¿Qué es la adopción?


La adopción es la “aceptación voluntaria, confirmada de ordinario por testimonio judicial u otro acto jurídico, de un hijo de otros padres para considerarlo como hijo propio”.[1] Es decir, es un “procedimiento legal que permite a un niño o niña convertirse en el hijo o hija de otros padres”.[2]  La adopción crea un vínculo de parentesco. Pedagógicamente hablando, “consiste en que se ofrece la posibilidad de un crecimiento y una educación normales con una familia, a niños cuyos padres físicos no pueden cuidar y educar lo suficiente”. [3] También permite a parejas sin hijos formar una familia. Es una solución y también un acto de caridad. Sin embargo, la actitud y leyes relativas a la adopción varían mucho.
La ONU ha sostenido que todo niño tiene derecho a una familia, poniendo a la adopción en el estatus de un derecho humano.  No obstante, ella no sólo es una acción humana, también otras especies de seres vivos la realizan cuando algunas crías pierden a sus progenitores, como sucede con los babuinos en estado natural o con otros animales en los zoológicos. Mas no nos desviemos del tema. Volvamos con los humanos.
La adopción implica una ruptura de lazos con la familia de origen y el establecimiento de un vínculo con la familia adoptiva. Requiere del consentimiento de los padres naturales del hijo, o de la madre si es “hijo ilegítimo” del padre. En caso de fallecimiento de los padres, el menor de edad puede ser custodiado por un guardián designado por testamento o escritura. Éste recibe todos los derechos y deberes de un padre. Ante la ausencia de algún pariente o tutor el Estado se encarga de poner en emplazamiento de adopción al niño o niña.
La adopción es una práctica vieja. En la Antigua Grecia y Roma ella era común, pues permitía continuar la línea sucesora de una familia cuando faltaban herederos naturales.  Por ejemplo, el emperador Octavio Augusto fue adoptad por Cayo Julio César.
La adopción puede ser de dos tipos: plena o simple. La primera se refiere a la creación de un vínculo de parentesco que implica todos los derechos y obligaciones de un padre. La segunda no hace que el hijo adopte los apellidos del padre adoptante, ni le da derechos sucesorios respecto a la familia que lo acoge. También existe un tercer tipo de adopción: la integrativa, que reconoce un lazo con el cónyuge del padre o de la madre biológicos.[4]
De parte del adoptante,  por lo general, se requiere demostrar la identidad, el patrimonio, certificados de salud, una evaluación psicológica, constancia de trabajo, acreditación de no tener antecedentes penales.  También se debe de acudir a un curso para padres adoptivos que dura varios meses.
                Filosóficamente se debate sobre el derecho a adoptar que tienen los padres o madres solteros y las familias de la diversidad sexual. La idea de la familia tradicional subyace en esa discusión. Se le asignan cualidades metafísicas que marcarían la formación de los niños. Lo cierto es que no están demostradas tales cualidades, y experiencias en países como Canadá, ha demostrado que las familias no tradicionales pueden ser tan buenas como las tradicionales.



[1] Henry Pratt Fairchild, Diccionario de Sociología, edit. FCE, México, 2012, entrada “adopción”.
[2] “Adopción." Microsoft® Encarta® 2006 [DVD]. Microsoft Corporation, 2005.
[3] Horst Schaub y Karl G. Zenle.  Diccionario Akal de Pedagogía, edit. Akal, Madrid, 1995, entrada: “adopción”.

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