Los Métodos Filosóficos
La
vida está llena de métodos. Hay métodos para todo. Los hay muy sencillos y muy
complejos: desde un método que en el kínder le dan a un niño para amarrarse una
agujeta, hasta métodos complicados para hacer ciencia de punta. En fin, un
método, se dice usualmente –a partir de su etimología- es un camino a seguir,
una manera de ir detrás del camino para llegar a un punto, para realizar cierto
objetivo. La palabra es griega. Ya la usaban los
filósofos presocráticos para referirse a la distinción entre la verdad y la
falsedad.
Los
métodos, son modos de investigar o de hacer. La forma de encontrar una
ubicación en un mapa de hacer un pozole son métodos. Un método es un procedimiento o conjunto de
reglas para alcanzar un fin. Por eso es que el filósofo mexicano Daniel Márquez
Muro, señaló que existen tres tipos de métodos: los inventivos (que crean una forma de hacer algo o bien, generan un
nuevo conocimiento), los didácticos
(que transmiten ese algo creado) y los apologéticos
(que defienden una forma de hacer, un conocimiento o hasta una simple idea).
La
filosofía, como actividad, correspondería al tipo de los métodos inventivos,
pero se enseñaría a otras personas a través de métodos didácticos. Primer expondré los didácticos, después los
inventivos.
Los métodos didácticos de la filosofía
De
acuerdo con Stanley M. Honer y Thomas C.
Hunt hay dos métodos para enseñar filosofía:
el histórico y el temático. El primero recorre el
pensamiento de los grandes filósofos de nuestra época desde la Antigüedad hasta
la época actual. El segundo aborda la participación activa del alumno en la
reflexión sobre un tema, en el arte de filosofar. Obviamente, que los dos
métodos no están peleados. Se puede echar mano de lo que han dicho en la historia
los filósofos sobre un tema y se pueden hacer discusiones sobre asuntos
históricos.[1]
Esta es una clasificación hecha desde el punto de vista de los contenidos de un
curso. Pero, también, existen métodos didácticos de la filosofía que están
hechos en función de una actividad de enseñanza-aprendizaje. Los métodos
didácticos de la filosofía, según Augusto Salazar Bondy, son: la exposición filosófica didáctica (que es
la presentación oral sistemática y
dosificada de un tema o de un asunto por el profesor ante un grupo de oyentes:
sea formulando y analizando un problema filosófico, el análisis y
fundamentación de una tesis filosófica, la presentación de las grandes líneas
de un sistema o doctrina, la presentación del estado de la cuestión sobre un
tema con su debate y conclusiones); la interrogación didáctica ( es una
pregunta dirigida durante una lección o el desarrollo de la clase sobre un
hecho o relación de ideas); el método socrático (que es una sesión en la que
completamente se ejecuta un diálogo dirigido por el profesor para que los
alumnos problematicen y entiendan un tema), en la actualidad existe una
propuesta didáctica llamada seminarios socráticos, que está centrada en la
interrogación filosófica; el método de lectura
y comentario textos (es un comentario y lectura de textos que se realiza
en la clase parcial o totalmente); el método de análisis lingüístico (es el
análisis del significado de palabras y expresiones que se utilizan en una jerga
especializada y/o en un texto que explica el profesor a los alumnos); el método
fenomenológico-crítico (trata de dar la descripción de un fenómeno de lo que se
da en la consciencia con la exclusión de ideas previas y supuestos que va
aunado a la pregunta por las condiciones posibilidad de determinado de tal
fenómeno; en este método el profesor hace la descripción fenomenológica y
pregunta a los alumnos por sus condiciones de posibilidad); el estudio dirigido
(es un método que hace que el alumno elabore un material para que aprenda por
sí solo sobre un tema: puede ser haciendo que elabore una disertación
filosófica, una exposición oral o
escrita, un debate, una mesa redonda, una conversación libre, u otro material).[2]
Por
otro lado no olvidemos que hay algunos pensadores que consideran que no se
puede enseñar filosofía, solamente se puede aprender a filosofar (Kant). Así
que no todos los filósofos estarían tan de acuerdo con lo dicho en el párrafo
anterior.
