¿Qué es una persona?
La palabra
persona puede ser ambigua. Puede ser un término jurídico o un término
antropológico. Incluso en Teología se habla de persona. Como cosa jurídica la
persona es un centro de imputación de derechos y obligaciones. Esta persona
puede ser física (un humano) o moral (una empresa). La persona en Derecho es un sujeto legal. Desde
la perspectiva teológica era una substancial individual de naturaleza racional,
según la terminología de Boecio. Así que
los ángeles, e incluso Dios, también
constituirían personas. Ahora bien, en términos antropológicos, se refiere al
conjunto de componentes cualitativos que constituyen al ser humano. Frecuentemente
ser refiere en Antropología, Psicología y Sociología al rol que ejerce el
hombre en sociedad. Esto se debe a que son consecuentes con la definición
etimológica, la cual, alude a una máscara que era usada por los actores griegos
para caracterizar un personaje y amplificar su voz. Era llamada prósopon. Ese término se trasladó al
etrusco como phersu. Luego, llegó al
latín. Persona, entre los romanos, es
el personaje. De ahí que en la obra teatral se les llamara a los personajes dramatis personae. El actor enmascarado era alguien personado (personatus). Los sentidos originarios de
prósopon y persona, según José Ferrater Mora, parecen estar ligados también
dentro de la Filosofía a la significación que posteriormente se dio al concepto
de persona.
Los filósofos griegos no tuvieron un concepto de persona como
personalidad humana, sin embargo, se
reconoce que tuvieron la intuición de captarla como personalidad que trasciende
de su ser parte del cosmos o su ser miembro del polis, como sucedió quizá con
los presocráticos y Sócrates respectivamente. Además que en los filósofos
helenísticos hicieron reflexiones antropológicas que suponían una personalidad.
Curiosamente Carl Gustav Jung definió a la persona como la máscara de la
personalidad, es decir, el cúmulo de apariencias que proyectamos. Recordemos que en Psicología la personalidad
es el conjunto dinámico de aspectos de temperamento y carácter dan pie al
comportamiento humano. Para Radcliffe-Brown es el componente de la posición
social en el humano. En este sentido el
concepto de persona es vacío por sí sólo. Cobra sentido y es relevante en la
relación con el otro.
Cabe mencionar que esto hizo que el concepto de “persona” fuera en
ocasiones contrapuesto y contrastado contra el de” individuo”, ya que en la
década de los setenta, se pensó a la persona como un proceso social en
evolución, mientras que tradicionalmente ésta había sido pensada como una
entidad separada que participaba de la sociedad.
La definición filosófica de persona
Ahora bien, si damos el salto a la Filosofía, la persona es un concepto
que representa la singularidad de cada individuo de la especie humana.[1]
Según Nicola Abbagano la persona en su sentido más común se refiere al
hombre en su relación con el mundo y
consigo mismo; mientras que en su sentido más general se refiere a un sujeto de
relaciones.[2]
Esta categoría surgió en la Teología del siglo III y la Cristología de los siglos IV y V para
explicar tanto la Santísima Trinidad como para explicar la doble naturaleza de
Cristo: humana y divina. Esto llevó a concebir a la persona como un ser dotado
de razón, consciente de sí mismo y con una identidad propia. San Agustín fue
uno de los primeros que usó el término persona para hablar tanto de la
Santísima Trinidad como de los humanos. Pasó a señalar más que una mera
exterioridad, una interiordad. Pero este desarrollo lo hizo con sutileza.
En la Filosofía Cristiana la persona es un ser de características propias
con una dignidad por encima de la naturaleza. Mientras que en la Modernidad se
refirió en su aspecto psicológico, en su conciencia y libertad. Se puede postular que en la Filosofía
Cristiana se es persona, mientras que en la Filosofía Moral se está en estado
de persona.
Una definición contemporánea de la persona es la de “sustancia individual de valor
absoluto, dotada de cuerpo, razón y afecto, con dominio de sí y abierta a los
demás”. [3] Si
bien es una definición que está de cara a la tradición de la Filosofía
Cristiana, sigue siendo vigente y da qué pensar sobre el hombre. Dice Ferrater Mora que la concepción
tradicional de la persona está basada en conceptos metafísicos y que los
modernos no han eliminaron dichos elementos de sus reflexiones. Más bien se
hizo énfasis en aspectos psicológicos y éticos. Kant, por ejemplo, entendió que
la persona era libertad e independencia frente a la mecánica de la naturaleza.
La persona era un fin en sí mismo. John Locke la entendió como un yo, es decir,
como el foco del que emanan todos los estados psicológicos conscientes del
individuo. Para Heidegger la persona no era ni una cosa, ni una substancia, ni
un objeto, lo medular para él existir en la ejecución de actos intencionales que
están relacionados entre sí por la unidad de un sentido. Eso vuelve a la
persona un dasein.
Eso nos lleva al abordaje de sus características y estructura.
