La situación actual del hombre

Cada ser humano vive circunstancias distintas, pero es inevitable vivir sin la influencia buena o mala de los demás.  Circunstancia  etimológicamente alude a aquello que está alrededor. Lo que nos rodea, por supuesto marca lo que somos. No es lo mismo nacer en la pobreza, que la opulencia; no es lo mismo nacer huérfano, que con familia. Cada persona, persona está rodeada de cosas, de sucesos distintos. En la actualidad habemos poco más de seis mil millones de seres humanos. ¿Se puede hablar de una situación actual del hombre? Bueno, no todo lo que vivimos es absolutamente distinto. Terencio, decía que nada humano le era ajeno, justamente porque creía que no había algo que totalmente le fuera extraño de los demás seres humanos. Siempre se identificaría y reconocería en todas sus situaciones. Los seis mil millones que habemos estamos rodeados de amor, desamor, nacimientos, muertes, etcétera, etcétera. Ahora bien, si unos a otros nos influenciamos y realizamos actos que repercuten en los otros, ¿es posible hablar de una situación que vivan esos 6000 millones? ¿Qué en un candidato a diputado local por en Baja California pierda las elecciones en México, afecta a un chino o a un neozelandés?  No lo parece y si así sucede, es algo que resulta casi imposible de medir, sin embargo, a todos nos afecta el cambio climático. Hay situaciones que son regionales y otras que efectivamente son globales. Nosotros, pues, cuando hablamos de una situación actual del hombre, hablaremos de lo que nos afecta a todos y de lo que afecta a grandes regiones de la humanidad.  ¿Y a todo esto qué es la humanidad? Generalmente se entiende por ella el conjunto de todos los seres humanos o bien la naturaleza humana, pero también se puede considerar ambos aspectos  como el conjunto de actos, relaciones e ideas propios de la especie que han sido creados a lo largo de la historia.[1]  Así pues, nosotros heredamos la humanidad y respondemos por ella.
Por eso, se dice que el hombre hoy está en crisis. Testimonios de crisis el hombre siempre los ha dado. Mas ahora, por primera vez, se ha llegado a un nivel tal que la autodestrucción del género humano, e incluso del resto de  la vida en la Tierra, es materializable. La sombra de una guerra nuclear debido a la Guerra Fría, y los grandes avances tecnológicos de la civilización occidental con la contaminación ambiental que acarrean, han puesto a la humanidad al borde de un abismo. Ciertamente que la caída de la URSS, disminuyó el riesgo atómico, pero no evita  que 4000 a 6000 especies de seres vivos se extingan cada año, amenazando con romper el equilibrio ecológico, ni impide que nuestro territorio nacional padezca de erosión en un 64% de su superficie. Por si fuera poco el ecocidio, hay en el mundo cerca de 2400 millones de personas en todo el mundo sobreviven en las condiciones de miseria; alrededor de 20 guerras  han generado millones de muertos y  en el año 2002, la  tasa de suicidios se incrementó en un 60%; específicamente en México cada dos horas y media una persona se  priva de la vida[2], llegando a sumar unos 3000  compatriotas[3]. ¿Por qué sucede esto si el hombre ha logrado curar enfermedades que antes no tenían solución, explota la ingeniería genética, ha subido su promedio de vida[4] y crea inventos que facilitan la ejecución de las actividades domésticas y laborales? Seguramente se debe a que no todos tienen acceso a esos avances científico-tecnológicos y además porque muchos de los que los poseen tienen una forma de vida que no les es placentera. ¿Cuál es esa manera  de vivir?
Mucha gente (con la ambigüedad que implica el término), los medios de comunicación, especialmente la televisión (la nueva  educadora que empobrece la capacidad cognitiva y moldea las almas en un entorno de sempiterno espectáculo), sugieren y proponen que si uno quiere ser feliz en la vida, debe obtener una profesión que deje dinero, que permita hacerse de un amplio patrimonio y de liquidez para mantener una familia[5]. La personalización del proyecto de vida es la base de toda acción. El Yo es el centro de interés de cada individuo y se convierte en un Narciso, por supuesto, hedonista  y aficionado a la seducción de un sinnúmero de estímulos que como resultado derivan en la indiferencia hacia lo carente de llamatividad y hacia las grandes metas (escolares, políticas, laborales, humanitarias)[6]. En cambio las metas particulares se engrandecen. Pensemos en el caso de la salud: el cuerpo es único, íntimo, para adorarle. Nos anuncian tratamientos para adelgazar, para retrasar el envejecimiento, hasta aparatos que hacen que los músculos se ejerciten sin que uno haga ejercicio frente a la real estadística de que en nuestro país del 60 a 80% de las personas mayores de veinte años de edad viven en un sedentarismo extremo.[7] Por otro lado, se nos anuncian pastillas para el vigor sexual, perfumes con ferohormonas y hasta beber un refresco o ponerse un desodorante deben convertirnos en símbolos sexuales. Estamos en una época donde los eslóganes constituyen el centro de nuestros pensamientos y poco los meditamos lógicamente[8].  No se diga: se nos venden tarjetas de crédito,  automóviles, bebidas alcohólicas, productos que nos hacen sobresalientes. Bueno hasta los jabones nos dan poder. ¿Quién es el poderoso? ¿quién más pueda adquirir (consumismo) y las adquisiciones dan placer y fama (la cual también es placentera). La Academia, Big Brother muestran ese afán de ser famosos delimitado por un paradójico interés en la vida privada de los otros y el descuido de la propia. ¿Y cómo se alcanza la fama y el poder? Con talento y éste produce dinero siempre y cuando la persona sea productiva (vendiendo, fabricando, haciendo empresa, comercio informal, lo que sea).
            La técnica es para el placer y el placer es para el individuo. Aunque el placer y la individualidad no son malas, estos se reducen al egoísmo donde todo es un medio incluyendo a la gente- para darle gusto al individuo, quien es el centro de sus preocupaciones. Así pues la belleza, la productividad, el sexo, el dinero, el poder son los valores de nuestra era.  Ser el número uno es lo que proponen los medios y hasta en escuelas prestigiosas como el Tec de Monterrey caen en el juego del narcisimo, que lejos de hacer al individuo independiente, lo estandariza bajo esta nueva forma de control social[9]. Por ejemplo la misión de la Preparatoria del Campus Ciudad de México, de dicha institución, pretende ser la número uno del país, con los mejores estudiantes y los mejores docentes. ¿Cuál es el criterio para establecer esa diferencia? La línea entre la ideología mercadológica y la calidad educativa puede volverse muy tenue.
La competencia entre muchos rivales por la cúspide y por la excelencia, genera  envidia, estrés si no se alcanza la meta. La cosa es que sólo el número uno la puede alcanzar y entonces no es de extrañar el aumento de suicidios, tasas de divorcios[10], depresiones, adicciones. Fama, dinero, sex-appeal, poder, belleza (algunos de los cuales se esfuma con relativa rapidez) son elementos difíciles de lograr en Occidente y particularmente en un México en constante crisis económica, con sueldos raquíticos y muchos sacrificios. Basta con saber que en nuestro país, poco más de seis mil millones de compatriotas viven con un ingreso inferior al salario mínimo y los ingresos anuales de un campesino difícilmente superan los 5500 pesos[11].
El panorama parece  exageradamente desolador. Por desgracia no es fantasía, sino realidad. Este el mundo que hemos creado. ¿Se puede corregir? Si para un individuo es imposible tamaña transformación, quizá para una sociedad o bien su mayoría no lo es. Mas eso depende de muchos factores. ¿qué se puede hacer entonces? Aprovechar ese individualismo y transformarse uno como individuo en lo que se quiere ser, en luchar por la felicidad conociéndose a si mismo y modificando nuestras circunstancias, porque ya lo decía Ortegga y Gasset:”yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo a mi”.