Los métodos inventivos de la filosofía
El
seguimiento de métodos para filosofar es más propio de la edad moderna que de
las épocas precedentes. En la Edad Media
se asociaba más bien los métodos con el proceso del conocimiento humano que
distinguía cuatro órdenes: el sensible, el racional, el de los hábitos innatos
y el del intelecto agente. Es hasta la
Mordernidad que se entiende al método como un camino del conocimiento con
reglas que es propuesto por un autor, disciplina o corriente. He ahí que surgen
los métodos de pensamiento racionalista, empirista, idealista. En la época
contemporánea destacaron los métodos fenomenológico, hermenéutico y analítico. El
siglo XX se centró también en la reflexión sobre el método científico en la
filosofía y fuera de ella. En términos generales el método científico implica
tres grandes pasos: presentación del problema, hipótesis y comprobación. Sus
características son las de la universalidad (que capta reglas regulares),
sistematicidad (que va de lo simple a lo compuesto de manera ordenada),
racionalidad (utiliza la razón y criterios lógicos, no la fe ciega) y
objetividad (se aceptan las conclusiones que se deducen de argumentos o
pruebas, así como la correspondencia con la realidad). Esta tradición inició con
la Edad Moderna, pero en el ámbito de la filosofía comenzó con el triunfo de la
epistemología empirista. Entre sus grandes exponentes están el falsacionismo de
Karl Popper y la crítica sociológica al método científico de Thomas Khun. También hubo una reacción anti-metodológica,
como lo es el anarquismo metodológico de Paul Feyerabend, que en realidad, es
una crítica inteligente y atinada a la simplificación y a la santificación de
los métodos científicos. En consecuencia, podemos decir que los métodos, sean
científicos o no, se caracterizan por su singularidad y su flexibilidad.
Aun así, se observan ciertos tipos de
métodos según características compartidas. Los métodos científicos suelen ser
diferenciados como empíricos (si utilizan la experiencia) o teóricos (si sólo
explican un problema en términos de un marco de conceptos científicos). Otra
división que se suele hacer es entre métodos experimentales (si utilizan la
experimentación) y métodos axiomáticos (si utilizan axiomas y postulados
mediante la lógica sin recurrir a la experimentación). O bien, desde el punto
de vista de la investigación, los métodos pueden ser cuantitativos (si utilizan
modelos matemáticos y cuantificaciones), cualitativos (si hacen
interpretaciones) o cuantitativo-cualitativos (si mezclan la cuantificación con
la interpretación).
Por
el otro lado, existe una propuesta actual y polémica de combinar los métodos
científicos con los métodos filosóficos. Lo anterior supone mezclar dos formas
distintas de investigar: una cuantitativa con otra cualitativa. A eso se le
llama filosofía experimental. Ella permitiría utilizar, por ejemplo, el método
estadístico o el método científico en la reflexión filosófica.
También
se habla del método del abandono del límite mental. Este método, lo que hace,
es aceptar que en un método el objeto conocido ya es imaginado y limitado por
el propio método que lo quiere conocer.
Romper con el límite que los prejuicios, los dogmas, los postulados del
método tiene para poder conocer mejor ese objeto es lo que propone esta visión.
Y
es que cada método está pensado para conocer su propio tema. No existe un
método universal para conocer a profundidad todas las cosas, a pesar de que así
lo sugiera la RAE. Según esta institución la definición de carácter filosófico
de método, es la siguiente: “Procedimiento que se sigue en las ciencias para
hallar la verdad y enseñarla”.[3]
Esa definición está centrada en las
ciencias y en el realismo epistemológico. Pero los métodos no sólo son
científicos, e incluso, hay quien considera que la filosofía no es una ciencia
tampoco, a pesar de que ésta
sea metódica. Por otro lado, algunos filósofos piensan que no se
puede conocer la realidad tal cual es. Por eso tal vez sea más pertinente habla
de métodos generales y de métodos particulares. Los primeros, se
usan en todas las ciencias y disciplinas, son característicos del pensamiento
humano; los segundos son propios de una ciencia o disciplina. Métodos generales
son: el análisis, la síntesis, la deducción, la inducción, la analogía y la
definición. El análisis es un proceso mental que divide un todo en sus partes;
la síntesis, al revés, integra partes separadas en un todo; la deducción es un
método que parte de un planteamiento general y lo aplica a un caso concreto; la
inducción procede de manera contraria, parte de casos concretos y llega a una
generalización; la analogía es una forma de razonar estableciendo relaciones de
semejanza y diferencia; la definición es la dilucidación del significado de un
concepto. En cambio, métodos particulares son: el método de investigación
histórica, el método axiomático de las matemáticas, el método científico, o los
métodos filosóficos. Aunque ha habido la pretensión en la historia de la
filosofía de obtener un método universal del conocimiento, parece que cada
objeto de estudio requiere de una metodología diferente, de un camino propio
para estudiarse.
