Impermanencia


Nada queda, nada está. Qué ironía. Existimos, luego todo se va. Los días que pasan, dejarán de pasar. El sol con su portento será un hoyo negro,  destruirá a su alrededor y dejará de brillar. Lo que vemos no puede permanecer. La extinción es el precio que hay que pagar. El orden del cosmos es un orden letal.  Que si dura el universo por siempre, a mi me da igual… A nadie le consta que así haya sido y ¿de qué sirve tal idea si la carne  y conciencia  que soy,  desaparecerán devoradas por otras criaturas y serán átomos de otras estructuras, que también terminarán con un destino fatal? Efectivamente todo en esta vida es vanidad, momentáneos anhelos de eternidad.  Bienes,  alegrías, amores, recuerdos, juventud y salud,  por más férreos que sean, todos ya se fueron. Todo es un sueño, una quimera, que al acabar, soñará con la trascendencia.  En realidad, como una pintura nos iremos borrando, porque nada existe y nada es, ni este texto,  ni usted, ni yo.  Somos un suspiro. Moriremos

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