¿Qué es la manipulación?
Manipular
literalmente significa manejar algo con las manos. También puede referirse a una acción sobre
datos, hechos y personas. En ciencia significa alterar un estado o una
sustancia. En el comercio se refiere al movimiento y traslado de mercancía. En
un sentido coloquial –y también en retórica- es un término metafórico para
significar la la utilización de alguien para lograr los propósitos
propios. El manipulado no se ve beneficiado por la acción que realiza
influenciado por el manipulador; en cambio, éste último sí obtiene un beneficio
de dicha acción.
La
manipulación probablemente sea tan antigua como la humanidad. Permite llegar a
una situación a la que no se hubiera llegado sin la influencia del manipulador.
Se puede manipular a un individuo o a una comunidad. La mayoría de nosotros, si
no es que todos hemos sido manipulados o hemos tratado de manipular a alguien.
El problema de la manipulación no es tanto su existencia, sino su frecuencia,
su normalización e institucionalización.
La
manipulación es una técnica de persuasión que violenta la libertad del otro,
pues lo pretende dominar sin que se dé cuenta.
El manipulador asume la eficiencia de su proceder y se cura en salud
señalando que es cosa de la naturaleza humana. Recurre a artimañas de fuerza,
astucia o violencia disimulada. Busca paralizar la reflexión.
Paradójicamente
hace creer al manipulado que él es quien está decidiendo libremente. El cambio
que genera en el otro es superficial, reactivo, por lo tanto, es ineficaz según
Philipphe Breton. Su influencia es a cortoplacista de acuerdo con este autor. Sin
embargo, otros estudiosos de la manipulación, creen que puede modelar
establemente conductas, las opiniones y crear estereotipos. Incluso, puede ser
considerada como un proceso de enseñanza-aprendizaje inconsciente que deriva en
mecanismos de presión social, cuando se ejerce en comunidades.
A
veces se recurre a la sincronización corporal (emulando las gesticulaciones y
movimientos del otro), al manejo de la voz y la imagen, el ocultamiento de
información, la exageración o distorsión de datos o argumentos se, estudia
astutamente a la audiencia, a veces in situ y en el momento en que ocurre. La
creación de rituales y escenarios impactantes también es propio de la
manipulación. La repetición de un mensaje es parte de este proceso. Los dos
grandes blancos y estrategias de los manipuladores apuntan a los estados
afectivos y los sentimientos y al engaño del pensamiento.
La
manipulación aunque es eficaz en un mundo acelerado, pragmático y de
resultados, es inapropiada. Es una forma inmoral de convencimiento, porque
coacciona la voluntad del otro. El manipulador cosifica al interlocutor, lo ve
como un objeto, como un medio. La manipulación también es perjudicial porque
afecta al prestigio del manipulador cuando es descubierta su estrategia.
Además, no logra un cambio profundo en su auditorio, lo cual es una razón
pragmática. La manipulación transforma al manipulador negativamente, lo
convierte en un ser egoísta y cínico. El manipulador no busca la aprobación del
otro y trata de generar que el otro desee su aprobación. Establece una relación
en la que la otra persona la necesite más de lo que el manipulador necesita de
ella. En esto consiste su dominación. Sabe combinar el interés con la
indiferencia. Mezcla el respeto y el reconocimiento con el afán de reverencia y
temor a su persona.
La
manipulación se da regularmente en las siguientes áreas: el mercado y el
consumo a través de la publicidad, la política, las religiones, los medios de
comunicación, la educación y las relaciones interpersonales.
Las
razones para manipular constantemente recaen en intereses económicos, la
difusión de ideologías o el interés político.
Bibliografía
Philipphe
Breton, El arte de Convencer. Las claves
para argumentar y ganar una negociación, edit. Paidós, Barcelona, 2009.
Rodrigo
Borja, Enciclopedia de Política, t.
II, 3ª ed., edit. FCE, México, 2002, entrada: manipulación.
Varios,
Filosofía de la Educación Hoy.
Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997, entrada:
manipulación.
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