¿Qué es una palabra?
Una palabra es
la unión de significado y significante. Es
una unidad lingüística dotada de significado que se separa mediante
pausas de las demás palabras o bien mediante espacios (en la escritura).[1]
Las palabras se pueden segmentar en sílabas, las cuales, regularmente en el
español están en relación a las raíces de las palabras. Las sílabas son
unidades mínimas de emisión de sonidos. Las sílabas a su vez, están compuestas
de fonemas (en el caso del lenguaje oral) o bien de grafías (en caso del
lenguaje escrito). La pronunciación y escritura de las palabras, además, lleva
una acentuación, un énfasis sonoro en alguna parte de la palabra.
Desde una perspectiva lógica, las palabras reflejan conceptos. Gramaticalmente,
se pueden agrupar en ocho clases: artículo,
sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e
interjección. También hay clases transversales que se caracterizan por
acercar las clases anteriores en una nueva categoría que permite explicar
algunas significaciones o funciones. Por ejemplo, existe la transversal de cuantificador (categoría gramatical que
expresa cantidad, número o grado). Otra clase transversal es la de los determinantes o determinativos que
especifican un quién o algo a manera de demostración o posesión. Otra clase
transversal es la de los conectores,
que se refiere a aquellas palabras o frases que sirven para unir pensamientos
en un discurso. Los conectores regularmente son adverbios, preposiciones,
conjunciones o combinaciones de éstos. Son relevantes para un análisis
argumentativo los cuantificadores y los conectores.
Si bien las palabras constituyen unidades simples, ellas se pueden
combinar en grupos que son conocidos como frases o sintagmas. Existe una
palabra que es un núcleo, la cual es afectada por una expansión. Si el núcleo de la frase es un sustantivo, es
una frase nominal; si el núcleo de la frase es un adjetivo, es un grupo
adjetival; si el núcleo es un adverbio, será adverbial, etc. Pueden ser frases
libres (locuciones), como “¡A ver!”, o bien oraciones (unidades de predicación
mínimas).
Las clases de palabras y los grupos sintácticos establecen relaciones
entre sí. Estas relaciones son funciones que denotan relaciones de
dependencia. Hay funciones sintácticas,
semánticas e informativas. Vayamos a las
propiedades sintácticas. Éstas son las de sujeto y predicado. Un sujeto es el
agente central de una predicación. El predicado
es un contenido que se atribuye en referencia al sujeto, o bien, es una serie
de categorías que designan estados, acciones, propiedades o procesos en los que
intervienen varios participantes. En un sentido gramatical, el participante es
llamado actante o argumento. El predicado está compuesto de uno o varios
argumentos. Así que la estructura argumental de un predicado es el conjunto
ordenado o no de sus argumentos. Los argumentos del predicado son el
complemento directo, el complemento indirecto, el complemento, subjetivo, el
complemento objetivo, el complemento de régimen, el complemento circunstancial.
A todos estos se les puede designar como complementos predicativos.
Frases y oraciones están hechas de palabras. Las palabras, son además,
unidades lingüísticas independientes con sentido propio. Toda palabra está constituida por morfemas. Es decir, unidades que tienen
significado. Existe el morfema raíz
(lexema) y el morfema flexivo o
derivativo (gramema). Hay tres procesos morfológicos importantes en las
palabras: flexión, derivación y composición. El primero es un procedimiento que sirve para indicar
género, número, tiempo, aumentativos, diminutivos, superlativos, despectivos,
el modo. El número designa información cuantitativa sobre las entidades que se
designan, el género gramatical muestra una dependencia a una categoría que no
es sexual, sino cosmovisional, que denota una pertenencia a algo como
masculino, femenino o neutro. El tiempo denota el momento en el que se refiere
la ocurrencia de una acción (pasado, presente o futuro). El modo expresa la
actitud del hablante hacia lo que se enuncia: indicativo, imperativo o
subjuntivo (afirmaciones hipotéticas, inciertas o deseos). La flexión en otros idiomas es más variada,
más compleja estructuralmente. En español la flexión gira en torno a los
pronombres personales. En consecuencia, a partir de eso, puede ser el caso recto o nominativo (que cooresponde
al sujeto), oblicuo (cuando se usa el
“mí”), acusativo (“me”, para complementos directos), y dativo
(me para complementos indirectos, junto con “le”, y “lo”). La derivación es el
proceso de agregar un gramema a la palabra para formar una nueva. Estos
gramemas pueden ser prefijos, infijos y sufijos. En español existen muchos. La
composición, finalmente, es el procedimiento de juntar dos palabras para crear
una nueva, como bocacalle o limpiabotas.
Fuentes:
Real Academia Española, Nueva
Gramática de la lengua española. Manual, edit., Asociación de Academias de
la lengua española, México, 2011.
Irma Munguía Zatarain, Martha Elena Munguía Zatarain y Gilda
Rocha Romero. Gramática Lengua Española.
Conjugación, edit. Larousse, México, 2003.
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