examen. Incluso se pueden usar medios audiovisuales o un conjunto de notas o esquema como apoyo. Para responder es conveniente seguir el siguiente esquema mental: nombrar las ideas principales, desarrollarlas y concluir. En caso de olvidarse algo, una estrategia para recuperarse es: expresar interrogantes sobre el tema, resumir las ideas pasadas, repetir algún aspecto de otra manera o ahondar en algo ya tratado anteriormente.  También es altamente sugestivo que se expongan los temas a preparar frente a un tercero, como una forma de preparación previa al examen, auto formularse preguntas, etc.


Fuentes:

http://www.studygs.net/espanol/oralexam.htm (consultado el 28 de abril del 2016)




[2] Esta metodología se sigue en el Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana. La información fue compartida por el alumno: BELLUCCI DIAZ INFANTE GIAMPIERO.

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