¿Qué es la crisis de los cuarenta?


Tal vez no sea una enfermedad, pero sí es una realidad. La crisis de los cuarenta o crisis de la edad mediana está presente en las sociedades contemporáneas. Es un fenómeno claramente contemporáneo. El hombre, antes de la invención de los antibióticos tenía una expectativa de vida de cuarenta años, pero con el incremento de la longevidad humana a casi el doble, surgió esta nueva realidad: la crisis de los cuarenta.  También es conocida como crisis de la edad mediana o crisis de la edad madura.
Ella es un periodo de cuestionamiento personal que se da a la mitad de la vida de acuerdo a la expectativa que se tiene de su duración.[1] Para Hugo Cuesta es una añoranza de juventud que se enfrenta mirando hacia atrás, hacia el pasado y que también nos enfrenta al futuro de cara a lo que falta por hacer.[2]
Ésta, puede darse en alrededor de esta edad, incluso desde los años treinta, y extenderse hasta los sesenta.[3] Por eso es que muchos prefieren llamarle crisis de la edad mediana.  Se puede pensar que esto sólo le ocurre a algunos varones que no han vivido como han querido, pero algunos expertos, como Hugo Cuesta, consideran que le pasa a todos las personas en mayor o menor medida. Seas hombre o mujer, seas exitoso o no es una crisis de identidad ocasionada por estar en un punto en el que se mira al pasado y se enfrenta también al futuro. Es una añoranza de juventud lo mismo que un planteamiento de cuestiones de fondo, sobre si vale la pena seguir viviendo como se ha vivido.[4]
Algunos estudios psicológicos, muestran que no todos los adultos que viven esta época manifiestan dicha crisis. Es entre un 10 y un 15% de ellos el que la experimenta. Además de que ciertamente hay culturas más susceptibles a experimentarla que otras, específicamente aquellas que rinden un culto a la juventud.[5] Pareciera entonces que tal crisis es de minorías.
No obstante, también existe una hostilidad hacia la crisis de la edad mediana cuando es mencionada frente a escépticos y detractores.  De acuerdo con el psicólogo Michael P. Nichols ésta en realidad es “una hostilidad a admitir la propia inseguridad y a considerar la posibilidad de reorganizar una estructura de vida construida con mucho esmero. Vivimos mintiéndonos con respecto a nosotros mismos. La hostilidad es una defensa”.[6] No es para menos, la crisis de la edad madura llega a coger a la gente por sorpresa, por lo regular.

Sintomatología y causas de la crisis de los cuarenta


Cada crisis es individual. Su manifestación puede variar.  Sin embargo suele haber ciertas expresiones relativamente comunes.  Los factores que suelen detonarla son el envejecimiento la pérdida de una relación de pareja o su degradación,  el trabajo que se desempeña o la muerte de los padres.[7] El psicólogo John Clay considera que su causa es el mito de que la madurez se alcanza con el crecimiento. Así pues, cuando se alcanza la mitad de la expectativa de la vida, las personas se dan cuenta que la madurez no ha llegado.[8] Por otro lado, no se cuenta con ningún rito de paso que nos haga transitar de una manera más llevadera a esta etapa de la vida. Además hay una serie de expectativas sociales que impone la cultura, las cuales, si no se cumplen pueden generar una herida narcisista en la psique.
 En la mujer por ejemplo, se manifiesta con una crisis de su feminidad por la pérdida de la juventud, la entrada en la menopausia y el sentimiento de nido vacío con la ausencia de los hijos. En el hombre predomina más el miedo a la muerte.
Las personas pueden reaccionar adoptando actitudes juveniles, para engancharse a un pasado que se ha ido. También pueden sobresaturarse de trabajo para alcanzar las metas futuras que no han logrado todavía.  Sin embargo, la mayoría de las personas de edad mediana suelen involucrarse más con sus familias y reducir sus aspiraciones profesionales, de acuerdo con la literatura al respecto.[9]
Sin embargo, a pesar de esto,  pueden surgir algunos trastornos psicológicos que acompañen esta crisis: una sensación de insatisfacción, fracaso, confusión, pérdida, ansiedad, depresión.  Se pueden desarrollar adicciones, consumismo, atención desmedida a la apariencia física, un culto a la buena figura, búsqueda de parejas mucho más jóvenes, infidelidades o actitudes impropias de la persona.[10] No existe un temor respecto a una idea específica. Más bien en esta crisis la gente se siente cada vez más atrapada en “una vida vacía, aburrida e insípida”.[11]
Afortunadamente, el dolor de la crisis es la ventana a la renovación, es decir, la explotación de un potencial que estaba sin uso. Es reemprender un conocimiento de sí que se abandona por años.[12]

