¿Qué es Latinoamérica?

Latinoamérica en parte es una categoría, en parte una realidad. Es una invención histórica que necesariamente remite al imaginario. Es pasado, pero también presente. Es incertidumbre ante el futuro. Es riqueza con saqueo, lucha y opresión.
 Regularmente por latinoamericano entendemos a algo o alguien que es originario de uno de los países americanos que fueron conquistados por España, Portugal y Francia. [1] Latinoamérica o América Latina es un concepto de carácter geopolítico que surgió en el siglo XIX para identificar una región que va desde México hasta la Patagonia, es decir, más de veinte millones de kilómetros cuadrados que comprenden un 13.5% del territorio del planeta, con una veintena de países y poco más de 600 millones de habitantes, una gran biodiversidad y una riqueza natural considerable en recursos alimenticios, minerales y energéticos.[2]
            Este concepto fue acuñado por José María Torres Caicedo en su poema Las dos Américas. Fue publicado en la revista francesa el Correo de Ultramar en 1857. Hay una versión que señala que el chileno Francisco Bilbao uso dicho término antes que Torres Caicedo en una conferencia en París el 24 de julio de 1856. Justamente después ese concepto fue usado por el poeta.
            También el gobierno de Napoleón III, tuvo culpa de esto. Ante una ocurrencia de Michel Chevalier, promovió dicho concepto (América Latina) con la intencionalidad de excluir a los Estados Unidos y España de un ámbito de influencia en ese territorio.  Se proponía el establecimiento de un Imperio Latinoamericano con tutela francesa. Hispanoamérica se refería al conjunto de países de América donde se hablaba español.[3] Latinoamérica sacaba del juego a los otros dos agentes políticos en su agenda.
El Vaticano aceptó muy bien el nombre que uso Torres Caceido. En 1862 cambió el nombre de su Colegio Americano del Sur, por el de Instituto Eclesiástico de América Latina. Los criollos acogieron el nombre con cierto anti-hispanismo, lo mismo que los ingleses y los ya mencionados franceses. 
La publicación La Revue de las Races  Latines dio difusión a esta acepción de América Latina en 1862 en el ámbito de la literatura política. Lo mismo empezaron a hacer los pobladores de la zona, como el panameño Justo Arosmena con su Estudio sobre la idea de una liga americana. La idea supranacional de América Latina tiene su antecedente en la idea de Simón Bolívar de una gran nación americana independizada de España que debería llamarse Colombia.
Para muchos hispanistas el concepto de Latinoamérica es injusto con las aportaciones de la Conquista Española, mientras que para los indigenistas resulta un concepto eurocéntrico discriminatorio excluyente para con las culturas originarias precolombinas. Para otros es problemática la consideración de algunos países como latinoamericanos, como es el caso de Puerto Rico, Haití, las Guyanas y los países caribeños de habla inglesa (Jamaica. Barbados, etcétera). Algunos de ellos se consideran o caribeños, norteamericanos o indios occidentales.[4] Esto sucede en las islas que fueron conquistadas por los ingleses y posteriormente por los estadounidenses del Caribe y del Atlántico: Belice, Jamaica,  Trinidad y Tobago,  las Bahamas, Barbados, Dominica, Granada. Guyana,  San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente, Antigua Barbuda, Anguila, Bermudas, Islas Turcas y Caicos, Monserrat, Islas Vírgenes, San Tomé. También parecen quedar fuera de esta categoría los territorios que fueron colonias holandesas: Suriname, San Martín, San Bartolomé, Aruba y Curazao.
Hay ciertas semejanzas históricas en Latinoamérica, pues comparten sus países un pasado colonial de sometimiento a España, Francia o Portugal. Igualmente se comparte un nivel de subdesarrollo que excluye a estas poblaciones de los beneficios sociales que se generan en otras áreas del globo terráqueo. Latinoamérica es parte de aquello que se suele llamar el Tercer Mundo. Padece de graves problemas de inseguridad, violencia, pobreza, corrupción, falta de democracia. Muestra tasas de natalidad mayores y de longevidad menores que la mayoría de los países desarrollados.
Elementos del imaginario cultural latinoamericano lo constituyen nociones tales como el poblamiento de América hace menos de 50 mil años. Proveniente de Asia eso vuelve a todos los habitantes de América intrusos, es decir, hay una unidad con el resto de la humanidad y una singularidad que se generó a través de la culturas nómadas y sedentarias que se gestaron en tales territorios con el paso del tiempo. La primera cultura importante y civilizatoria de Latinoamérica fue la Olmeca (en el sureste de la República Mexicana). Mesoamérica con los teotihuacanos, los mexicas, los mayas  conforman parte de la raíz precolombina hacia el Norte y Centro de América Latina. Hacia el Sur estuvo la cultura Tiahuanaco (en Bolivia y Perú),  el Imperio Inca.
Fue una región de grandes ciudades, de centralización administrativa,  sobrepoblación, diversidad,  competencia política. Las ciudades eran símbolos y concentraciones del poder. La agricultura, el imperialismo, la invención de la escritura, creencias religiosas semejantes, el escaso manejo de los metales, un desarrollo arquitectónico original, centros de investigación y conocimiento, comercio, guerras  frecuentes, cobro de tributos, fueron el sello distintivo de este pasado.[5]  