Características de la persona humana
Las características de la persona que se suelen predicar son: la singularidad y la irrepetibilidad,
la finitud (que es limitada e
inacabada en su estructura, decisiones y conocimiento de sí misma, así como es
mortal), la libertad (como ejercicio
de la autodeterminación) y la responsabilidad
(capacidad de responder por sus propios actos en sentido moral y jurídico), el misterio (inexplicabilidad de su
origen, singularidad e irrepetibilidad) y la trascendencia (como un aspirar siempre a más y rebasar en su
hacer los límites psicofísicos que tiene).
Al menos esas características se suelen
predicar en la Filosofía Cristiana.
Para Nicola Abbagano el concepto de persona tiene las siguientes fases:
1) que la persona tiene una tarea y es una categoría que implica que es
relación y es una sustancia, 2) que es una criatura en auto relación (relación
consigo misma), 3) que está en en heterorelación (relación con el mundo, 4) que hay una interacción entre la autorrelación
y la heterorelación.
Estructura de la persona
Ahora bien, la
persona no sólo tiene esas características. Además tiene componentes que
explican su estructura.
El primer elemento que distingue a una persona de otra es su apariencia física. El cuerpo, pues es
el primer aspecto que descubrimos de la persona. Los pensadores religiosos,
además, asumieron que la persona, pues tenía en su constitución también un
elemento trascendente al cuerpo: la espiritualidad,
lo cual suponía un alma. Ella era en cierto sentido depósito de la razón. En
segundo lugar está la racionalidad, como un elemento constituyente hombre.
Una racionalidad que no sólo es algo general e impersonal, sino también que es
singular y única, pues experimenta vivencias inmediatas. De ahí que se suela hablar también de la
afectividad humana, a veces, como un componente extra al de la razón. Una
tercera característica que se le suele atribuir –especialmente en la Filosofía
Cristiana- es la de la dignidad, que
está ligada a la naturaleza humana y al
fin mismo del hombre. Con ello se objetiva un elemento que podría ser considerado
por otros meramente subjetivo: el valor del hombre. El fin del hombre tiene que
ver con que cada individuo es idéntico a sí mismo y que tiende a perfeccionarse
en presencia y colaboración con los demás a través de la educación. En este
sentido la persona tiene la capacidad de diálogo entre un yo (que es el
individuo que se reconoce como tal) y un tú (que es un individuo que se
reconoce como otro). [4]
La persona se realiza en sociedad. La persona en soledad sufre, pero también
pasa lo mismo cuando se vuelve masa y se despersonaliza.
Pareciera entonces que la persona estructuralmente está compuesta por un
cuerpo, un alma o psique, un valor y la sociedad desde la óptica de distintas
tradiciones.
Sin embargo, quizá lo más prudente para pensar a la persona sea asumir lo
que señaló E. Mounier de que la persona es compleja por sí sola y por su
relación con la comunidad de tal manera que es indefinible. Esto no quiere
decir que no se intente definir a la persona, sino que todo abordaje quedará
siempre algo corto para llegar a decirlo todo de manera satisfactoria.
Hoy es difícil pensar este concepto porque ha sido problematizado. Se
cuestiona la identidad del individuo consigo mismo a lo largo del tiempo. Se
cuestiona si un ser humano es persona sólo si tiene conciencia de sí pero no en
los momentos en los que no la tiene, como el sueño, su vida embrionaria o en
estado comatoso. Si la persona es producto de un desarrollo social y de
personalidad, qué pasa cuando éste no se tiene (caso niños ferales) o bien es
deficiente, como en el caso de los psicóticos ¿se tiene una persona o no? Ahora
que si la persona y el hombre son los mismos, quizá la definición de persona se
identifique con los derechos del hombre y ya. Y existen un sinfín de problemas
más.
Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Persona
(consultado el 31 de enero de 2019)
"Persona (antropología)." Microsoft® Encarta® 2006
[DVD]. Microsoft Corporation, 2005.
Ángel Luis González, Diccionario
de Filosofía, edit. EUNSA, Pamplona, 2010,
entrada: persona.
José Ferrater Mora, Diccionario
de Filosofía, tomo III, edit. Ariel, Barcelona, 2001, entrada: persona.
Nicola Abbagnano,
Diccionario de Filosofía, edit. FCE,
México, 2012, entrada: persona.
Rafael Gil
Colomer, Filosofía de la educación Hoy,
Diccionario Filosófico-Pedagógico, Edit. Dykinson, entrada: persona.
Walter Brugger y Harald Schöndorf, Diccionario de Filosofía, edit. Herder, España, 2014, entrada:
persona.
[2] Nicola Abbagnano, Diccionario de Filosofía, edit. FCE, México, 2012, entrada:
persona.
[3] Rafael Gil Colomer, Filosofía de la educación Hoy, Diccionario Filosófico-Pedagógico,
Edit. Dykinson, entrada: persona.
[4] Guiseppe Flores d’Arcais. Diccionario de
Ciencias de la Educaciòn, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990, entrada: persona.
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