Falacia de equívoco

La falacia del equívoco surge cuando usamos en un razonamiento un mismo término con significados distintos. A lo anterior se le llama ambigüedad semántica o equivocidad. Por ejemplo:

Todo perro es una excelente mascota.
Juan, el novio de Elizabeth, es un perro.
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Juan, el novio de Elizabeth, es una excelente mascota. 

Existe una modalidad de la falacia del equívoco, que para algunos lógicos, constituye una falacia aparte. Es la falacia de uso y mención. Consiste en traspolar las características de una palabra (mención) a la cosa que ella representa (uso) o viceversa. Ejemplo:

“Clodomira” es un nombre feo.
 Mi prima se llama “Clodomira”.
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Clodomira es fea.


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