He perdido una mariposa rosa

Se me ha escapado una mariposa rosa que vivía en entre mi pulmón izquierdo y el corazón. Sí, es una versión rara, poco convencional, pero sin duda la más hermosa.  Volaba en mi aire, jugueteaba entre mis alveolos, vivía en mi respiración. Ha huido al ignoto terruño de la Mancha. Vive entre molinos y dragones, caballeros y barones. Ha migrado a la divina locura de los que sueñan en un mundo más simple, sin tantas prosas, sin ornatos, un mundo de inspiraciones, sístoles, diástoles  e imaginación… Arritmia me provoca el no-revoloteo de sus alas entre mis ventrículos. Vacío deja el pecho de un alma que  gozaba tanto el vaivén de un aleteo que polinizó todo lo que tocó. Se ha ido mi mariposa. ¿Quién soy yo para cazar la majestuosidad de sus alas primorosas? ¿Para reencontrarla? ¿Para atraparla? Esas orugas voladoras llegan solas, son libres y sin néctar se van. ¡Ay cosquilleo diminuto y rosa! Rosa como las rosas, como la carne, como Afrodita como el amor, tan rosa como la última exhalación. 

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