¿Qué es la comunicación interpersonal?
La comunicación interpersonal es el intercambio de
información entre dos personas o más personas.[1]
Lo anterior por supuesto es una simplificación operativa. También es un área de las ciencias sociales
que estudia dicho fenómeno, fundamentalmente del uso de signos verbales y no
verbales para realizar metas personales y relacionales.[2]
La comunicación interpersonal abarca los
siguientes objetos de estudio: la comunicación verbal, la comunicación no
verbal, la producción de mensajes, el
impacto de la incertidumbre en el manejo del mensaje y las estrategias de
manejo de la información, la dialéctica de las relaciones, las interacciones
sociales mediadas por la tecnología y la comunicación engañosa.[3]
Algunos investigadores se concentran en uno u otro tema y lo hacen desde muy
diferentes disciplinas, e incluso, teorías. De ahí que se suele aclarar que la
comunicación interpersonal es el tipo de comunicación que da entre personas que
son interdependientes y tienen un conocimiento la una de la otra.[4]
Este fenómeno involucra
procesos psicológicos, sociales y culturales. Para María Stavraki la
comunicación interpersonal es la transferencia de representaciones
significativas de una persona (emisor) a otra (receptor o audiencia) a través
de interacciones simbólicas (verbales y no verbales), con significados
compartidos por medio de interacciones conductuales mutuas.[5]
En el circuito de la
comunicación participan una fuente o emisor, un mensaje, un código, un receptor o decodificador, y un
canal. El emisor es el agente que
codifica y emite el mensaje. El receptor es el agente que recibe, decodifica y
reacciona o da respuesta al mensaje (retroalimentación). El mensaje es el
contenido epistémico, es la información transmitida. El código es un conjunto
de signos estructurados con significado que responden a un lenguaje. El canal
es el medio de transmisión del mensaje con su código. El emisor y el
receptor tienen habilidades de
comunicación, actitudes, conocimientos y están insertos en un sistema
sociocultural. El mensaje puede tener
una extensión variada, se expresa a
través de un código. El código es aquel
entremado de símbolos verbales y no verbales que utilizan los interlocutores, y
el canal en la comunicación interpersonal el canal está en los sentidos y, a veces, medios tecnológicos
también.
Tipos de comunicación
interpresonal
Efectivamente, la comunicación
interpersonal puede ser directa, si
es cara a cara o indirecta, si está
mediatizada. La comunicación interpersonal, desde su causa, directa puede ser espontánea
o informal, instrumental, personalizada.
La espontánea es de curso
libre y no planeada. La instrumental está centrada en tareas o
acciones concretas de tipo funcional, científico o profesional (dentro de la
relación profesional se suele hacer
énfasis en la comunicación terapéutica se da como un acuerdo contractual para
enfrentar los problemas médicos o
psicológicos del cliente). La personalizada es aquella que se da con
una conexión profunda entre los interlocutores que rebasa los roles sociales.
Cualquier proceso comunicativo
con interacción conductual mutua desde la definición de esta Stavraki sería
comunicación interpersonal. Sólo
quedarían excluidos varias manifestaciones de la comunicación de masas y
algunas de la comunicación organizacional. Sin embargo, lo mismo sería
comunicación interpersonal la que se da en un diálogo entre dos personas que la
que establece en una reunión de los boy-scouts o en una clase escolar entre el
profesor y los alumnos en una sesión educativa constructivista. Podríamos decir que es la comunicación que se
da entre dos individuos y grupos. La definición de Stavraki no acota la
extensión de los últimos. Quizá porque
su criterio no es cuantitativo, sino cualitativo. No obstante, lo que podemos
observar, es que los estudios de comunicación interpersonal, también abarcan a
grupos pequeños en los que hay una conexión de intimidad. Entonces no se
refiere a necesariamente a la cantidad dicha por Pedro Bolgeri, pero sí con las
características que él menciona del nivel de la comunicación interpersonal
(véase más adelante).
Funciones de la comunicación
La comunicación humana, y con
ella la interpersonal, esencialmente persigue la búsqueda y entrega de
información, pero también la expresión de emociones, la negociación, la
creación de significados y la generación de identidad. En términos generales se dice que la
comunicación ejerce las siguientes funciones: la expresiva, la identitaria, la
relacional, la informativa y la persuasiva.
