El bonsái

El bonsái es el arte de cultivar árboles y plantas, reduciendo su tamaño mediante varias técnicas, así como la creación de formas caprichosas que emulan paisajes naturales con tales plantas. Bonsái es una palabra oriental –específicamente japonesa- que significa “cultivar en bandeja”, “pequeño árbol en maceta de bordes bajos”.  Esta palabra tiene su origen a su vez en el chino. “Bon” significa recipiente o vasija, “sai” signfica árbol. Se usa tanto para referirse al árbol miniaturizado, como al arte de hacerlo miniatura. Su equivalente artístico en chino es el penjing. Es considerado en Occidente como una forma viva de arte, cuya “escultura” respira, cambia, crece. Si bien estos árboles son pequeños, algunos de ellos pueden alcanzar los 3 o 4.5 metros de altura dentro de grandes recipientes. Los más chicos pueden ser de 2.5 cm de altura.
El bonsái surgió en China hace dos mil años con los monjes taoístas. El bonsái era símbolo de la eternidad, de la unión entre el hombre y lo divino, entre el cielo y la tierra. Buscaban la inmortalidad. En la dinastía Tang del siglo VII d.C. ya había bonsáis en las casas de los nobles. Los hombres recogían en las zonas montañosas árboles autóctonos, arriesgando en ocasiones la vida por tomarlos de zonas escabrosas. Después dicho arte fue llevado a Japón hace ochocientos años, en el siglo XII o XIII. Los japoneses perfeccionaron su técnica, llevándola a niveles insospechados. Se cree que el cultivo de árboles para uso ceremonial en maceta data de la dinastía Chin (221-206 a.C.) de China. Al parecer esto también permeó en Japón gracias al intercambio cultural que propició el budismo, por vía de Corea. Testimonios claros del cultivo de bonsáis en Japón hay ya en el siglo XII con un rollo de 1195  que lleva por título Saigyo Monogatari Emaki. Un sacerdote, Saigyo hablaba del uso de una planta en una maceta como símbolo de la importancia de la condición humana.
Hay alrededor de 30 estilos que se practican en el arte bonsái. Sus técnicas se han ido perfeccionando, al grado de permitir la producción masiva. En el siglo XIX se popularizó mucho este arte. En 1901 llegó el primer bonsái a Londes gracias a la Japan Society of London. El castillo de Windsor tuvo su colección de bonsáis. Estas plantas se empezaron a mostrar en exhibiciones en Europa, como la Exposición Universal de París de 1878  y de 1889. Sin embargo, estas plantas ya eran conocidas desde el siglo XVII por los grandes viveristas ingleses, franceses y holandeses; pero no causaron gran revuelo. El bonsái se expandió en Occidente hasta después de la Segunda Guerra Mundial con la ocupación norteamericana de Japón. Entre los años 50 y 60 surgieron las primeras asociaciones de aficionados al bonsái en Europa y América. La venta masiva de bonsáis se dio entre 1970 y 1980, volviéndose un pasatiempo bastante común. Desde entonces han creado varias asociaciones de practicantes de este arte. No obstante, los mejores cultivadores y proveedores de bonsáis están en Japón, Corea y China. Cabe mencionar que un tallo o un esqueje plantado en una maceta sin forma ni estilo no es un bonsái. Un árbol miniaturizado sin ningún estilo ni detalle estético tampoco es un bonsái. Se les puede llamar: prebonsáis.
Los bonsái pueden vivir cientos de años. Incluso hay algunos que se les atribuye unos 500 años de edad. En Japón, suelen heredarse algunos de estos árboles entre familiares de una generación a otra como símbolo de continuidad familiar y de veneración de los antepasados.

Fuentes:


https://es.wikipedia.org/wiki/Bons%C3%A1i (consultado el 4 de septiembre del 2016).
"Bonsái." Microsoft® Encarta® 2006 [DVD]. Microsoft Corporation, 2005.
Ken Norman,  Bonsai. Enciclopedia práctica, edit. Libsa, Madrid, 2012.

Peter Chan, Los secretos del bonsái, edit. Iberlibro, China, 2006. 

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