¿Qué es la paz?

 

La paz es un concepto que, aunque puede parecer claro, tiene muchos asegunes. ¿Qué significa exactamente esto? ¿Cuándo realmente se está en paz? ¿Es una armonía absoluta y utópica? ¿O es algo que es siempre parcial y deficiente? ¿Se puede estar en paz con uno, pero no con los demás? Es un concepto que lo mismo puede ser religioso que secular. Que puede aplicar al desarrollo humano, como a las relaciones internacionales. ¿La paz sucede a la guerra o puede existir sin ella previamente? La palabra española de “paz” proviene del término latino pax, que se refería al orden de bienestar material impuesto por Roma sobre los sujetos no romanos a través de la conquista. En ese mismo referente clásico, la Pax era una diosa romana que heredaron éstos de Grecia. Eirene. Ella era hija de Zeus y Themis. Era representada como una mujer tranquila con el cuerno de la abundancia en una mano y una rama de olivo en la otra.  La paz también era representada icónicamente como un ícono con palomas de Venus anidando en el casco de Marte. Esto llevo a exaltar a la paloma como símbolo de la paz en la contemporaneidad, especialmente a partir de la paloma de la paz pintada por Picasso.[1]

La paz es un concepto importante dentro de la Cristiandad. La paz es entendida teológicamente como una paz de la persona que deviene de la imitación de la persona de Cristo. Esa paz apunta la universalidad de la dignidad humana, como se puede interpretar de Efesios 2:14-20.[2]  Esa línea de pensamiento fu desarrollada por San Agustín. Otra perspectiva cristiana entiende la paz como algo que deviene del Espíritu Santo. Según Gálatas 5:22 dicha paz del Espíritu va acompañada de amor, gozo, paciencia, bondad, mansedumbre, templanza.[3] Romanos 14:17 marca la paz como algo que se dan el Reino de Dios, junto con la justicia y el gozo. La paz es ajena al miedo y la turbación (Juan 14:27). En el cristianismo primitivo se les prohibió al catecúmeno y al bautizado alistarse en el ejército o ir a la guerra; o a los jueces usar la ius glaadii, que era la ejecución s través de la espada de un condenado. En la Iglesia, en cuanto institución, va a surgir una política de negociación entre los Estados beligerantes, los cuales buscan la defensa ciudadana de sus intereses. Porque el discípulo de Cristo debe ser artífice de la paz (Mateo 5,9). La paz, se usó para hablar de la conciliación entre la Iglesia y el Esado, el descanso eterno tras la muerte, la reconciliación del hombre con Dios, y la concordia en la comunidad cristiana.[4]

  La RAE ofrece ocho conceptos de la paz. Tres son religiosos y cinco son seculares. De los religiosos, dos se refieren al rito. Saludo que se dan los fieles cristianos en la misa, o una placa con imágenes en relieve que es besada en la ceremonia de la paz. El otro concepto religioso se refiere a un estado anímico: “sentimiento de armonía interior que reciben de Dios los fieles”.[5]  De los cinco conceptos restantes de carácter secular.  Uno de ellos coincide con el concepto religioso que se refiere a un estado anímico “Estado de quien no está perturbado por ningún conflicto o inquietud”.[6] Otro de esos conceptos seculares se refiere a un estado físico: “Ausencia de ruido o ajetreo en un lugar o en un momento”.[7] Esto tiene un parangón con el concepto de quietud y se asocia con otro estado mental: la tranquilidad.  Los tres conceptos restantes se refieren a estados intersubjetivos. Uno de ellos se refiere a una tregua, rendición o armisticio: “Acuerdo alcanzado entre las naciones por el que se pone fin a una guerra”.[8] Quedan dos conceptos más: uno es positivo el otro es negativo. El positivo entiende a la paz como una relación de armonía: “Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos”.[9] El último concepto se refiere a un estado de no guerra: “Situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países”.[10] Como podemos notar, la paz, es un término unívoco, más bien se antoja que sea analógico o equívoco.

