Sobre la participación ciudadana.
Una pregunta que muchos nos hacemos es sí
debemos participar cívicamente en nuestra “democracia”. ¿Qué es eso de la participación ciudadana y
para qué sirve? ¿Es sólo votar o es algo más? Muchas personas, de antemano,
contestan a lo anterior con una rotunda negación. La democracia y la ciudadanía
no sirven para nada. Quitamos al PRI de los Pinos, y la corrupción, la pobreza,
la desnutrición, los malos servicios de salud, la impunidad, la injusticia,
los delitos, la depredación de nuestros recursos naturales
siguen aquejando a nuestra sociedad. Ya
hubieron varias guerras: la Independencia, la
Guerra de Reforma, la Revolución Mexicana y un sinnúmero de
levantamientos locales de distintas comunidades, y nada. La historia de México
es una de enfrentamientos infructuosos acompañados de su respectiva represión
gubernamental, como sucedió en 1968. Para colmo, ahora tenemos que padecer un conflicto armado en la
declarada lucha contra el narcotráfico que ha dejado entre 60 mil y 80 mil
muertos, según los datos del diario Zeta de Tijuana y de México Unido contra la
Delincuencia.[1] La
sociedad civil no sólo enfrenta robustas y bien nutridas balaceras, también es
víctima de extorsiones, secuestros, robos, tráfico de órganos, trata de
blancas, feminicidios, fraudes, etcétera; con una solución real de sólo el 1% de los actos delictivos
denunciados, cuya escandalosa cifra, se vuelve más escandalosa, cuando se
calcula que el 75% de los delitos cometidos no se denuncia, por considerarse
este trámite una pérdida de tiempo.[2]
Pero la cosa
no queda ahí, también observamos que en este país existe una inequidad
soberbia, pues, tenemos salarios mínimos que oscilan entre los 59 y los 62
pesos al día, según la región económica,[3]
es decir, una ganancia bruta de 1200 pesos al mes; mientras, a la vez, un
diputado federal tiene un ingreso mensual de $75 457[4], un senador de $121 900[5], un secretario de estado
gana $205 199 y el presidente tiene un ingreso de $208 570.[6] ¿Qué me dicen del sueldo
del presidente municipal de Tlanepantla, el priísta Arturo Ugalde Meneses,
quien es el gobernante mejor pagado del mundo, con un sueldo mensual de 750 mil
pesos,[7] quien, por cierto,
desbancó de ese envidiable primer lugar al antaño edil
panista de San Cristobal Ecatepec, Agustín Hernández, quien ganaba 450 mil
pesos durante su gestión.[8] No sólo tenemos al
político mejor pagado, aquí vive el hombre más rico del mundo, quien posee una
fortuna de 74 mil millones de dólares,[9] pero también encontramos
municipios, como el de Cochoapa, Guerrero, en los que la gente vive tan
miserablemente como en algunos de los países más pobres de África, es decir, al
estilo de Malawi. Así, pues, en Guerrero, Oaxaca y Chiapas la gente, en ciertos municipios, todavía
muere de gripa o infecciones
estomacales, sobrevive con una baja esperanza de vida, una mínima escolaridad y
una alta mortandad infantil.[10]
¿Qué es lo que falla con nuestro sistema político? Según el
artículo 40 de la Constitución Mexicana, es voluntad del pueblo mexicano,
constituirse en una república representativa, democrática y federal. ¿Será? Resulta, que federales, lo
que se dice federales, no lo somos; más bien,
nos gusta el centralismo. Concentramos
los servicios y la riqueza en ciertas zonas y grupos. El primer indicio de esto
es que como país, nos hemos urbanizado radicalmente, y hemos saqueado y empobrecido al campo, al
punto que el 77.8% de la población vive en las ciudades.[11] Tan somos centralistas, que
la pobreza es de 46.2% de la población
total del país, es decir, de 52 millones de mexicanos, estando, además, en
situación de pobreza extrema, es de 10.4% del total nacional, en otras
palabras, 11.7 millones de mexicanos.[12] De los 2 456 municipios que constituyen el
país, tenemos que 1 222 muestran índices
de pobreza en un rango del 70 al 100% de su población, mientras que otros 790
municipios tienen un índice que va entre el 50y el 70%.[13] Así, pues, sólo 97
municipios tienen un porcentaje de pobreza menor al 30% en su población.[14]
Ahora bien, de acuerdo con la RAE, una República es la
“organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o
por el Parlamento para un período
determinado”.[15]
En el caso de nuestra elección, la máxima autoridad y el parlamento son
elegidos por los ciudadanos. De acuerdo con cifras del IFE, la elección del 2000
para el cargo de la presidencia fue exitosa en el rubro de la
representatividad, ya que, de una lista nominal de 58 782 737 mexicanos, el
abstencionismo solamente fue del 36%.[16] Sin embargo, hemos
observado un éxito muy relativo, ya que, en la elección de diputados por el principio
de mayoría relativa del 2009, la participación ciudadana osciló entre el 30 y
el 50% de participación del electorado, manera, que el abstencionismo se
produjo entre el 70 y el 50% de la ciudadanía.[17] Por el otro lado, si entendemos
que una república implica un sistema político en el que impera la ley y la
igualdad ante ésta,[18] resulta que tampoco conformamos una república en realidad.
