Rompehielos Club Altillo
Ciertamente lo
que uno es se debe en buena parte a los otros. En mi caso, las mujeres han
tenido un papel importante. La vida me ha puesto a más mujeres como amistades
que hombres. Ahora bien, no tengo problemas con mi sexo. También tengo amigos. No
importa que ellos se sientan mujeres atrapadas en el cuerpo de un hombre.
Finalmente son varones… No, en realidad esos pocos son muy apreciados. Más bien
la vida me ha puesto en un contexto laboral y de historia personal en el que
predominan las mujeres. Bien decía Lacan
que las féminas son un misterio. Desde éste voy a contar mi vida.
Crecí
en una familia de dos mujeres: mi madre y mi abuela. Vivíamos en Vietnam. Así
es, peleaban todo el tiempo. Con ellas
generé una relación de amor y odio. Mi abuela falleció cuando yo estaba en la
secundaria. Con mi madre los problemas se resolvieron con la distancia. Sin
embargo, a ella le debo todo. Por un problema adictivo del cual no hablaré,
tardé en salir de casa. Hoy estoy construyendo un hogar propio, viviendo una tardía
pero gozosa independencia. Desde hace seis meses vive conmigo una hembra. Se
llama Cheetarah. Es una gatita criolla
maravillosa.
En la escuela tuve algunas amigas importantes en la primaria y la
secundaria. Algunas de ellas siendo una parte importante en mi vida. Pero en la
secundaria experimenté mi primer amor. Se llamaba Érika. Fue una relación
platónica, que llevó a un tórrido reencuentro cuando los dos rondábamos los
treinta años de edad. ¿Quién no recuerda a su primer amor? Pues la gente con
Alzheimer o amnesia. Pero los demás si los recordamos. De ahí en adelante ha
habido una gran cantidad de intentos románticos. No me he casado, ni he tenido
hijos. Mi madre marcó la pauta de muchas tormentosas relaciones amorosas, de
las cuales, afortunadamente me he distanciado. Hoy en día puedo presumir que tengo una
relación que muy bonita de dos meses con una chica que conocí en Avanzados
Evolución. Ella es inteligente, de buenos sentimientos y, lo más importante,
está nalgona. También ahí
encontré un grupo de amigas sobrenaturales y bastante anormales que,
públicamente, son conocidas como las hadas.
En lo laboral, les puedo decir que soy filósofo. Una mujer me inspiró a
estudiar Filosofía. Se llamaba Aurora. Amaba platicar con ella. Una maestra, en la secundaria, María
Candelaria Cruz me dio un modelo imaginario de docencia que adapté a mi
persona. Las clases no son una cosa que me gusten tanto. A pesar de que me
gustan los animales, me gustan más en su rol de mascotas y no en el de alumnos.
Lo que a mí realmente me encanta es ser
un creador de contenidos: bloguero y youtuber. En ese medio soy conocido como
el Filósofo o como Blogman Youns. Algún día espero vivir de eso. Ahí soy libre,
creativo, irreverente, irrespetuoso, misógino y feminista.
En fin, en el trabajo, en la familia, en lo social y lo recreativo estoy
más rodeado por mujeres que por hombres. Tal vez hay algo en mi cosmovisión que
me ha moldeado desde la cosmovisión femenina, desde del mundo de Afrodita más
que el de Ares. Sin pretender declarar otra cosa, puedo decir que hay algo de
mujer en mí. Me gusta escribir. Dice Helen
Fisher que los hombres con habilidades
lingüísticas tienen mayor
cantidad de estrógenos que el resto de los hombres. Cada mes me vivo en
conflicto, pero no por la menstruación, sino por el pago de mi sueldo, el cual
si se esfuma como una menstruación. Soy como una mujer. Soy sensible, e
incluso, sentido; la puedo hacer de a pedo por todo. Soy el producto de muchas
mujeres. Si están pensando que me quiero declarar transexual, están
equivocados. Soy una lesbiana. ¿Y cómo no serlo? Las mujeres son tan hermosas, misteriosas. Podría recurrir para esta
apelación a Ricardo Arjona y lo que dice en su canción Mujeres, pero mejor voy
a tomar a una frase célebre de Hank
González y gritar que la mujer es mi animal favorito. Mi novia me dijo: “el único animal eres tú”.
Sin embargo, a eso respondo: “Mujeres necias que acusais al hombre sin razón”…
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