¿Qué es el bien?
Ciertamente una de las cuestiones más clásicas
dentro de la Filosofía es la pregunta por la esencia y naturaleza del bien. La
humanidad desde hace mucho se ha preguntado por qué es el bien. La palabra es
multívoca. LA RAE registra 18 significados que se le pueden atribuir, además de
otras 44 acepciones que se dan en construcciones frasísticas como: “tener
alguien a bien” o “bienes adventicios”.[1]
Entre sus principales significados, se puede referir a cosas que se poseen,
mercancías, a un patrimonio, a algo que es útil, benéfico, que satisface una
necesidad humana o a aquello es perfecto en su género y deseable por la
voluntad.
Las religiones
regularmente usan este concepto y lo
remiten a una divinidad como su origen.
En el arte el bien también aparece frecuentemente que se expresa en
acciones o representaciones. En este sentido parece que el bien es un concepto
abstracto, pues varía según la religión y la obra de arte.[2]
En Occidente se ha postulado en
la tradición clásica una especie de lógica del bien y del mal, soliéndose
hablar de acciones intrínsecamente buenas, intrínsecamente malas y neutras. El
conocimiento t la actividad intelectual, el placer y la alegría, el amor y la
compasión, el cumplimiento del deber, la belleza y el orden son considerados
intrínsecamente buenos. La ignorancia voluntaria, el displacer, el dolor, el
odio y la mezquindad, la acción contraria al deber, la fealdad y el desorden
son considerados intrínsecamente malos.[3]
En consecuencia, el bien se
puede entender como algo ontológico o como algo ético. Hay bien metafísico y
bien moral. En este sentido, puede haber una tensión entre lo metafísico y lo
ético. Si el placer es intrínsecamente bueno, es malo cuando éste se produce
asesinando a alguien.
Hay quienes creen que el bien
no es algo real, sino algo que puede susituirse por el adjetivo “bueno”. Peor
aún, “bueno” no es un concepto es
analizable, pues no es un predicado natural, sino más bien es una noción simple
parecida a la de amarillo. Al parecer
hay algo de incognoscible del bien en el lenguaje. Esta es una concepción
nominalista que entiende al bien como un nombre y nada más. Es posible que no
todos los humanos entendamos exactamente igual la idea del bien, pero tampoco
es un nombre hueco sin que haya algo compartido. El bien pues es algo que se
dice analógicamente. Hay teorías que consideran que el bien es cognoscible si
se considera que es un objeto real (ente, propiedad de un ente o un valor) o
que es un objeto formal que está en la razón.
El bien, pues puede ser como
una especie de objeto o principio metafísico que se asocia con los seres. Los
entes son buenos o perfectos por existir; pero también las personas pueden ser
buenas moralmente. En este sentido ético, el bien es un valor asignado a las
acciones de las personas. [4]Es
deseable, una inclinación natural del hombre y es algo por lo que se puede
optar o declinar, según dice buena parte de la tradición. Su función primaria
es pues dirigir los actos de elección. A
veces el bien se identifica con la bondad, con la cualidad abstracta que
designa algo como debería ser.[5]
En la antigua Grecia el bien
se identificaba con la palabra agathón.
Aludía tanto a las cosas, como a la gente buena (agathós). Lo bueno, se oponía a lo mal (kalós) y coincidía con lo bello (según Platón). [6]
El bien para los griegos estaba asociado
a la virtud (areté). El héroe
homérico era bueno y virtuoso justo por su bien nacimiento y por ser el mejor.[7]
En latín el bien se decía a través de la palabra bonum.
Posiblemente fue Platón el
primero que trató de convertir al bien, que era el atributo de unas cuantas
personas que eran consideradas como buenas, de forma tal que en su Filosofía se
convertía en algo universal y fundamento de la realidad. Aristóteles siguió esa
línea identificando al bien con el acto puro, que era causa primera de la
realidad, pero también lo identifico con el mundo humano y con el objetivo de
la felicidad. La tradición cristiana apoyó esas lecturas que identificaban el
mundo metafísico con la bondad. El bien se convirtió en un trascendental, un
atributo que puede decirse de todos los seres de todas las categorías. Eso
implicó que el bien se relacionara con los otros trascendentales: la unidad y
la verdad.[8]
El bien era lo que todos los seres
apetecen, por lo tanto era causa final. En función de la apeticibilidad del bien, éste
podía ser útil (si se apetece por otra cosa) o inútil (si se apetece por sí
mismo).[9]
De cualquier forma, el bien es lo perfectivo a modo de fin. La verdad es perfectiva y antecede al bien, pues determina lo
inteligible. El bien era entendido como lo honesto, útil y deleitable. Por
supuesto, también lo relacionaron con lo divino. El bien sería como una especie
de luz que alumbra a las cosas. Dios era el bien o la fuente de éste. Sin
embargo, en la modernidad, el bien no era algo externo a la voluntad que fuera
un objeto deseable, sino más bien, un principio deducible que guía los actos
humanos y que se persigue porque es lo correcto para el hombre (Kant) o una
expresión del apetito del hombre guiado por sus instintos de conservación, sus
sentimientos o sus decisiones.[10]
Ya en la época contemporánea el bien ha sido asociado a los valores, al
lenguaje o a normas acordadas dialógicamente.
