Apología de los gatos
El progreso
moral de un pueblo se mide por la calidad del trato que éste da a sus animales.
No en balde lo dijo Mahatma Gandhi, un hombre sabio, que valoraba la dignidad
de cada ser vivo. En la reflexión
contemporánea no es extraño que se piense la cuestión animal. No es tema trivial, porque no existen temas triviales, lo que hay es enfoques que
trivializan las cosas.
En esta ocasión voy a reflexionar especificamente sobre la cuestión gatuna. Estos nobles
compañeros, aunque hoy están de moda, han sido vilipendiados por los
prejuicios de la sociedad. Históricamente han sido asociados al mal. Todo
empezó entre los egipcios antiguos con la diosa Sejmet, la cual tenía cara felina y era símbolo de la
guerra y la venganza. Más tarde surgió la diosa Freyja de la mitología nórdica, quien
poseía un carruaje jalado por unos gatos. Fue considerada maléfica por los
misioneros cristianos y conceptualizada como un demonio de la lujuria y la magia. De ahí que las
brujas en la Edad Media fueran imaginadas al lado un gato negro… Los gatos suelen
ser sacrificados por grupos satanistas y
son considerados causa de la mala suerte de muchas personas. Lejos de ser victimarios,
son las víctimas. Desde la Santa
Inquisición hasta la actualidad han sido sacrificados o abandonados millones de
ellos debido a puros prejuicios y mitos.
Quizá lo único real de su mal agüero es que son transmisores de la
toxoplasmosis. Prácticamente la contagian al ser humano, si éste se pone las
heces gatunas en contacto directo con su boca.
La posibilidad de su contagio es
complicada...
En cambio, hay muchos beneficios que generan los gatos. Ayudan a combatir
las plagas de insectos, roedores y algunas enfermedades adyacentes que aquellos contagian.
Por siglos han ayudado a muchos granjeros antiguos y modernos para cuidar de la salud y las cosechas. En consecuencia, cuando veas a un gato, recuerda
que quizá existas porque un ancestro suyo con sus acciones permitió que naciera
un ancestro tuyo.
Son, además, animales muy curiosos y afectuosos que se convirtieron eventualmente en mascotas desde hace cinco mil años. Actualmente, existen alrededor de 600 millones
de gatos en el mundo según Ecology Global Network. Una gran cantidad de ellos está en situación
de calle. Su longevidad es de dos años y su calidad de vida es deficiente. Por
lo tanto, si puedes alimentarle o bríndale agua, hazlo. Si puedes adoptar a uno, mejor. Si puedes
contactar a una fundación protectora, no dudes en hacerlo O, simplemente, respétalo cuando lo veas.
Pueden ser mejores mascotas que los perros. Si preguntara a qué animal le
confiarían la protección de su vida,
entre un can o un felino, seguramente la mayoría respondería que a un
perro, pues éste es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, no siempre es así. En 2004
la vida de un niño fue protegida por su gata Tara en Los Ángeles,
California. El atacante era un pitbull.
Tara, arriesgando su integridad, defendió a un miembro de su familia.
Aun así, se suele decir que los gatos son egoístas y traicioneros. En la ciudad
de México se registran al año aproximadamente 165 ataques de canes. No hay
registro de ataques de gatos. ¿Quién es entonces el mejor amigo del hombre?
Son, además, más independientes: no requieren salir a pasear, expelen sus
desechos en un arenero, son limpios, resistentes y autónomos. Los gatos suelen ganarse
el cariño de las personas. ¿Quién no cae rendido ante un ronroneo como sucede ante
las palabras de un poeta? Dan alegría a
los niños y mitigan la soledad de los ancianos. Transforman el regreso a una
casa vacía en la vuelta un hogar. Los
gatos son un espejo de la naturaleza humana.
Quizá por eso, cuando en ellos queremos ver el mal, estamos sólo viendo
el reflejo de nuestra propia esencia. Los gatos no son malos, son malos los ojos que
así los miran… Así que no le busques tres pies al gato… Te pueden enseñar a ser
un mejor ser humano. Por eso es que el progreso moral de una sociedad se mide
por la calidad de trato que da a sus animales.
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