Como consecuencia de la no guerra, podemos incluir un par de definiciones clásicas: la de Cicerón y de Heródoto. Cicerón dijo en las Filípicas que la paz es libertad pacífica.[11] Heródoto definió a la paz como la época en que los hijos entierran a los padres y la guerra es la época en la que los padres entierran a sus hijos.[12] El gran ministro indio  Pandit Jawaharlal  Nehru definió a la paz como “una tregua entre dos guerras, una preparación para la guerra, y hasta cierto punto, la continuación del conflicto en la esfera económica y en otros campos”.[13] Con una mayor cara de cinismo el Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce define a la paz como “época de engaño entre dos épocas de guerra”.[14]

Cabe mencionar que para San Agustín de Hipona la paz es la tranquilidad del orden.[15] Para Spinoza la paz es, además, el fruto del esfuerzo del alma, de la concordia y de la justicia.[16] 

Como vemos la paz es un estado de no-violencia o bien de una violencia limitada, moderada entre individuos y naciones que puede generar una sensación de seguridad, de tranquilidad relativas. No obstante, la paz y la tranquilidad no siempre van de la mano.  Puede haber paz sin confianza. Y a veces, puede haber tranquilidad sin no-violencia.

Ahora bien, en la Ciencia Política se ha hecho un constructo llamado teoría de la paz, que es la elaboración de un marco explicativo de qué da origen a la paz. En la tradición occidental medieval se pensó a ésta como el resultado de una la justicia y del orden de la sociedad. En la Modernidad, el concepto se vació de ese contenido para convertirse en un estado de no guerra. Entonces hay dos conceptos de paz: uno positivo y otro negativo. Podemos hablar de que también se puede hablar de niveles de la paz: en un sentido personal y en un sentido comunitario.  También se puede hablar de paz inestable (acompañada de miedo y temor a la guerra) y paz estable (en la que no hay un temor a la guerra). También, hay un elemento que podría oponerse a la paz inestable: la paz estructural: que es la coexistencia pacífica sólida y duradera.[17] Ya en términos filosóficos podemos hablar de dos tipos de paz: externa e interna. La primera es la represión de acciones destructivas, la segunda es un estado anímico que se trabaja como objetivo incluso en medio de las adversidades.[18]

 La paz en la teorización de la paz, pues, se explica por la disminución de la violencia y el aumento de la justicia distributiva. La teoría de la paz reflexiona sobre las causas de la guerra y las condiciones para la paz.

La paz interestatal, desde un punto de vista realista, es inestable. Ésta solamente se logra por medio del imperialismo, la hegemonía, el equilibrio hegemónico o la diplomacia. Después de la Segunda Guerra Mundial se ha apostado a la construcción de un derecho internacional, desde una perspectiva filosófica liberalsita, que propone la creación de normas e instituciones internacionales.  Jean Jacques Roussau propuso la creación de una confederación europea a partir de la propuesta de Abbé de Saint-Pierre. Los liberalistas comerciales, creyeron que el libre comercio es el factor generador de la paz.  Y el liberalismo republicano cree que el esparcimiento de la democracia es el factor generador de la paz. Cree que un estado democrático tendrá una relación más estable hacia los estados autoritarios Entonces hay tres propuestas lanzadas: normas e instituciones internacionales, libre comercio y democracia.  La integración de estos tres factores (y quizá otros) de manera gradual y progresiva, es para muchos la solución política para la paz (funcionalismo).[19] Pero, ya desde una visión ético-política, la doctrina del pacifismo ve una alternativa más radical para la paz: la limitación o, incluso, la abolición del Estado.[20] Hay dos tipos e pacifismo según Norberto Bobbio, que señala que el progreso y el armamento nuclear harán de la guerra algo inviable tarde o temprano, y el pacifismo activo, que propone que la intervención humana debe modificar las relaciones humanas, institucionales y los medios para la guerra si se quiere obtener la paz. La guerra solamente se va a poder abolir con la transformación de la naturaleza humana, o con la supresión de relaciones político-económicas de explotación.

