¿Qué es la incertidumbre?


La incertidumbre es definida por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como una “falta de certidumbre”.[1] La certidumbre es sinónimo de certeza.  Ésta, a su vez es definida como “el conocimiento seguro y claro de algo”[2] y “la firme adhesión de la mente a algo cognoscible sin temor de errar”.[3]
La certidumbre sería el antónimo de incertidumbre. Sinónimos de ésta, en cambio, serían la inseguridad, la duda, la indecisión, del dilema, la dubitación, el titubeo, irresolución, la fluctuación, la imprecisión, la sospecha, el recelo, la vacilación, la desconfianza, la perplejidad, la volubilidad, la variabilidad.[4]
En la Filosofía Escolástica la certeza y la incertidumbre son sentimientos en torno a la verdad. No son lo mismo, aunque en ocasiones funcionen como equivalentes. Se puede tener certeza estando en la falsedad o incertidumbre estando en la verdad. Yo puedo creer firmemente que es verdad algo que resultó falso o puedo creer que estoy equivocado o dudar de poseer la verdad, aunque la tenga.
Las causas de la incertidumbre pueden ser varias:  el error, un desperfecto, un accidente, el engaño, la manipulación, el miedo o la inseguridad.  La incertidumbre ya de por si es un sentimiento negativo que puede ser angustiante. La incertidumbre bloquea el juicio, y frecuentemente, también la capacidad de decisión.
En Física existe el principio de incertidumbre. Éste en la Mecánica Cuántica plantea que si se puede predecir la posición de una partícula no se puede predecir con exactitud otros aspectos de su movimiento, como su velocidad.  Para Wener Heisenberg ésta es una limitación que no es natural, sino epistemológica, mientras que para Niels Bohr era una condición óntica que volvía incompatibles a los conceptos de posición y momentum a una partícula. En otras palabras se entiende que hay un orden natural que no entendemos por las herramientas que utilizamos para conocer, o bien que el caos en cierto nivel de la naturaleza rige sin que haya un orden establecido.
Al parecer este principio pone un obstáculo a la pretensión de Laplace de construir un modelo del universo determinista que pretenda predecir con exactitud los acontecimientos futuros.
Esto nos lleva a otro aspecto de la incertidumbre, en ciertos sistemas complejos no hay certezas absolutas. Pero no se limita solo a sistemas naturales, sino también puede traspolarse a sistemas humanos. Ahí se puede entender como la brecha que existe entre la información necesaria para realizar una actividad y la adquirida para realizarla.  Esto aplica para las organizaciones humanas, pero también para fenómenos sociales.  No se puede tener certeza en sucesos que son individuales, irrepetibles que implican perplejidad y duda. La libertad de los otros, lo que ellos decidirán siempre es factor incertidumbre porque no sabemos a ciencia cierta qué decidirán.
Sin embargo, tampoco la incertidumbre es absoluta. No lo es respecto a todo, ni lo es todo el tiempo. La incertidumbre suele ser pasajera y es relativa siempre a algo. Ceñirnos a lo confiable es importante. Y cuando algo confiable ha pasado a ser incierto, entonces se debe de recurrir a seguirse sujetando de lo confiable y analizar aquello de lo cual ya no se puede confiar para entender la falla.
La incertidumbre puede venir de una inseguridad interna hacia los propios criterios que tiene el individuo para percibir y para juzgar, o bien, puede provenir de un elemento externo que surge de un imprevisto.  Cualquiera de las dos cosas, genera confusión, de tal manera que ignoramos cuál es la causa de la incertidumbre: si el interior, el exterior o ambos elementos de la persona.
La incertidumbre, pues, parece acompañar al hombre tanto en el ámbito natural, como en el ámbito social, afectando a sus decisiones cotidianas. Es menester aprender a lidiar con ella, generar certidumbre en lo posible y aprender a tomar decisiones considerándola como un factor más.  Elementos que dan certidumbre son la verdad y la predicción. Pero también formas para vencer la incertidumbre son la previsión y la prudencia.

Bibliografía


Rafael Gil Colomer (editor), Filosofía de la Educación Hoy. Diccionario Filosófico-Pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997, entrada: incertidumbre.


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