[1] Esta definición está basada en el video Ser Humano de Telesecundaria.
[2] http://mx.news.yahoo.com/021230/6/pv1v.html  Consultada el 2 de enero de 2003.
[3] Información dada por los noticieros Televisa.
[4] Cuenta Carl Sagan ue en la época preagrícola, las expectativa de vida de los cazadores – recolectores era de20 a 30 años cifra que no varió significativamente a lo largo de la historia sino hasta 1870, cuando subió a cuarenta en Europa y luego a cincuenta en 1915, sesenta en 1930, setenta en 1955 y hoy cerca de los ochenta (cfr. SAGAN, Carl. El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad. Edit. Planeta. Págs. 26-27). 
[5] Cfr. SARTORI, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Edit. Taurus, 2ª ed. México, 2002.  Este libro profundiza en la manera en cómo afecta la televisión a las personas y su capacidad de conocer.
[6] Cfr.  LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Edit. Anagrama, 12ª ed. España, 2002..  Para profundizar en el tema del individualismo este libro es excelente.
[7] Dato dado el Radio Monitor el 14 de enero del 2005.
[8] DE ALENJANDRO.  José María. La Lógica y el Hombre. Edit. BAC. España,1970. Cfr.  El prólogo.
[9] LIPOVETSKY, Gilles. Op. Cit.  Págs. 63-64.
[10] Según datos del INEGI registrados en el último censo, hubo 52358 divorcios registrados en nuestro país.
[11] Datos obtenidos también del INEGI.

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