Las etapas de la vida: el ciclo vital.

La vida es cambio. En ella se pueden observar distintas etapas que intuitivamente se pueden diferenciar: hay bebés, niños, jóvenes, adultos, ancianos. El desarrollo es visto  como un patrón de evolución que comienza desde la concepción y termina con la muerte.[1] Implica estabilidad (conservación de un estado) y cambio (transformaciones), conlleva continuidad (cambios graduales y lentos), como discontinuidad (fases abruptas de cambio), mezcla naturaleza y medio ambiente.  La naturaleza está influenciada fuertemente por la herencia biológica; el medio ambiente  lo está por la familia, por la posición socioeconómica, el vecindario, la cultura, la generación a la que se pertenece y las vivencias personales.
Aunque dichos “momentos” parecen naturales y evidentes, en realidad responden a una construcción social, pues ninguno tiene sus límites claros y precisos. Basado en edades documentadas, el máximo del ciclo vital del ser humano está en los 122 años de vida.[2] Este ciclo es duradero (con sus trágicas excepciones),   multidimensional, multidireccional (sus dimensiones evolucionan el sentidos distintos),  plástico (varía en cada persona) y contextual (es influida por el contexto histórico, por la sociedad y  por eventos).[3]  Se suele hablar de tres tipos de procesos –por eso es multidimensional- en el desarrollo de la vida: los biológicos  (de la naturaleza física del hombre: genéticos, anatómicos y fisiológicos), los cognitivos (cambios en la memoria, la atención, el aprendizaje,  el razonamiento, el pensamiento,  la inteligencia y el lenguaje) y socioemocionales  o psicosociales (cambios en las relaciones con otras personas, en los afectos y la personalidad).[4]
El ciclo vital es dividido en estadios. Estos estadios responden a la forma de vida de las sociedades industriales. La clasificación más popular en la Psicología del Desarrollo, lo divide en: etapa prenatal (desde la concepción al nacimiento), primera infancia (desde el nacimiento hasta los 18 o 24 meses), niñez temprana (desde el final de la primera infancia hasta los cinco o seis años), niñez intermedia y tardía (de los 6 a los 11 años) adolescencia (comienza entre los 10 y los 12 y acaba entre los 18 y los 22), juventud (desde el final de la adolescencia hasta que cumplimos 30 años), madurez (que va de los cuarenta a los sesenta años) y vejez (que va de los sesenta hasta la muerte).  Otra clasificación ofrecida por Diane Papalia, divide el desarrollo en ocho etapas también: etapa prenatal (de la concepción al nacimiento),  infancia (del nacimiento a los tres años),  niñez temprana (de los tres a los seis años), niñez media (de los seis a los once años), adolescencia (de los once a los veinte años), adultez temprana (de los veinte a los cuarenta años), adultez media (de  los cuarenta años a los sesenta y cinco años) y adultez tardía (de los sesenta y cinco en adelante). [5]