Sea
el método que usemos, éste tiene un valor. Vaya, el uso de los métodos es útil
porque la utilización de un método es contraria al azar, al abandonarse a la
suerte, pues contiene un conjunto de reglas. Por eso, José Ferrater Mora señala
tres ventajas que derivan del mencionado uso de los métodos: 1) ni el azar ni
la suerte suelen conducir al fin propuesto, 2) un método adecuado no sólo es un
camino, sino también conduce a nuevos caminos, a veces insospechados, 3) un
método puede tener valor en sí mismo. De ahí que los métodos filosóficos sean
por eso tan importantes. Según Héctor
Rogel, un buen método permite alcanzar eficazmente el fin propuesto, un mal
método nos lleva al fracaso. Sin embargo, podemos pensar que no necesariamente
el seguir un método garantiza el éxito, aunque, definitivamente, lo favorece.
Ahora
bien, no hay uno, sino un sinnúmero de métodos filosóficos. Algunos son más
bien causales, se ocupan de procesos que tratan de explicar una relación
causa-efecto; otros son formales, tratan de comprender una verdad como una
forma lógica o real. Otros métodos son más racionales, se centran mucho en
demostraciones y principios; otros son más intuitivos, se basan corazonadas o
percepciones que son postuladas por cierto filósofo. Los más importantes, según
Richard Mc Keon son: 1) el método
dialéctico, que consiste en suprimir contradicciones y resolverlas dentro
de totalidades; 2) el método logístico,
que afirma principios básicos y deduce consecuencias a partir de ellos, 3) el método de indagación, que es
ecléctico y pretende descubrir la solución de un problema para hacer avanzar un
conocimiento.
Desde
otro punto de vista, I.M. Bochenski, señala que cuatro son los métodos
filosóficos contemporáneos más importantes: 1) el fenomenológico, 2) el
semiótico, 3) el axiomático, 4) el reductivo. El método fenomenológico aborda la manera cómo construimos una idea
sobre algo, el semiótico sobre cómo
usamos el lenguaje y su significado, el axiomático
se centra en las relaciones lógicas que construimos sobre un asunto[4] y el reductivo reduce ciertos problemas a un enfoque o explicación
específica.
Mientras
que el punto de vista de McKeon aborda la manera en que se hace filosofía, el
de Bochenski se refiere más a grupos de corrientes que han destacado por su
popularidad o importancia fundamentalmente en el siglo XX. No hay un consenso claro de cuáles son los
métodos filosóficos, lo cierto es que todo filosofar es metódico. Quizá no
existan métodos filosóficos puros, sino existen formas de filosofar concretas y
metódicas. En un sentido amplio, la
palabra método, según el Nicola Abbagnano, se refiere a una investigación o a
la orientación de una investigación. Aplica para esto. Algunas formas de
filosofar se vuelven paradigmas y otras se supeditan exclusivamente a un autor.
Dice Abbagano que no hay doctrina que no
pueda ser considerada método si se la considera como un orden o procedimiento
de investigación. En consecuencia,
método puede ser sinónimo de una investigación y de una doctrina. Ya en otro
sentido, un método se refiere a una técnica específica de investigación que es
el sentido que regularmente pensamos en primer lugar. Sin embargo, existen varios autores que
distinguen entre método y técnica, pues, mientras que el primero es un
procedimiento que se utiliza para alcanzar un fin, la técnica es un conjunto de
reglas y operaciones que se utilizan para el manejo de un instrumento que
auxilia a un individuo para la aplicación de un método. Ejemplo yo puedo usar
el método hermenéutico, y además, utilizo alguna técnica en mi investigación. En
la filosofía se suele usar la técnica de la investigación documental, que
implica, búsqueda de bibliografía, elaboración de fichas, subrayado, etc.
También se suele utilizar un protocolo de investigación en el mundo académico.
