La visita de Peña Nieto a la Ibero.
Autor: Ricardo Mazón Fonseca.
Género: artículo de opinión.
La visita de Enrique Peña Nieto a la Ibero el viernes pasado (11 de mayo del 2012) ha causado gran polémica. Después de haber cancelado anteriormente su visita, por fin, decidió realizarla, so pretexto de que su agenda ya lo permitía. Los alumnos se habían organizado para repudiar su visita. La conferencia magistral que dio en el ciclo de “buen ciudadano, Ibero” estuvo llena de episodios y contraluces. Si los vamos a criticar, debe de analizarse desde todas las perspectivas. La crítica que hace de los estudiantes el periodista Horacio Salazar es interesante, pero es sesgada.[1] Olvida señalar que Peña Nieto apartó, al parecer, la mitad de los lugares del auditorio José Sánchez Villaseñor. También olvida el supercrítico de Salazar que repartieron pancartas entre los asistentes de apoyo al candidato y omite los testimonios de los alumnos que decían que se les había ofrecido dinero por no hacer preguntas. Llegó un camión lleno de invitados del priísta. Los sentaron en lugares privilegiados. No se permitía la entrada a la Universidad a nadie que fuera ajeno a ella, y luego Videgaray y Coldwell dijeron que había infiltrados perredistas. Ay, Salazar, si tú comparas a los alumnos, desde una perspectiva clasista, con las hordas de perredistas y los llamas pelafustanes; podemos comparar tu análisis político con el de los antaño periodistas lambiscones que eran totalmente sumisos con el PRI. Aunque tristemente, hoy ese entreguismo es una opción, no el producto de la coerción del sistema. Pero, analicemos con atención su argumento: dice que se comportaron como pelafustanes, descerebrados, que buscan la gratificación inmediata y que en las universidades no está la esperanza de México. Podemos conceder que el comportamiento de los muchachos no fue cortés, que fue beligerante, e incluso intolerante. ¿Qué tan tolerante es un Peña Nieto y unos medios lambiscones y convenencieros que ponen como un puntero altísimo al candidato priísta mientras que las encuestas independientes muestran otra cosa? ¿Qué tan tolerante es un Enrique Peña Nieto que en San Salvador Atenco instruyó a sus policías para que actuaran con saña, generando dos muertes y varias violaciones de mujeres, torturas, hallanamientos de moradas y torturas por parte de la policía del Estado de México en contubernio con la Policía Federal? ¿Qué tan tolerante es un candidato cobijado por la corrupción del gobierno de Arturo Montiel y que destinó, posteriormente, millones de pesos del erario del gobierno estatal a la promoción descarada de su imagen? Pareciera que la opción de repudio de los alumnos en un mundo que controla al gobierno, la justicia y los medios, es una desesperada llamada por ver lo que Salazar y otros no quieren reconocer. Lo constata la conferencia magistral de Peña Nieto sobre educación, empleo y crecimiento económico: no dijo nada consistente, y las quince preguntas en torno al cómo iba a solucionar los problemas en torno a esos temas, tuvieron como respuesta fórmulas ambiguas tales como “resolveremos la pobreza alimenticia con acciones específicas”. Pero el Sol de México (junto con sus sucursales estatales) y Formato 21 señalan que su conferencia y respuestas fueron ejemplares. Tal vez antes de condenar a los estudiantes de la Ibero, habría que preguntarnos, ¿por qué se sintieron orillados a reaccionar así? ¿Por qué sólo quieren sus 5 minutos de fama? ¿Cómo reaccionar en un mundo manipulado por los poderes fácticos que tiene claramente un favorito? Estos alumnos no son periodistas lambiscones que no ven por hipocresía, conveniencia o miopía todos los ángulos de este fenómeno. Cierto, la reacción no fue la mejor, ¿pero cuál puede ser la adecuada ante un sistema político, económico y social tan inequitativo, corrupto y perverso que quiere imponer a un presidente con una historia personal y gubernamental sumamente sombría?
