Limpieza del hogar, limpieza del alma
Todos apreciamos nuestras posesiones y las experiencias y recuerdos que éstas generan. Se convierten en un soporte de nuestra vida mientras tienen una función positiva. Pero también hay un lado negativo. El problema es saber no adherirse a las cosas que se poseen. El que compra compulsivamente cosas trata de saciar una ansiedad, de calmar el estrés. Depende afectivamente de los objetos. Así que al no apegarse a las cosas, el ser humano puede abrirse a nuevas experiencias, a nuevos regalos, para evitar el desorden, evitar el dolor, para abrirse al amor. Esto aplica no sólo con los objetos, sino con las relaciones humanas. En el Zendo (es decir, las salas de meditación del budismo zen) la limpieza es un trabajo muy importante para lograr la meditación. El estudiante de meditación suele hacer la limpieza en silencio, en un estado de vacuidad mental y agachado bocabajo sobre sus manos y pies. El que limpia está conectado directamente con la actividad que está realizando. Se busca lo...