La solución a la crisis de los cuarenta


Para algunos, como John Clay, no existe un camino a seguir o soluciones prefijadas para el asunto de la crisis de los cuarenta.  Esta edad para él no se vive igual en todas las personas. Para unos es problemática, para otros, no. De cualquier manera es un punto crucial al que hay prestarle atención.[13]
En el caso de constituirse en una época difícil, la propuesta de Hugo Cuesta para enfrentar dicha crisis con el diseño de un proyecto de vida a ritmo, modo y enfoque propio de cada individuo.[14] Él considera que “el medio tiempo” es la edad perfecta para diseñar la mejor versión de ti mismo.[15] Dice al respecto este Cuesta:
Hay que entender que nuestra búsqueda interior de sentido (como todo lo que vale la pena) no es fácil, ni arroja resultados a corto plazo. Se trata más bien de un proceso de autodescubrimiento que requiere objetividad, madurez y paciencia. Este proceso supone una lucha interior contra la cantidad de distracciones de las que vivimos rodeados. Siempre habrá un asunto urgente que reclame nuestra atención y distraiga la mirada de las cosas importantes.[16]

Su metodología de plan de vida consta de cinco pasos. El primero es el de introspección y silencio, que es la etapa en la que busca uno dentro de sí mismo el sentido de la vida y la misión que tenemos en ella. Propone hacerlo esto en la soledad, rompiendo con la rutina y apartándose del ruido, para poder escucharse a uno mismo en el silencio y detectar los focos rojos en su vida.  El segundo paso consiste en el diagnóstico.  Éste se debe de realizar echando mano de libros, expertos, seminarios y confidentes que ayuden como mentores que ayuden a revisar el camino. Es en este momento cuando se encuentra la misión de la vida. Ésta está ubicada en medio de nuestros talentos y nuestras pasiones. Está también ligada a nuestros sueños.  El tercer paso es plasmar por escrito el proyecto de vida que surja del diagnóstico. Ahí se registrarán la misión, los valores y las metas de uno. El cuarto paso es la implementación gradual del plan de vida. Es realizar un proyecto paralelo a la vida que se suele tener, para ir transitando a éste segundo paso a paso. El quinto paso tiene que ver con la revisión de los avances y reajuste del plan.
Así como no todas las crisis de la edad mediana son iguales, no todos los resultados del rediseño del plan de vida son los mismos. Pero si la crisis es bien llevada, se sale fortalecido. Ahora bien, no nos engañemos. En realidad es difícil cambiar. Si esto es complicado a los veinte, lo es más a los cuarenta.[17]
Michael P. Nichols dice que el problema de la crisis de la edad mediana no es cambiar de pareja o de profesión, sino cambiarse a sí mismo.[18]  Algunas personas realizan cambios intuitivos sin ayuda de nadie, otras a través de la psicoterapia. Para aquellos que no pueden realizar la adaptación a esta faceta de la vida solos, Nichols recomienda la psicoterapia. Él sugiere que se busque al mejor terapeuta posible mediante recomendaciones de los que están en posibilidades de saber.

Bibliografía


https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018).
Hugo Cuesta, La crisis de la mitad de la vida. Haz un alto en el camino, edit., Grijalbo, México, 2018.
John Clay, El hombre más allá de los cuarenta. Sus esperanzas, sus emociones, sus ilusiones, sus proyectos, edit. Paidós, Barcelona, 1992.
Michael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987.



[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018).
[2] Hugo Cuesta, La crisis de la mitad de la vida. Haz un alto en el camino, edit., Grijalbo, México, 2019, p. 22.
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018).
[4] Cfr. Hugo Cuesta, La crisis de la mitad de la vida. Haz un alto en el camino, edit., Grijalbo, México, 2018.
[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018)
[6] Michael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 36.
[7] https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018).
[8] John Clay, El hombre más allá de los cuarenta. Sus esperanzas, sus emociones, sus ilusiones, sus proyectos, edit. Paidós, Barcelona, 1992, p. 15.
[9] Michael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 31.
[10] https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_la_mediana_edad  (consultado el 5 de octubre de 2018).
[11] Michael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 19.
[12] Michael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 86.
[13] John Clay, El hombre más allá de los cuarenta. Sus esperanzas, sus emociones, sus ilusiones, sus proyectos, edit. Paidós, Barcelona, 1992, p. 233.
[14] Hugo Cuesta, Op. Cit., p. 35.
[15] Ibíd., p, 80.
[16] Ibid., p. 133.
[17] Michaael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p, 23.
[18] Michaael P. Nichols, Análisis psicológico de la crisis a los cuarenta años relacionada con los cambios en la década actual, edit. Gedisa, Barcelona, 1987, p. 10.

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