Género: artículo de opinión.
La visita de Enrique Peña Nieto a la Ibero el viernes pasado (11 de mayo del 2012) ha causado gran polémica. Después de haber cancelado anteriormente su visita, por fin, decidió realizarla, so pretexto de que su agenda ya lo permitía. Los alumnos se habían organizado para repudiar su visita. La conferencia magistral que dio en el ciclo de “buen ciudadano, Ibero” estuvo llena de episodios y contraluces. Si los vamos a criticar, debe de analizarse desde todas las perspectivas. La crítica que hace de los estudiantes el periodista Horacio Salazar es interesante, pero es sesgada.[1] Olvida señalar que Peña Nieto apartó, al parecer, la mitad de los lugares del auditorio José Sánchez Villaseñor. También olvida el supercrítico de Salazar que repartieron pancartas entre los asistentes de apoyo al candidato y omite los testimonios de los alumnos que decían que se les había ofrecido dinero por no hacer preguntas. Llegó un camión lleno de invitados del priísta. Los sentaron en lugares privilegiados. No se permitía la entrada a la Universidad a nadie que fuera ajeno a ella, y luego Videgaray y Coldwell dijeron que había infiltrados perredistas. Ay, Salazar, si tú comparas a los alumnos, desde una perspectiva clasista, con las hordas de perredistas y los llamas pelafustanes; podemos comparar tu análisis político con el de los antaño periodistas lambiscones que eran totalmente sumisos con el PRI. Aunque tristemente, hoy ese entreguismo es una opción, no el producto de la coerción del sistema. Pero, analicemos con atención su argumento: dice que se comportaron como pelafustanes, descerebrados, que buscan la gratificación inmediata y que en las universidades no está la esperanza de México. Podemos conceder que el comportamiento de los muchachos no fue cortés, que fue beligerante, e incluso intolerante. ¿Qué tan tolerante es un Peña Nieto y unos medios lambiscones y convenencieros que ponen como un puntero altísimo al candidato priísta mientras que las encuestas independientes muestran otra cosa? ¿Qué tan tolerante es un Enrique Peña Nieto que en San Salvador Atenco instruyó a sus policías para que actuaran con saña, generando dos muertes y varias violaciones de mujeres, torturas, hallanamientos de moradas y torturas por parte de la policía del Estado de México en contubernio con la Policía Federal? ¿Qué tan tolerante es un candidato cobijado por la corrupción del gobierno de Arturo Montiel y que destinó, posteriormente, millones de pesos del erario del gobierno estatal a la promoción descarada de su imagen? Pareciera que la opción de repudio de los alumnos en un mundo que controla al gobierno, la justicia y los medios, es una desesperada llamada por ver lo que Salazar y otros no quieren reconocer. Lo constata la conferencia magistral de Peña Nieto sobre educación, empleo y crecimiento económico: no dijo nada consistente, y las quince preguntas en torno al cómo iba a solucionar los problemas en torno a esos temas, tuvieron como respuesta fórmulas ambiguas tales como “resolveremos la pobreza alimenticia con acciones específicas”. Pero el Sol de México (junto con sus sucursales estatales) y Formato 21 señalan que su conferencia y respuestas fueron ejemplares. Tal vez antes de condenar a los estudiantes de la Ibero, habría que preguntarnos, ¿por qué se sintieron orillados a reaccionar así? ¿Por qué sólo quieren sus 5 minutos de fama? ¿Cómo reaccionar en un mundo manipulado por los poderes fácticos que tiene claramente un favorito? Estos alumnos no son periodistas lambiscones que no ven por hipocresía, conveniencia o miopía todos los ángulos de este fenómeno. Cierto, la reacción no fue la mejor, ¿pero cuál puede ser la adecuada ante un sistema político, económico y social tan inequitativo, corrupto y perverso que quiere imponer a un presidente con una historia personal y gubernamental sumamente sombría?
Muy buen texto amigo, éxito en este blog.
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