 Importancia del  estudio de las etapas de la vida y su relación con la historia


 En el siglo XX las etapas de la vida han sido tema de estudio para la Psicología. Se ha generado una disciplina, llamada Psicología del Desarrollo que se ha encargado de estudiar estas etapas bajo el concepto de ciclo de vida.  La importancia de su estudio radica en la posibilidad de comprender quienes somos, como hemos llegado a ser como somos y qué nos puede deparar el futuro.[6] Un objetivo más práctico de su estudio consiste en desarrollar al máximo nuestras capacidades, mantenerlas  a lo largo de la vida y minimizar su deterioro.[7]
Sin embargo, el tema de las etapas de la vida no es nada nuevo.
En el Mundo Clásico se llegó a hablar de las etapas de la vida, pero de una manera asistemática y fragmentaria. Se ven algunas de estas reflexiones en Platón y Aristóteles. Platón supuso un desarrollo del hombre en La República a través de una educación de la población y Aristóteles habló del desarrollo biológico de la infancia, la niñez y la juventud de la entelequia (unidad alma-cuerpo).
En diversas culturas las etapas de la vida dependen más de roles sociales, en Roma se era niño, luego adulto a partir de los 16 años, cuando se les ponía la toga viril y anciano a partir de los 60 con la toga senil.
No fue sino hasta la Edad Media cuando el tema se sistematizó.  Isidoro de Sevilla ya hablaba  en sus Etimologías de siete etapas de la vida: infancia (del nacimiento a los siete años), puericia (de los ocho a  los quince), la adolescencia (de los veintiún a los veintiún años),[8] la juventud (que para él acaba a los 45), la edad madura, la vejez y la decrepitud.
Al menos desde el siglo XV en la iconografía popular se pueden encontrar grabados hablando de dichas etapas mediante una rueda (xilografía renana de 1470), y posteriormente mediante una escalera a partir del siglo XVI.[9] Esta última varió en muchas representaciones. Fue muy recurrente al menos hasta el siglo XVIII. Igualmente en el Juego de la Oca se ha representado este gran ciclo de la vida.
Los pedagogos modernos, como Comenio y Rousseau estudiaron el desarrollo humano de los primeros años de vida del hombre. Hacen una periodización pedagógica que se vinculará con la inserción laboral. Pero, además en Rousseau se ve una transición de la vida animal, a la salvaje, a la razón y a la madurez social, siendo paradójicamente el niño bueno por naturaleza.
Una sistematización más científica del desarrollo humano tuvo lugar gracias al darwinismo. Fue G. Stanley Hall, quien decidió unir esas visiones filosóficas de las etapas del ser humano con las  (1844-1924) exigencias científicas de la biología recién surgida.  Posteriormente surgieron propuestas que fueron muy influyentes como la de Freud, la de Erickson, Piaget.
Algo interesante es que el desarrollo humano no se vive igual en todas las culturas. La Antropología Cultural ha mostrado con Margaret Mead y Ruth Benedict, que no se plantean rupturas ni crisis en las sociedades de Samoa, pues el paso de una etapa a otra sigue una línea de continuidad sin caos. En estas culturas lo que separa la vida infantil de la adulta es la falta y la presencia de independencia, pero ya en estos grupos se comparten responsabilidades y trabajos con los niños. Consecuentemente, la crisis de la adolescencia  surge en sociedades donde se hace una distinción marcada entre la infancia y la vida adulta a través de instituciones sociales y legales.  La cultura occidental supone un desarrollo humano de la discontinuidad (entre unas etapas y otras). Esto también genera la discriminación de los ancianos, al verlos como improductivos según un rol social.
En consecuencia las etapas o estadios de la vida del hombre son un problema histórico para éste. Las formas que tiene el ser  humano de organizarlas varían según su organización social y visión del mundo. No obstante, en grupos humanos en condiciones iguales, hay  patrones que surgen de tipo biológico, cognitivo y socioemocional. Pese a tales patrones, el desarrollo humano no es homogéneo, es diverso, cambiante, misterioso y personal.  El desarrollo humano en la actualidad se enfrenta con retos sociales propios de su época: la pobreza y el desarrollo, la sobrepoblación,  las transformaciones de la familia, la adolescencia, la discriminación de los ancianos, etc.

Bibliografía


Diane E. Papalia, Ruth Duskin Feldman, Gabriela Mrtorell, Desarrollo Humano, Edit. Mc Graw Hill, 12ª ed., México, 2012.
John W.  Santrock, Psicología del desarrollo. El Ciclo Vital., Mc Graw Hill, 10ª ed., México, 2006.
Guiseppe Flores D’Arcais, Diccionario de Ciencias de la Educación, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990, entrada: vida, etapas de la.




[1] John W.  Santrock, Psicología del desarrollo. El Ciclo Vital., Mc Graw Hill, 10ª ed., México, 2006, p.5.
[2]Ibíd., p. 7.
[3] Ibíd., p. 7 y ss.
[4] Ibíd., p. 17.
[5] Diane E. Papalia, Ruth Duskin Feldman, Gabriela Mrtorell, Desarrollo Humano, Edit. Mc Graw Hill, 12ª ed., México, 2012,  p. 8-9.
[6] John W.  Santrock, Psicología del desarrollo. El Ciclo Vital., Mc Graw Hill, 10ª ed., México, 2006, 5.
[7] Ibíd., p. 9.
[8] En otras fuentes el periodo se prolongó hasta las veintiocho o los treintaicinco.
[9] Guiseppe Flores D’Arcais, Diccionario de Ciencias de la Educación, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990, entrada: vida, etapas de la.

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