No obstante, Kant de manera realista llega a postular que lo natural en el hombre es el estado de guerra y la maldad.  Heráclito mismo, llegó a postular la guerra como una categoría ontológica que es padre de las cosas. Contrario a la postura de Heródoto que decía que ningún hombre carece de razón hasta el punto de preferir la guerra a la paz.[21] Claro que la historia demuestra que muchos hombres prefieren primero la guerra. Pero ésta, siempre la justifican en función de una paz. Una diferencia entre la guerra y la paz es que ésta siempre es entre los Estados, mientras que la paz, no solamente es entre ellos, sino también entre los individuos y el fuero interior de éstos. Obviamente que la guerra puede ser una metáfora que se extrapole también para hablar de guerras entre grupos de una sociedad, entre familias o dentro de la psique del propio individuo. Pero, estrictamente esa guerra se refiere a manifestaciones no bélicas de la violencia.  La guerra es un conflicto violento a gran escala que opone a países, Estados o grandes grupos humanos.[22] Y sí, la guerra existe desde antes de que surgieran los Estados modernos. De hecho, se tiene el registro de la cultura de la guerra desde la Prehistoria con vestigios de armas y murallas. Esto se asoció a los siguientes elementos: los guerreros con manejo de armas, reglas autoritarias asociadas con el liderazgo militar, control de la información a través de la secrecía, la identificación del “enemigo” bajo una construcción simbólica de éste, la educación militar de la juventud y la dominación masculina en la sociedad. La guerra, tenía la función de capturar esclavos, ampliar el territorio, y acumular riqueza. Eso ya se podía ver desde la antigua Mesopotamia. Más aún el Estado antiguo liga con la religión, de forma tal que la institución religiosa proporcionaba legitimidad, cohesión social a través de una identidad social que, desde la teología, promovía la obediencia y lealtad al Estado.[23]  

 Pensadores como Hegel le ven una utilidad, para crear salud ética de los pueblos y fortalece al Estado, al grado que se puede entender a la guerra como una continuación de una relación política entre naciones.[24] El realismo moral respecto a la guerra considera que esta no se puede evaluar moralmente, simplemente es. Incluso, da cabida a asumir que los horrores de la guerra se justifican para ganarla y que ciertos fines pueden tolerar ciertos medios. Incluso la postura más radical es la de necesidad militar que afirma que todas las acciones necesarias para un triunfo rápido son válidas. Con más mesura, algunos medievales llegaron a pensar que existían algunas guerras justas. La teoría de la guerra justa considera qué condiciones permiten justificar una guerra y qué medios son legítimamente empleables en ella. Otros pensadores, los adscritos al pacifismo, no le encuentran utilidad alguna, ni justificación. Las autoridades políticas suelen ser ilegítimas, sus acciones injustificables tanto como las condiciones para justificar una guerra. El pacifismo, si no es anarquista, puede aceptar el uso de la fuerza, de la coerción en muchas situaciones, pero no justificar la guerra. La violencia implica plegar al otro a la voluntad de quien la ejerce con la posibilidad real de infligir un daño, herida o privación de la vida. Por supuesto que hay un monopolio “legítimo” de la violencia que ejercen los Estados que se institucionaliza y ejerce. Aunque en la práctica, ese ejercicio es desde un sistema injusto que favorece la opresión de los más pobres y grupos desfavorecidos.  Luego, esa violencia genera una violencia reactiva y contestaria de muchos de los que son oprimidos. El ciclo de la violencia, como forma de relación, tiene con frecuencia motivaciones inconscientes en el egoísmo, la envidia, la venganza, complejos de inferioridad, prejuicios y resentimientos.  Se puede ver una necesidad psicológica de concebir enemigos. Ahora bien, en específico, la violencia de la guerra genera grandes afectaciones, demasiado sufrimiento, golpean las libertades ciudadanas, corrompen a la sociedad, promueven el odio y el sadismo y la ambición del poder por el poder.[25]