Pensemos en el poder judicial. En 2002, Dato Param Cumaraswamy, el relator de
la ONU para la Independencia de Jueces y Abogados, señaló que el porcentaje de
magistrados y jueces federales corruptos
en México oscilaba entre el 50 y el 70%.[19] Esta revelación fue rotundamente negada por el
Poder Judicial, en voz del Magistrado Sergio Valls, quien redujo esa cifra a un
coqueto 3 o 4%.[20]
A su vez, datos del CIDE, arrojan que en un proceso judicial de carácter penal
93% de los acusados nunca ven al juez; luego, cuando ya están condenados, un
93% de los reos aseveran que nunca vieron una orden de aprehensión en su
contra; 70% nunca tuvieron un abogado, 72% permanecieron incomunicados, 33%
fueron maltratados por la policía judicial, y, por si fuera poco, ante las
deficiencias del sistema penitenciario, el 78% de la población carcelaria es
alimentada por su familia.[21] Dicho sistema no se
centra en la presunción de inocencia. Por el contrario, el culpado debe de
demostrar que no es culpable, a partir de las imputaciones que se realicen en
el expediente de la averiguación previa del Ministerio Público, sin importar,
la calidad de la propia investigación policía. El sistema de justicia no deja
satisfechos ni a víctimas, ni a acusados.
Consecuentemente, tampoco nos debe extrañar que no seamos
una democracia. Es verdad, que hasta 1994, en México la democracia era
francamente una mera ficción. Un partido
hegemónico organizado por los caciques revolucionarios, que no permitió ninguna otra fuerza política,
no podía constituir una democracia. Hoy en día, es una realidad tenue ligada a la elección de
representantes. La creación del IFE, en 1990, poco a poco fue abonando la
posibilidad de alternancia. Derivó en un
sistema electoral más competitivo, pero que en realidad no está diseñado para servir al pueblo, sino a
una plutocracia, que favorece a los dueños de los grandes consorcios de la
comunicación, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, a grandes
empresarios nacionales y corporaciones transnacionales; a grandes capos de la política, como Carlos
Salinas de Gortari, Cuauhtémoc Cárdenas, Jorge González Torres, Elba Esther
Gordillo y Diego Fernández de Cevallos, y otros tantos que orbitan en torno a los
partidos políticos, esas pequeñas mafias de múltiples tribus, que tienen secuestrado
al arte de la política, y cuyos miembros, convenencieramente pueden brincar de
un partido a otro, o bien, sus instituciones se alían indiscriminadamente y sin
empacho, según los intereses electorales del momento.[22]
Dice el intelectual Walter Lipman, que en una sociedad democrática
hay dos tipos de ciudadanos: los hombres de virtud y el público, que en una relación
dialéctica se relacionan en la imagen de un rebaño desconcertado que los virtuosos dirigentes
deben encauzar…[23]
Más bien, parece tener razón Ambrose Bierce,
en el Diccionario del Diablo, en donde
define al elector como la persona que goza del sagrado privilegio de votar por
el candidato que eligieron otros.[24] Esos virtuosos de Lipman,
son los menos morales, entre las animales políticos. Platón en la República dijo que eran más adecuadas
las personas que no querían gobernar, que las que querían hacerlo. Tal vez,
tenía razón. De ahí, surge la
importancia de la participación ciudadana.