Barreras de la comunicación
Cabe mencionar que existen
barreras que pueden dificultar dicha comunicación. Hay barreras funcionales, como discapacidades
o déficits de las personas; barreras físicas que están en el ambiente como el
ruido la distancia, obstáculos; barreras psicológicas (por enfermedades
mentales, por prejuicios o por falta de empatía, de escucha, de atención o por
un problema emocional), barreras semánticas (como manejo de vocabularios o
dialectos distintos), barreras socioculturales (contextos y formas de
interpretación distintos por la pertenencia a distintos grupos sociales).
Esas barreras conllevan generalmente
implicaciones éticas cuando hay una intención de superar o de hacer permanecer
la barrera.
Niveles de la comunicación
Según Pedro Bolgeri, también
existen varios niveles de comunicación: la intrapersonal, la interpersonal, la
grupal, la organizacional y la masiva. Se diferencian por el número de
participantes, la proximidad entre los interlocutores, la retroalimentación que
hay entre ellos, el grado de involucramiento afectivo y la intermediación de la
tecnología.[6]
En la comunicación intrapersonal la proximidad es absoluta y el propio
sujeto es su interlocutor, quien se retroalimenta inmediatamente, tiene un
involucramiento afectivo total y no está intermediado por nada.
En la interpersonal median grupos de dos a cuatro personas. La
comunicación interpresonal es además cercana en la proximidad física, la
retroalimentación es inmediata y
continua. El involucramiento afectivo es de máximo a mediano. La intermediación
tecnológica es episódica. Cabe mencionar
que además se rige por algunos principios: su ineludibilidad, su irreversibilidad (no se puede revertir lo
dicho), su complejidad (involucra
varios elementos) y su contextualidad (comunicativa, psicológica, relacional,
situacional, ambiental, cultural, histórica).
En la comunicación grupal median grupos de cuatro a diez personas, aunque
los grupos podrían ser mayores en ciertos contextos. La proximidad física
disminuye. La distancia física es mediana. La retroalimentación es tanto
inmediata como intermitente. El involucramiento afectivo es muy variado, pero
supone un grado menor que el que se dan en la comunicación interpersonal. Suele
ser catalogado de mediano a menor. La intermediación tecnológica también es variada en cada grupo, pero puede
estar bastante presente o ser nula. Se suele decir que varía de episódica a
frecuente. Hay grupos de comunicación directa y los hay de comunicación
mediatizada. Los grupos se puede crear
por distintas razones a las personas: porque se le mete a un grupo (externas) o
porque la porque la persona lo busca (internas). El grupo es un mediador
importante del vínculo del hombre con el mundo, también es un puente
modificador de la conducta. Los grupos
varían mucho en función de su tamaño, duración, su finalidad y la personalidad
de sus integrantes. Por ejemplo, se ha
observado que entre mayor sea el grupo, la dinámica de comunicación recae en
menos personas, que la gente que tiene una experiencia comunicativa grupal
mala, la suele proyectar en cualquier grupo, que se suele privilegiar la
escucha de aquellos que son percibidos como expertos o ricos, que los grupos
con una mecánica de liderazgo funcionan mejor.
Todo grupo funciona por medio de redes sociales, es decir, por
estructuras de redes comunicativas entre los miembros de un grupo. Esas redes
pueden ser formales, en función de un organigrama, o informales, las cuales se implantan espontáneamente a
partir de las relaciones personales
establecidas en el grupo. Las
redes informales suelen afectar a las formales.
La organizacional media con decenas a cientos de personas. La
proximidad física se da de mediana a distante. La retroalimentación se da con
posterioridad. El involucramiento afectivo va de menor a nulo. La
intermediación tecnológica suele ser intensa.
La comunicación masiva media con miles en adelante. La
distancia física es muy distante. La retroalimentación es indirecta o nula. El
involucramiento afectivo es también nulo, aunque se puede considerar que hay un
mínimo presente. La intermediación tecnológica es total.
Importancia de la comunicación
interpersonal
La comunicación interpersonal
es tan importante que sin ella difícilmente sobrevivimos. Es conocido el
experimento que hizo Federico II del Sacro Imperio Romano en el siglo XIII,
cuando para descubrir la lengua originaria aisló a un conjunto de bebés sin posibilidad
de tener interacciones, simplemente eran amamantados por sus nodrizas. Todos
ellos murieron.[7] Aunque
cabe la posibilidad de que hayan muerto de cualquier otra cosa y no por la
falta de comunicación verbal, eso no anula que las conversaciones sean el foco
central de las interacciones humanas.