Kenneth Waltz señala que la guerra es el producto de la naturaleza humana, del pecado original (que podemos interpretarlo secularmente como la ambición), los instintos, las pasiones y los prejuicios; pero también se debe a la naturaleza de los Estados. Existe la lectura biológica de que en los mamíferos hay una agresividad que se activa ante la presencia de otro macho de la misma especie de olor desconocido.[26] Además, en la Filosofía Política,  hay tres lecturas sobre dicha naturaleza la realista o hobbesiana que entiende la relación de éstos como lucha que es un estado de guerra; la kantiana o universalista que ve en la humanidad una gran comunidad y la grociana que es parecida, ya que ve a los Estados como miembros de una gran sociedad internacional.[27]

En la interacción entre las naciones, pareciera que para encontrar la paz, dos soluciones radicales son: retirarse del mundo (el aislamiento) o bien absorberlo (el imperialismo). El aislamiento, propone una visión en la que su propio Estado se vive de manera soberana desconectado de los otros Estados, sin pretensiones de dominio, con una valoración de su patriotismo y una desconfianza hacia el extranjero, con quien podría estar en guerra en un futuro. El imperialismo universalista, propone una unidad y unificación de la humanidad, que puede ser mejor cohesionada por las ideas (por una unificación cultural) que por la imposición de un orden político.[28]

 No obstante, la historia del hombre denota que la guerra es una constante manchada de puntos de paz, la paz siempre es un anhelo muy preciado. Que la historia haya sido así como hasta ahora, no significa que deba de continuar siéndolo. Se puede promover a la paz como una forma de vida que resulta de la actitud de la gente.[29]  La paz facilita para más personas la prosperidad económica, el bienestar social, la equidad. Es el respeto al derecho ajeno y a la diferencia étnica, económica, política, cultural y religiosa[30]. Podemos hacer que sea una forma de organización social y de relación humana, por encima de la violencia, como forma de organización social y relación humana también. Una actitud pacifista debe de romper con la categoría del enemigo y deconstruirla. Debe establecer relaciones amistosas, o bien, si no de amistad, de tolerancia con quien no es tu amigo. La paz es un proyecto por realizarse en un sentido superior al militar. Es el paso de una paz armada, hacia la justicia como práctica social.

Amenazas siempre va a haber para la paz: la explosión demográfica, los movimientos migratorios, el narcotráfico, el crimen ordinario y el crimen organizado, el armamentismo y la carrera armamentista, los fanatismos étnicos o religiosos, la depredación de la naturaleza, el cambio climático, y la necesidad de recursos naturales y humanos.[31]

 En esto sentido la paz es, como dice Walter Brugger, una fundación que se hace frente al carácter agonal de la realidad. Él mismo postula que un proyecto de paz debe de proteger a la naturaleza, el aprovisionamiento de energía, agua, alimentación y la configuración de los ámbitos de la vida para que sea propicia para el ser humano.[32]  Según Whitehead, la paz en un sentido metafísico es: “la armonía de las armonías que aplaca la turbulencia destructiva y completa la civilidad”.[33] Se puede asociar con el equilibrio de fuerzas físicas y llevar esa perspectiva al ser humano. Sin embargo, no es algo que se dé espontáneamente. La paz es un orden que se busca alcanzar dentro del desorden.  Así que la paz se logra con la razón instrumental: con la negociación y/o la fuerza disuasoria.[34]  Y aunque la educación para la paz propone que ésta se una convicción moral, la libertad hace que la visión educativa sea utópica. La paz no se alcanza igual con todos. Hay quienes se prestan a la negociación, hay quienes solamente reaccionan con la disuasión, y en ocasiones, para tener paz es forzoso enfrentar con violencia al agresor o huir si es más poderoso.

La paz en un mundo en guerra está al interior de las personas considerando que el mundo es imposible de ser cambiado por un individuo. Pero quien quiere vivir en paz debe de construir hacia su interior la suya. Debe de obrar pacifistamente con quienes deseen también la paz, y debe de negociar, disuadir o huir en relación con quienes quieren vivir en guerra con el otro. La paz, como un absoluto es una utopía que mueve a la acción y a la reflexión. La paz como una construcción relativa, es un constructo complejo, deficiente, con contradicciones frecuentemente que logra cierta estabilidad entre las naciones, grupos humanos e individuos.