En términos generales podemos
hablar de teorías ontológica del bien, y de teorías subjetivistas sobre el
bien. Los principales representantes de la teoría ontológica son Platón y
Aristóteles. En el subjetivismo el bien no es deseado porque la cosa es buena,
sino una cosa es buena porque es deseada.[11]
Las teorías subjetivistas del bien se
explican a través del naturalismo, el emotivismo, el decisionismo. Tal vez su principal representante
sea Thomas Hobbes. La teoría trascendental kantiana o ética formal, si bien
remite a la subjetividad, también tiene un matiz ontológico, así que puede
considerarse distinta a las teorías subjetivistas. También se han dado enfoques
absolutistas y relativistas en torno a él. La absolutista postula que el bien
es el mismo para todos los hombres de todos los lugares y épocas. En ella se
habla del Bien (con mayúscula), también conocido como el bien sumo (summum
bonum). La teoría relativista supone una
variabilidad de los criterios que determinan la bondad de los actos. Richard
Rorty sostiene que la idea del bien está vinculada a una visión particular
metafísico-religiosa del mundo y que está limitada a contextos
geográficos-culturales determinados. En ese sentido se busca que se garanticen
las condiciones para que todo individuo o grupo busque y pueda seguir su propio
modelo de bien, que lo pueda revisar y
transformar mediante el diálogo.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Bien_(filosof%C3%ADa)
(consultado el 12 de enero de 2019).
Ángel Luis
González, Diccionario de Filosofía,
edit. EUNSA, Pamplona, 2010, entrada: ·”bien”.
Federico Revilla,
Diccionario de Iconografía y Simbología,
edit. Cátedra, Madrid, 2007, entrada: bien.
José Ferrater
Mora, Diccionario de Filosofía, tomo
I, edit. Ariel, Barcelona, 2001, entrada: bien.
Luz García
Alonso, Ética o Filosofía Moral, edit.
Diana, México, 1993.
Monique
Canto-Sperber, Diccionario de Ética y
Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, entrada: bien.
Nicola Abbagnano,
Diccionario de Filosofìa, edit. FCE,
México, 2012, entrada: “bien”.
Rafael Gil
Colomer, Filosofía de la Educación Hoy.
Diccionario Filosófico-Pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997, entradas: “agathón”
y “bien”.
Walter Brugger y
Harald Schöndorf, Diccionario de
Filosofìa, edit. Herder, España, 2014, entrada: “bien”.
[2] Cfr. Federico Revilla, Diccionario de Iconografía y Simbología,
edit. Cátedra, Madrid, 2007, entrada: bien.
[3] Monique Canto-Sperber, Diccionario de Ética y Filosofía Moral, tomo
I, edit. FCE, entrada: bien.
[5] José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, tomo I, edit. Ariel, Barcelona, 2001,
entrada: bien.
[6] Rafael Gil Colomer, Filosofía de la Educación Hoy. Diccionario Filosófico-Pedagógico,
edit. Dykinson, Madrid, 1997, entrada: “agathón”.
[7] Rafael Gil Colomer, Filosofía de la
Educación Hoy. Diccionario Filosófico-Pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997,
entrada: “bien”.
[8] Ángel Luis González, Diccionario de Filosofía, edit. EUNSA, Pamplona, 2010, entrada: ·”bien”.
[9] Luz García Alonso, Ética o Filosofía Moral, edit. Diana, México, 1993, p. 98.
[10] Walter Brugger y Harald Schöndorf, Diccionario de Filosofìa, edit. Herder,
España, 2014, entrada: “bien”.
[11] Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofìa, edit. FCE, México, 2012, entrada: “bien”.
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