La reunión de vejestorios de la ESANS M-12 (1988-1991).

Estando en un estado semiconsciente, que mezcla desvelo, cansancio, embriaguez -que en mi caso se alcanza muy rápido-, éxtasis, nostalgia, cariño, gratitud, sorpresa y otras cosas ñoñas más agradezco al antiguo M-2, M-7 y M-12 de la Escuela Secundaria Anexa a la Normal Superior aquella velada tan diga de un capítulo de Los Años Maravillosos. En ocasiones también parecíamos un capítulo de los Simpson.  La secundaria fue una etapa maravillosa en mi vida. En específico mi grupo lo fue también para mí. Veinticinco años después, al verlos nuevamente, valoro, rememoro, reflexiono y proyecto algunas ideas, que no se preocupen, no las compartiré tediosamente, al menos, no del todo.
Catorce compañeros de la ESANS estuvimos reunidos: Edilia Alcántara, Alfredo Alonso, Mirna Arroyo,  Montserrath Covarrubias, Julio Feria, Luis Arturo Flores, Guillermo Fuentes,  Ana Rosalba Jasso, Vivian Maciel,  Arlina Patiño, Gerardo Quiroz, Ana Lilia Ruíz, Arturo Zayas y yo (su antaño jefe de grupo, persígnense).
Por iniciativa  de la primaveral Edilia -quien viste en invierno, como si estuviera en Cuernavaca- se convocó esta accidentada reunión que llevó jornadas más largas que la de una elección papal para designar la fecha y el lugar de la reunión. Al final, quedó el 23 de enero en el Sonora Grill Prime a partir de las 6 de la tarde, con una leve confusión, generada por mí, pero también por Mirna. Por eso la corté en la secundaria, generaba caos, como un chivo en cristalería. Me da gusto –creo- saber que sigue siendo así. Otro caótico que rememoramos, tal vez por ser el mayor demonio del grupo, fue Néstor Ruesga, que a distancia junto con Gaby Carrillo, participaron con algunos mensajes de audio y texto desde los United States. Ojalá un día resuelvan su estatus migratorio o que gane Donald Trump las elecciones, para que podamos verlos pronto. En fin la reunión terminó siendo en el Sonora Grill de Durango-Roma, a un costado de la glorieta de Cibeles. Vinieron de distintos puntos nacionales, como Tabasco, Veracruz y Quintana Roo. Arlina habló de pornografía y valientemente asistió al encuentro a pesar de la muerte de un pariente suyo; Jasso vino con todo y su chicotito, y nos mostró lo que significa ser una mujer sumisa; Ana Lilia nos humilló con sus tacones para demostrarnos que somos una bola de chaparros; Montserrath aprendió cómo usar un parquímetro y lucir despampanante a la vez; Luis Arturo nos platicó cómo hacer una página web y  cómo un hombre puede tener una relación con una mujer menor sin ser acusado de pedofilia. Vivian nos quería maquillar, pero no la dejamos, ni que estuviéramos en Nuestra Belleza México; Memo nos quería embarrar de petróleo, nos dio un ejemplo de cómo superar una tragedia  en la  vida;  Alfredo nos quería cuidar como el buen ciudadano y patriota que es; Zayas compartió  el gran crecimiento que ha tenido diametralmente en todas su vida; Julio nos enseñó que la vida es un parque de diversiones; etcétera, etcétera, etcétera.
Tras convivir como hasta las 12 en ese lugar, nos trasladamos a San Ángel y entramos a  un antrillo vacío, para continuar el festejo, donde Edilia, Julio, Gerardo, Mirna y Memo dieron una cátedra de baile tropical.
Finalmente, y ante la ausencia de “afters” decentes en la ciudad de México, ocasionados por la salvaje legislación perredista, terminamos –previa escala sanitaria en la casa de Arroyo- en un Sanborns allá por la calle de Pitágoras (honorable filósofo griego),  prolongando el cotorreo hasta las siete de la mañana. Cinco guerreros solamente sobrevivimos a una jornada tan titánica a nuestros cuarenta años de edad (excepto Zayas y Ana Lilia que son unos bebés de pañales).
Ganas  no faltaban de que hubieran asistidos todos, pero IKE asistencia no nos asistió (chiste local). Ojalá se pueda mejorar esta reunión y que suceda antes de otros 25 años más.  Las risas, las actualizaciones, los recuerdos, las bromas en un ambiente de mucha cordialidad sucedieron. Citando al buen Memo,  digo: “éramos un grupo muy unido”, en el estudio, en las fiestas, y hasta en las colectas de periódico para irnos de excursión. Ayer demostramos el cariño fraterno que nos tuvimos y, espero, todavía nos tengamos.

Les diría Indivisa Manent (permanezcamos unidos), pero eso es un lema lasallista. Más bien deberíamos de acuñar una frase propia; algo así como: “¡Viva la Camarona!”,  “Chichagón y cagnitas”, “Todo se lo debemos a Candelaria” o “Casquete regular desvanecido, urra”. Bien muchas gracias por leerme, les mando un abrazo a todos los presentes y ausentes.



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