Bajo la idea de Latinoamérica descansa el supuesto de un conjunto de ancestros comunes: los pobladores precolombinos.  El siguiente gran elemento conceptual del imaginario latinoamericano es el descubrimiento de América por Cristóbal Colón el 12 de octubre d 1492. Una travesía temeraria de exploración de una nueva ruta comercial a Asia llevó a este navegante genovés a llegar a un continente nuevo tras dos meses y medio de navegación. Creyó llegar al Oriente. Sólo 20 años después se confirmó la temprana sospecha de que era otro continente. Américo Vespucio, fue el primero en proponer que se trataban de otras tierras. Magallanes y Balboa confirmaron su existencia. En 1505 un texto de geografía, el Cosmographie Introductio, señaló erróneamente que Américo Vespucio había descubierto el nuevo continente. En su honor, se le llamó América a este territorio. Tal equivocación generó una costumbre que se hizo  consenso.
Luego vino la  Conquista española encabezada por Hernán Cortés.  Se especuló sobre una superioridad militar española, en realidad hubo un aprovechamiento del descontento mesoamericano con el dominio mexica que Cortés capitalizó con alianzas para derrocarlos.
Bajo la óptica simplificadora de la conquista europea la diversidad cultural americana fue homologada bajo la categoría de los “indios”.  A su vasto territorio le denominaron obviamente las Indias. El Rey creó un Consejo de Indias para que asesorara al rey y éste decidiera sobre los nuevos territorios.  Hubo una controversia filosófica para determinar la naturaleza y estatus de los indios en Valladolid. Sus principales representantes fueron Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. Portugal no creó ninguna institución especial fuera del Virreinato; fue hasta 1549 cuando envió a un primer gobernador.  Se instituyó la figura de la encomienda que era una tutela de los españoles sobre los nuevos vasallos del Rey. En realidad esto fue una forma eufemística de esclavitud. Los exentos de la opresión eran los nobles indios (caciques y curacas) quienes sirvieron como puente entre la población indígena y los conquistadores. Ellos tenían la función de recaudar los tributos y controlar a su grupo. Los borbones alteraron esa situación en los virreinatos sudamericanos. Ocasionó un desequilibrio en la estabilidad lograda.  Fueron abusivos en la distribución del poder y cobro de impuestos.
Los misioneros franciscanos, dominicos y en especial los jesuitas tuvieron un papel importante en la cristianización y en la protección de los indígenas. Los últimos, los jesuitas, fueron expulsados en 1776 del imperio español.  Otro factor común es el del mestizaje con los indios, la imposición de las culturas  de ultramar con su lenguaje, tradiciones y religión, el dominio de estos extranjeros durante 300 años, las rebeliones independentista en el siglo XIX contra los conquistadores son características comunes. Líderes rebeldes emblemáticos fueron Tupac Amaru II,  Tomás,  Andrés Tupac, Dámaso y Nicolás Katari, Miguel Hidalgo, Simón Bolívar.[6]
Pero no sólo también es un imaginario histórico lo que construye a América Latina, sino uno ontológico.  Pensadores europeos vieron en las tierras latinoamericanas la decadencia de la humanidad (leyenda negra) o por el contrario su salvación sea en su presente (Tomás Moro) o sea en el futuro (Vasco de Quiroga). José Vasconcelos creyó que en Latinoamérica estaba el germen de una raza cósmica próspera y mejor.  Leopoldo Zea creyó encontrar una cultura libertaria de inclusión en Latinoamérica, a diferencia de la cultura opresora anglosajona.
También se suele caer en la imagen de que el latino es mestizo,  jovial, improvisador, juguetón, ingenioso,  pachanguero, solidario, sin temor a la muerte, hospitalario, religioso, con una diversidad folklórica y artística impresionante. También se dice que es malinchista, oportunista, cortoplacista, malhecho. Estas características positivas y negativas no son absolutas ni exclusivas de los países ya referidos del continente Americano. No quiero decir que no se pueda distinguir América Latina del mundo anglosajón, el europeo, el musulmán o el budista. Más bien quiero señalar que la ocurrencia generalizada de estas prácticas es heterogénea, contingente, modificable, casuística, no esencial.
No hay una diferencia ontológica fundamental ni una superioridad o inferioridad metafísicas latinoamericanas. Hay una situación de colonialismo y explotación que no sólo se da unidireccionalmente de los países desarrollados hacia América Latina, sino que también echa raíces en la complicidad de las comunidades nacionales latinoamericanas.  Menos hay un proyecto unitario real de bloque. A lo mucho ha habido algunas propuestas y experimentos de integración limitados. La teoría de la dependencia es incompleta. Los países latinoamericanos también son co-dependientes, auto represores.
Ha habido aciertos, sí, pero tenemos retos muy importantes que siempre salen a colación al pensar esta categoría geopolítica. América Latina es una coordenada entre el encuentro y el desencuentro, entre el descubrimiento y el encubrimiento. Es un relato que se vuelve realidad en la medida en que lo contamos, lo creemos, lo imaginamos.

Bibliografía


Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, t. I, edit. FCE,3ª ed., México, 2002, entrada: América Latina.



[1] Varios, Diccionario del Español de México, t. 2, Edit. El Colegio de México, México, 2011, entrada: latinoamericano.
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%A9rica_Latina  (consultado el 20 de abril del 2015).
[3] http://lema.rae.es/drae/?val=Hispanoam%C3%A9rica (consultado el 20 de abril del 2015).
[4] Hice una pregunta sobre sus referencias identitarias a una mujer de Barbados que la vida me llevó a conocer en el trabajo, Simone Redman, la respuesta que me dio es que en su isla no se consideran ellos mismos como latinoamericanos, ni como británicos, sino como indios occidentales.
[5] https://www.youtube.com/watch?v=ED8lTm9oZ6w (consultado el 20 de abril del 2015).
[6] https://www.youtube.com/watch?v=afeCEI9M3Ns  (consultado el 21 de abril del 2015).

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