Ulrich
Richter Morales, citando a Manuel
Menéndez Alzamora, comenta que la
participación ciudadana es “el conjunto
de actividades, procesos y técnicas por los que la población interviene en los
asuntos públicos que le afectan”.[25]
El concepto que da de esta actividad, rebasa la descripción de una mera
participación en las elecciones como votante. Más bien, la concibe como un
poder ciudadano, es decir, “la unión de la mayoría de los ciudadanos por consentimiento, para formar una sola
entidad, que es la república, el país, el Estado”.[26]
Citando a Thomas Hobbes en su Leviatán, señala que “El más grande de los poderes humanos es el que está
compuesto de los poderes de la mayoría”.[27]
Pero, ¿cómo pensar en mayorías, en un país dividido, donde el abstencionismo es
grande, donde la apatía es típica además de la juventud y las generaciones
adultas? Sólo en raras ocasiones, como
el sismo del 85, nos solidarizamos. ¿Será que necesitamos una gran tragedia para reaccionar? Bueno, ya hemos pasado por
varias desgracias que condujeron a guerras y no hemos visto avances. Parece que
las soluciones para un Estado Fallido, como el nuestro, se reducen a un par:
una férrea dictadura encabezada por un
dictador progresista o el fomento de una participación ciudadana, que presione
a los funcionarios públicos para que éstos no actúen como chivos dentro de una cristalería.
La primera opción es muy peligrosa, así que mejor exploremos la segunda. A algo
que se le teme un poco es a la opinión pública. Los políticos, son capaces de
frenar sus caprichos, en ciertas situaciones, para no afectar la percepción
colectiva.
Así, para
influir en la opinión pública, hay que hacer visible un problema al resto de la
sociedad, a través de medios diversos que van desde los tradicionales, como las
marchas, huelgas y plantones, hasta otros más vanguardistas, como el uso de las
redes sociales. Marchas y redes sociales se han combinado en la Primavera
Árabe, mostrando cierta eficacia en el derrocamiento de regímenes
dictatoriales.
También la
participación en organizaciones no gubernamentales, es una llave con la que
cuentan los ciudadanos. Estos grupos son más duraderos y homogéneos. México
Unido contra la Delincuencia, Greenpeace, la Cruz Roja son ejemplos de este
tipo de asociaciones, que son mucho más decorosas y prístinas que los partidos
políticos.
Otra forma
menos ortodoxa de participación ciudadana, se da a través de la educación. La
generación y divulgación de ideas, la concientización y el estímulo de las
mentes de los alumnos en cuanto ciudadanos, es un campo, en el que se siembra a
futuro, sin poderse ver resultado claros y rápidos.
