La retroalimentación en el plan de vida

Pedir retroalimentación en algo tan personal es un asunto espinoso. ¿Quién mejor que tú para decirte qué quieres, qué te gusta y cómo lograrlo? Sin embargo, a veces, la ayuda de los otros puede resultar útil. A veces nos negamos a ver lo obvio, o no nos percatamos de cosas no obvias. Pero también hay que tener cuidado de la gente que no ve lo obvio de lo que haces o que ve en lo que haces cosas que realmente no haces. La retroalimentación, me parece, debe de ser cuidadosa seleccionando cuidadosamente a quienes te van a retroalimentar y sobre qué aspecto. Matti Hemmi sugiere un plan de retroalimentación que considere el quién, el qué, el por qué, el para qué, el cómo y el cuándo. Te propone que hagas una lista de la gente a la que quieres pedirles ese feedback, que elijas los puntos concretos sobre los que les vas a pedir retroalimentación, te pide que también tengas claro el porqué y el para qué  pides retroalimentación sobre esos aspectos. SI es por inseguridad y quieres que alguien te diga que vas por el buen camino, o si te da miedo tomar una decisión y quieres que alguien decida por ti, pues entonces debes de tener cuidado.  Por último sugiere Hemmi que pidas la retroalimentación periódicamente.
Pero también una forma de retroalimentación monológica es con el learning by doing, es decir, con el aprender haciendo. La mejor forma de aprender a nadar, no es con teoría solamente, es fundamentalmente con la práctica.

Fuente:



Matti Hemmi, ¿Te atreves a soñar? Edit. Grijalbo, México, 2016. 

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