El Harlem Shake.
El 30 de enero del 2013 se inició un movimiento en las redes
sociales que no había tenido parangón alguno desde que surgió Youtube, y que se
ha extendido viralmente su difusión en Facebook: la creación del Harlem Shake. Empezó como una broma que el comediante Filthy Frank hizo en su canal de vídeo,
mediante un vídeo corto en el que él y otras tres personas en atuendos raros,
hicieron un baile muy peculiar durante 36 breves segundos en una recámara y teniendo como pista
la canción “Harlem Shake” de reciente creación. Fue dada a conocer en mayo del
2012 y subida a Youtube por su autor el D.J. neoyorkino Harry Rodriguez, alias,
DJ Baauer en agosto del mismo año. Ella
es un ensamble del track Miller TIme de Plastic Little, del 2001. Tal canción
se volvió sumamente popular, ha recibido pagos de derechos de autor de parte de
Youtube y se posicionó en los primeros lugares de la lista de popularidad de
Billboard, como un efecto de la viral expansión de su beat de tan sólo 30
segundos, de una pista que en realidad dura de 3 minutos 19 segundos. El Harlem Shake, paradójicamente, es una forma
de baile creada por el bailarín “Al Bm” en los años ochenta y que es popular en
el barrio de Harlem y círculos de música rap y electrónica, pero que poco se parece
a las que se han colgado al internet.
El vídeo y meme original
del comediante Filthy Frank, en particular ha recibido más de 19 millones de
visitas y miles de comentarios. Los
cuatro, es decir, un extraterrestre gris, un hombre vestido de negro con
máscara de persona oriental, un Power Ranger y un hombre con el rostro
descubierto vestido con una especie de mameluco rosa, inician con un sincronizado
movimiento de cintura al son del grito “con los terroristas”, que rápidamente
se convierte un baile absurdo y frenético, acompañado de claro ambiente de
graciosa ilogicidad.
Tal vídeo ha conmocionado tanto en las redes sociales, que actualmente
circulan más de 100 mil versiones caseras y hasta institucionales, de dicha
parodia. El vídeo original, fue un éxito y fue imitado a partir del 2 de
febrero. Sin embargo, la más popular de estas parodias primerizas se realizó el 10 de febrero. Kenneth Hakonsen, un noruego de 19 años hizo
una imitación de este vídeo en el que aparecen unos soldados que están
alineados en una formación en la nieve; de repente, uno empieza a bailar
mientras los otros permanecen firmes, para que posteriormente, aparezcan todos
disfrazados, bailando disfrazados, o
realizando cosas absurdas al ritmo de la misma canción de Baauer: el Harlem
Shake. Encontramos títulos en You Tube
como Harlem Shake v2, v3, y así sucesivamente, hasta versiones tales como
Office, Black, Factory versión, etc. Lo mismo vemos modelos, niños de kínder,
soldados, trabajadores, jóvenes,
terroristas, etcétera en esta parodia que lo mismo se está ejecutando en
recintos, plazas, albercas y hasta en el aire con paracaídas.
Así pues, encontramos que en los cinco continentes circulan las nuevas
versiones en las que participan familias, amigos o entidades como el Manchester
City, la Universidad de Texas, Facebook, Red Bull, los Mavericks de Dallas, Pepsi, etcétera. También varios famosos se han
incorporado a esta fiebre, como la rapera Azalea Banks, la popera Belinda o el
elenco de conductores del programa de Televisa Hoy.
¿Qué es lo que ha llevado a tanta gente en un mes a crear su propia versión
en tantos lugares distintos? En las empresas, ciertas instituciones y algunos
personajes públicos se puede detectar una intención publicitaria oportunista y barata,
pero, en la gente común y corriente la
intencionalidad es otra y es simple: lo hacen porque es divertido, porque es fácil
de hacer, y porque todo mundo desea sus 30 segundos de fama.
¿Malo? ¿Por qué tendría que serlo? No veo que el Harlem Shake sea un distractor
de los problemas sociales o un ejercicio malévolo que los poderes fácticos de la globalización hayan planeado para enajenarnos.
Habrá a quien no le guste, pero al final, en los asuntos estéticos y del
juego, el gusto es el que manda en cada
uno de los individuos. Finalmente, somos el homo ludens, y cada quien juega
como le gusta y puede jugar. Todo lo
demás, es pose.
Bibliografía
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