También he de comentar que la
comunicación interpersonal es importante para relacionarse de manera exitosa
con las otras personas y la sociedad. A través del lenguaje conocemos el
ambiente debido a los significados que le conferimos, pensamos analíticamente,
organizamos nuestra experiencia, determinamos los cambios en la forma de
relacionarnos con las personas.[8]
Niveles de análisis la
comunicación interpersonal
La comunicación, en general,
tiene tres niveles de análisis: el sintáctico, el semántico y el pragmático. En
el sintáctico se estudia las estructuras del mensaje y la fidelidad con la que
se transmite por un canal del emisor al receptor. El semántico estudia el
significado de los mensajes del proceso comunicacional. El pragmático es relativo a los efectos
conductuales del mensaje en los participantes de la comunicación.
Considerando esos tres
niveles, la comunicación interpersonal se puede analizar a partir del mensaje y
de los interlocutores. De ahí que se
estudien los símbolos verbales y los no verbales. Los símbolos verbales son
estudiados por la lingüística. Los no verbales por la psicología. Primero hablaremos de la comunicación no
verbal, luego de la verbal.
La comunicación no verbal
La comunicación no verbal es
“el uso deliberado o no intencional de objetos, acciones, sonidos, tiempo y
espacio que generan significados en los demás”.[9]
Se suele decir que esas señales no
verbales transmiten el 90% del significado que atribuimos a la conducta de los
interlocutores. En fin, la comunicación
no verbal tiene cuatro funciones en la interacción social: complementa los
significados de los mensajes verbales, regula las interacciones verbales, sustituye
las palabras por gestos, e incluso, contradice los mensajes verbales. No sólo nos comunicamos con la voz, también
nos comunicamos con el cuerpo. Una parte
importante de la comunicación no verbal es el contacto visual. Los ojos suelen
mostrar emociones e intenciones. Se sabe que en una conversación, quién habla
suele mantener el contacto visual 40% del tiempo de la conversación, mientras
quien escucha, lo mantiene el 70% de ésta.[10]
Un segundo aspecto importante son los gestos, tanto con las expresiones
faciales, como los movimientos de las manos y otras partes del cuerpo. También muestran emociones e intenciones. La postura corporal suele comunicar estados de ánimo y actitudes.
Los movimientos corporales en general son afectados por la cultura. Y tienen
significados distintos según el contexto. Igualmente revelan las diferencias de
género. La voz, también es elemento que acompaña al mensaje transmitido. Tiene
cuatro patrones comunicativos que denominamos paralenguaje: la entonación
(grado de agudeza o gravedad), el volumen (intensidad del sonido), la
calidad (características propias del
sonido de una voz) y el ritmo (frecuencia entre los sonidos y los silencios). Otro
elemento que acompaña a la voz como algo paralingüístico son las interferencias
vocales que realiza el emisor de un mensaje. Son palabras o sonidos que
interfieren con la fluidez de un discurso. Se suelen expresar en muletillas. Otro elemento es la comunicación táctil, como
apretones de manos, abrazos, o caricias. Las sociedades suelen oscilar
entre aquellas que son de bajo contacto
y aquellas que son de alto. Las culturas
asiáticas suelen ser de bajo impacto,
Europa del Norte y Estados Unidos son de un contacto medio,
Latinoamérica y el mediterráneo son de alto contacto. Un elemento que también se considera como
comunicación no verbal es el manejo del tiempo en las actividades: puntualidad,
duración o la elección de actividades.
El ambiente físico también es un elemento de comunicación no verbal: la
temperatura, el grado de iluminación, los espacios, los colores, la
distribución de los muebles y objetos. Ya en particular el espacio que solemos
dejar entre las personas suelen mostrar distancias que son íntimas (menores a
46 centímetros), la personal (entre los 46 centímetros y el metro y veinte), la
distancia social (entre el metro y
veinte y los tres metros), y la distancia pública (mayor a los tres metros).
La comunicación verbal
Si bien la comunicación verbal puede reducirse a
emisor-mensaje-código-canal-receptor, ciertamente el proceso es más complicado.
A pesar de que el fenómeno es analizable sintácticamente, dicho análisis no
aporta mucho para comprender el fenómeno.
Si nos ponemos un poco pragmáticos respecto la
comunicación verbal, observaremos que tiene estilos. Llevan actitudes y
habilidades. Se habla de tres: el agresivo, el pasivo y el asertivo. El primero
procede mediante una actitud amenazante, hostil. El segundo, inhibe la
expresión de pensamientos y sentimientos, su actitud es tímida. El tercero es
directo, franco, pero cortés, la actitud es constructiva y prudente.[11]
Ahora me concentraré en el
significado de la comunicación verbal. Dice el psicólogo Friedemann Schulz von
Thun: “una noticia siempre contiene muchos mensajes simultáneos”.[12]
La información emitida se da en cuatro niveles: 1) el contenido objetivo, 2) la
autoexposición (información sobre la persona del emisor), 3) la relación (lo
que el emisor piensa del receptor y cómo se sitúa frente a eso y viceversa, lo
que el receptor piensa sobre el emisor y cómo se sitúa frente a ello), 4) la
influencia (que es la intención evidente u oculta de influir que tiene el
emisor sobre el receptor).