Ya no es el tiempo en el que podías escribir un diálogo y publicarlo como una
obra filosófica. Si sucede esto, es
después de haber consumado una reputación. Los protocolos de investigación son
planes de trabajo que indican con precisión lo que se propone lograr y cómo se
pretende lograrlo a lo largo de una investigación. Una investigación sigue las
siguientes etapas: planteamiento del problema, determinación del diseño
metodológico de la investigación, recolección y procesamiento de información,
análisis e interpretación de los resultados. Las investigaciones filosóficas se
convierten en disertaciones o papers.
Lo
que queda claro es que la filosofía ofrece una gran variedad de métodos para
reflexionar. ¿Cuál es el mejor? Eso depende del gusto y habilidades de cada
persona que se acerque a esta disciplina y también depende del objeto de
estudio que quiera abordar. Y termino esta reflexión recuperando una
observación de René Descartes sobre el método: que puede ser usado y aplicado
correctamente por cualquiera sin que el éxito de sus resultados dependa de su
capacidad intelectual.
Los
métodos en filosofía son estilos que copiamos de autores que nos gusta o bien
son estilos propios que diseñamos. Un método filosófico, además de ser un
estilo de filosofar es una herramienta para reflexionar. Hay métodos que son
mejores herramientas para pensar ciertos temas, como un martillo es mejor para
clavar un clavo, que un destornillador. Pero también hay métodos que se pueden
emplear todos ellos con la misma validez para meditar un tema, y su uso dependerá
de los intereses y preferencias personales del filósofo. La diversidad metódica,
ciertamente es complicada y compleja; pero también ofrece una pluralidad de opciones
para abordar un tema. También cabe mencionar que los métodos responden a su historia,
y ciertamente, algunos ya son anacrónicos. El reto es crear y tener los métodos
propios para cada época, sin sacralizar los viejos métodos como si fueran
verdades absolutas y ahistóricas, como escuché esto dentro de una conversación poco
metódica que tuve con el filósofo Carlos Sierra Lechuga.
Ahora
bien, ¿se puede reflexionar ametódicamente? En un sentido sí, si pensar
metódicamente es pensar homogéneamente un tema bajo un modelo compartido por
una comunidad; pero también, se puede considerar que todo pensamiento
filosófico posee un orden propio que puede considerarse como su propio método,
como su propio estilo y una herramienta para pensar. Y quizá esto último
explique justamente por qué hay tantos métodos en la filosofía.
Cuestionario
1.
¿Qué es un método?
2.
¿Qué
tipos de métodos hay en términos generales?
3.
¿Qué utilidad tienen los métodos?
4.
¿Cuáles son los principales métodos filosóficos?
5.
¿Cuáles son los métodos para aprender filosofía?
6.
¿Qué ventajas y desventajas tiene la pluralidad
de métodos en filosofía?
7.
¿Por qué hay tantos métodos en la filosofía?
Bibliografía
Ángel Luis González (editor), Diccionario de
Filosofía, Edit. EUNSA, España,
2010, entrada: método.
Daniel Márquez Muro, Lógica Dialéctica por objetivos, Edit. E.C.L.A.L.S.A., 10ª ed.
México, 1977.
Guido Gómez de Silva, Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, FCE,
México, 2009, entrada: método.
Héctor Rogel Hernández, Diccionario de términos
filosóficos, edit. Seminario Conciliar de México, México, 2004, entrada:
método.
José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, t. III, Edit. Ariel, Barcelona, 2001,
entrada: método.
Nicola Abbagano, Diccionario de Filosofía,
edit. FCE, México, 2012, entrada: método.
Stanley M. Honer y Thomas C. Hunt, Invitación a la Filosofía, Edit. Diana,
México, 1974.
Rafael Gil Colomer (editor), Filosofía de la
Educación Hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid,
1997, entrada: método.
[1]
Stanley M. Honer y Thomas C. Hunt, Invitación
a la Filosofía, Edit. Diana, México, 1974., p.16-18.
[2] https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/1809/2016-MantillaSanabriaJorge%20Armando-trabajo%20de%20grado.pdf?sequence=1&isAllowed=y
(consultado el 21 de octubre de 2020).
[4] Cabe mencionar que realmente no habría
gran diferencia entre el método axiomático y el método logístico que plantean
Mc Keon y Bochenski.
JFDJHFOSLFJDSLDFPG{S
ResponderEliminarFue mi gato sobre mi teclado
Eso Masón!
ResponderEliminarHola Mazón
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