No obstante,
alguien podría objetar, que efectivamente la educación escolar no altera los
valores que la familia inculca, que la primavera árabe no ha resuelto en
realidad las problemáticas democráticas e igualitarias de sus países, que las
ONG’es tampoco cambian al mundo, y que por más Greenpeace que halla, nos
estamos llevando el planeta al carajo. Podemos decir que la democracia y el
cambio son utopías, por inexistentes e irrealizables. Un buen pesimista, puede
ser un gran apologista de una actitud apolítica. Cabe mencionarse, que no
votar, no participar, ser indiferente, ya es una decisión política. En fin, yo
no estoy para convencerlos de que voten,
he decidido más bien invitarlos a sopesar sus decisiones. Porque cada elección
y cada acción que tomemos tiene sus consecuencias. Efectivamente cada pueblo
tiene el gobierno que permite. Y podemos ignorarlo, o bien enfrentarlo. El
activismo tiene sus consecuencias. El Subcomandante Marcos, Lidia Cacho, Digna
Ochoa son ejemplos de gente que abandonó una vida cómoda, cuyas
decisiones pueden conducir incluso a la muerte, al exilio o a la
persecución, en pos de un ideal. También
el “dejar pasar”, el “no hacer”, desde la comodidad de la pasividad, tiene sus
consecuencias. Y cada uno de nosotros las vivimos en cada acto de injusticia,
de corrupción, de arbitrariedad, de abuso que vemos de parte de muchos
funcionarios públicos menores y mayores. No les voy a pedir que cambien el mundo, ni a
los demás. Mi exhorto, es más modesto, les quiero sugerir que cambien ustedes
si algo no les gusta de su mundo. Todos llevamos un priísta dentro. Derrocarlo,
democratizarlo, civilizarlo, es el reto. ¿Qué mejor forma de combatir la corrupción
que no siendo corrupto? ¿Qué mejor forma de combatir la injusticia, que siendo
justo? ¿Qué mejor forma de combatir la violencia que no siendo violento? ¿Qué
mejor que rechazar lo que nos disgusta, no convirtiéndonos en eso? ¿Qué mejor
elección puede haber que la elección de uno mismo? Cuando decidan votar o no
votar, elíjanse primero como personas, elijan sus valores y sus actos, que cada
decisión ética, ya es una decisión política. La participación ciudadana, en
última instancia, es participación en la vida, su vida.
[3] http://www.conasami.gob.mx/pdf/tabla_salarios_minimos/2012/01_01_2012.pdf,
consultado el 10 de febrero del 2011.
[4]http://www3.diputados.gob.mx/camara/004_transparencia/000_canales_principales/002_camara_de_diputados/03_remuneraciones
, consultado el 10 de febrero del 2011.
Cabe mencionar que su ingreso, además, se complementa con apoyos
económicos de $45,786.00 por
asistencia legislativa, $28722 por
atención ciudadana.
[5] http://www.senado.gob.mx/admon/docs/recursos_humanos/manual_percepciones.pdf,
consultado el 10 de febrero del 2012.
[6]http://portaltransparencia.gob.mx/pot/remuneracionMensual/remuneracionMensual.do?idPuesto=&totalBrutoA=&formaOrdenar=ASC&ordenar=4&_idDependencia=02100&_idDependencia=02100&_idDependencia=02100&_idDependencia=02100&d1343203p=2&totalBrutoB=&descripcionPuesto=&method=buscar&method=buscar&method=buscar&method=buscar&tipoCambio=0&idTipo=0
, consultado el 10 de febero del 2012.
[8]
[DVD] Democracia para Imbéciles, Canal 6 de Julio, México, 2006.
[9] http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Slim#Fortuna_y_obras
, consultado el 10 de febrero del 2012.
[10] http://mexico.cnn.com/nacional/2011/01/30/guerrero-tiene-municipios-tan-pobres-como-algunos-paises-de-africa
consultado el 10 de febrero del 2012.
[12] http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/pobreza_2010.es.do,
consultado el 12 de febrero del 2012.
[13] http://www.coneval.gob.mx/cmsconeval/rw/pages/medicion/index.es.do,
consultado el 13 de febrero del2012.
[14]
Ibid.
[15] http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=República
consultado el 13 de febrero del 2012.
[16] http://www.ife.org.mx/documentos/RESELEC/esta2000/gcprepcn.htm
consultado el 13 de febrero del 2012.
[17] http://www.ife.org.mx/documentos/RESELEC/SICEEF/principal.html,
consultado el 13 de febrero del 2012.
[19] http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=83946&tabla=nacion,
consultado el 13 de febrero del 2012.
[20]
Ibid.
[21]
[DVD] Presunto Culpable, Videomax, México, 2011 y documental El Tunel (http://www.youtube.com/watch?v=KN1X66xj9P4)
[22] [DVD]
Democracia para Imbéciles, Canal 6 de Julio, México, 2006.
[23]
Ibid.
[24]
Ibid.
[25] Ulrich
Richter Morales, Manual del Poder
Ciudadano. Lo que México necesita, edit. Océano, 2011, p. 77.
[26]
Ibid., p. 131.
[27]
Ibidem.
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