Este cuadrado de la comunicación da cuenta de otro factor que confluye en el
mensaje verbal: la comunicación no verbal. Si los cuatro elementos de la
exposición van en la misma línea, el mensaje es congruente; si hay direcciones
distintas, el mensaje es incongruente.
El receptor recibe este
mensaje cuádruple. A su interpretación
del mensaje se le puede identificar con la retroalimentación. De ahí que
propone Schulz von Thun metafóricamente la escucha con cuatro oídos. El autor observa que por distintas razones el
receptor suele siempre privilegiar o prestar más atención a uno de los cuatro
tipos de mensaje. Él propone ejercitar la escucha equilibrada de todos. Al
recibimos el contenido objetivo vemos la información que el otro nos brinda, la
relación que tenemos para como el emisor y la influencia que quiere provocar en
nosotros. Ahora bien junto con el mensaje se fusionan nuestras fantasías (o
prejuicios) hacia el otro. Este autor propone desarticular las reacciones que
responden a convicciones irracionales. También sugiere el ejercicio de la
metacomunicación: de comunicarse sobre cómo se percibe la dinámica de la
comunicación.
La comunicación verbal y la
argumentación
Curiosamente Friedemann Schulz
von Thun dedica una parte de su pensamiento a reflexionar sobre la
argumentación. La asocia con la objetividad. La asocia con la capacidad de
analizar y decidir al margen de los sentimiento y tendencias que puedan surgir
(como querer salvar la reputación, tener forzosamente la razón, venganza o ganarse el afecto de otro). Lo que este psicólogo persigue es lograr una
discusión objetiva, sin hostilidades ni desprecios. No quiere anular los
sentimientos, sino considerarlos. Para ello hay que conciliar la propia opinión
sobre un tema con el respeto hacia el oponente. Para ello propone desarticular una actitud muy
visceral que sería la siguiente: 1) la tesis equis es correcta (contenido
objetivo), 2) yo sé lo que sucede, tengo la perspectiva (autoexposición), 3) cómo
se puede ser tan tonto o necio para pensar que la tesis ye es correcta
(relación), 4) créame (incitación). En
cambio, propone cambiar tal modelo de pensamiento por éste: 1) la tesis esquís es
correcta (contenido objetivo), 2) estoy convencido de equis, pero puedo tener
la razón o no, 3) el otro debe de tener buenas razones para sostener la tesis
ye; acepto que sea diferente a mí (relación), 4) escucho su postura y escuche
la mía, juntos seremos más listos qué por separado (incitación).[13]
Para promover una discusión objetiva propone dos estrategias: 1) Impedir la
tendencia a la falta de objetividad 2) dar prioridad a las distorsiones de la
objetividad (revisarlas, reflexionarlas).
Por último, señala que el
mensaje, sea argumentativo, o no, debe ser siempre comprensible, es decir,
claro, ordenado, sencillo, breve, puntual.
Bibliografía
María Stavraki, Teoría de la comunicación interpersonal,
edición Kindle.
Pedro Bolgeri, Comunicación interpersonal, edición Kindle.
Friedermann
Schulz von Thun, El arte de conversar.
Psicología de la comunicación verbal, edit. Herder, Barcelona, 2018.
[5] María Stavraki, Teoría de la comunicación interpersonal, edición Kindle.
[6] Pedro Bolgeri, Comunicación interpersonal, edición Kindle.
[7] Pedro Bolgeri, Comunicación interpersonal, edición Kindle.
[8] Pedro Bolgeri, Comunicación interpersonal, edición Kindle.
[9] Pedro Bolgeri, Comunicación interpersonal, edición Kindle.
[10] María Stavraki, Teoría de la comunicación interpersonal, edición Kindle.
[12] Friedermann Schulz von Thun, El arte de conversar. Psicología de la
comunicación verbal, edit. Herder,
Barcelona, 2018, p. 32.
[13] Friedermann Schulz von Thun, El arte de conversar. Psicología de la
comunicación verbal, edit. Herder,
Barcelona, 2018, p. 151 y ss.
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