Bibliografía

Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo, edit. Edimat, Madrid, 2006, entrada: paz.

Angelo di Bernardino, Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana, tomo II, edit. Sígueme, Salamanca, 1998, entrada: paz.

David Adams, Cultura de Paz: Una Utopía Posible, edit. Herder, México, 2014.

Dieter Nohlen, Diccionario de Ciencia Política, tomo II, Edit. Porrúa y Colegio de Veracruz, México, 2006, entrada: paz/teorías sobre la paz.

Federico Revilla, Diccionario de Iconografía y Simbología, Edit. Cátedra, 5ª ed. Madrid, 2007, entrada: paz.

Monique Canto-Sperber, Diccionario de ética y de Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, México, 2001, entrada: guerra-paz.

Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, edit. FCE, México, 2012, entrada: paz.

Philippe Raynaud u Stéphane Rials, Diccionario Akal de Filosofía Política, edit. Akal, Madrid, 2001, entrada: guerra y paz. 

Rafael Gil Colomer, Filosofía de la Educación Hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, 1997.

Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, tomo 2, 3ª ed., edit. FCE, México, 2003,  entrada: paz.

Walter Brugger y Harald Schöndorf, Diccionario de Filosofía, edit.  Herder, 2ª ed., España, 2014, entrada: paz.



[1] Federico Revilla, Diccionario de Iconografía y Simbología, Edit. Cátedra, 5ª ed. Madrid, 2007, entrada: paz.

[4] Angelo di Bernardino, Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana, tomo II, edit. Sígueme, Salamanca, 1998, entrada: paz.

[11] Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, edit. FCE, México, 2012, entrada: paz.

[13] Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, tomo 2, 3ª ed., edit. FCE, México, 2003,  entrada: paz.

[14] Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo, edit. Edimat, Madrid, 2006, entrada: paz.

[16] Philippe Raynaud u Stéphane Rials, Diccionario Akal de Filosofía Política, edit. Akal, Madrid, 2001, entrada: guerra y paz. 

[17] Dieter Nohlen, Diccionario de Ciencia Política, tomo II, Edit. Porrúa y Colegio de Veracruz, México, 2006, entrada: paz/teorías sobre la paz.

[19] Dieter Nohlen, Diccionario de Ciencia Política, tomo II, Edit. Porrúa y Colegio de Veracruz, México, 2006, entrada: paz/teorías sobre la paz.

[20] Monique Canto-Sperber, Diccionario de ética y de Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, México, 2001, entrada: guerra-paz.

[22] Monique Canto-Sperber, Diccionario de ética y de Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, México, 2001, entrada: guerra-paz.

[24] Monique Canto-Sperber, Diccionario de ética y de Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, México, 2001, entrada: guerra-paz.

[25] Monique Canto-Sperber, Diccionario de ética y de Filosofía Moral, tomo I, edit. FCE, México, 2001, entrada: guerra-paz.

[26] David Adams, Cultura de Paz: Una Utopía Posible, edit. Herder, México, 2014, p. 66.

[27] Philippe Raynaud u Stéphane Rials, Diccionario Akal de Filosofía Política, edit. Akal, Madrid, 2001, entrada: guerra y paz. 

[28] Philippe Raynaud u Stéphane Rials, Diccionario Akal de Filosofía Política, edit. Akal, Madrid, 2001, entrada: guerra y paz. 

[29] Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, tomo 2, 3ª ed., edit. FCE, México, 2003,  entrada: paz.

[30] Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, tomo 2, 3ª ed., edit. FCE, México, 2003,  entrada: paz.

[31] Rodrigo Borja, Enciclopedia de la Política, tomo 2, 3ª ed., edit. FCE, México, 2003,  entrada: paz.

[32] Walter Brugger y Harald Schöndorf, Diccionario de Filosofía, edit.  Herder, 2ª ed., España, 2014, entrada: paz.

[33] Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, edit. FCE, México, 2012, entrada: paz.

[34] Rafael Gil Colomer, Filosofía de la Educación Hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, 1997.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Proposiciones atómicas y proposiciones moleculares

¿Qué son las artes menores?

El hecho moral