¿Qué es una profesión?
Una profesión en
términos muy amplios es un empleo, facultad u oficio que ejerce una persona por
una retribución (según la RAE).[1]
Etimológicamente viene del latín professio.
Se refiere a expresar o a ejercer un oficio.[2]
Desde esta perspectiva profesión es la medicina, la ingeniería
aeroespacial, la carpintería, la reparación de calzado, el valet parking o la
jardinería. En términos más estrictos, una profesión es una actividad u
ocupación a la que alguien se dedica, pero que requiere un entrenamiento
especial que se recibe durante los estudios universitarios y una licencia para
ejercerla.[3]
Es una actividad permanente o semi-permanente que sirve como medio de vida,
determinando un ingreso en función del grupo profesional al que pertenezca.[4] La profesión también es definida como un
conjunto de funciones públicas, socialmente valoradas ejercidas por personas
científica y técnicamente preparadas de una forma específica, que están
organizadas y poseen cierta autonomía.[5]
O bien se puede decir que es una actividad remunerada proyectada a largo plazo
que requiere conocimientos, habilidades
y experiencias.[6] En
cada profesión, pues, existe un perfil profesional, es decir, ciertas
características y atribuciones que corresponden a la finalidad de la actividad
que realizan. Un perfil profesional genera una cultura profesional. El concepto
de profesión se opone al de afición, así como el de profesional se opone al de
aficionado.
Supuestamente una profesión da poder,
crea un estatus social. Algunas profesiones tienen mejor rango social y
poder que otras. También tienen un grado de institucionalización y de capacidad
técnica. Esto implica estudiar en universidades o centros de educación
especializada. Exige pertenecer con orgullo, con honor a un gremio. Muchos de los
profesionistas participan en asociaciones profesionales o de colegios
profesionales; requieren de una licencia para ejercer y de una reglamentación
jurídica y ética que deben obedecer. Tales formas de actuar gremialmente tienen su
origen en la Edad Media. Los gremios surgieron para defenderse tanto de la
autoridad como de la nobleza, pero también para monopolizar una actividad
artesanal. Había aprendices y oficiales. Los títulos profesionales no se
empezaron a expedir sino hasta que surgieron las universidades. Las profesiones
universitarias más antiguas son el Derecho, la Medicina, la Teología y la
Filosofía.
El boom masivo de las profesiones se dio en el siglo XX. En Latinoamérica
se dio a partir de la década de los cincuenta. En México la matrícula pasó de
aproximadamente 35 mil estudiantes en 1950 a alrededor de un millón
trescientos mil en 1990.
El prestigio de las profesiones cambia con el tiempo. Hay un estatus
diferencial que privilegia a unas sobre otras. Antes ser profesor era todo un
honor en México, pero ahora es una profesión vilipendiada. En cambio la
abogacía o la medicina son altamente reconocidas desde hace tiempo y todavía en
la actualidad. Antes ser teólogo o filósofo era muy valorado, ahora es una
profesión casi sumida en la ignominia en muchos países. No obstante, en
general, la profesión influye en el sentimiento de autovalía de los individuos.
La profesión da satisfacción a las personas que la practican. Está ligada a la
productividad y a la utilidad. En consecuencia, la profesión beneficia a la
economía de una nación. Además, la profesión brinda una calidad de vida a la
persona que la ejerce y a su familia. Supuestamente el profesionista se
distingue por la percepción de honorarios, en vez de un salario. Sin embargo,
los profesionistas en la práctica pueden recibir honorarios, un salario o
ambos.
Con el paso del tiempo, las profesiones se van adecuando a las nuevas
demandas sociales, e incluso, surgen nuevas profesiones para satisfacer nuevas
demandas. Los requisitos profesionales van cambiando conforme surgen nuevos
procedimientos de trabajo, nuevas máquinas, nuevos materiales o nuevas formas
de organización.
En estricto sentido toda profesión requiere de una actualización, de un
perfeccionamiento profesional, para adecuarse a los cambios. Una tendencia
actual es la de la especialización en las posiciones profesionales que se
ocupan. El mejor desarrollo de una aptitud es ideal para el mejor desarrollo
profesional. De ahí que es importante la adecuada elección profesional y una
instrucción profesional adecuada.
Fuentes:
Henry Pratt
Fairchild, Diccionario de Sociología,
edit. FCE, México, 2012, entrada: “profesión”.
Rafael Gil
Colomer, Filosofía de la Educación Hoy.
Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997, entrada:
“profesión”.
Horst Schaub y
Karl G. Zenke, Diccionario Akal de
Pedagogía, edit. Akal, Madrid, 1995, entrada: “profesión”.
[1]http://dle.rae.es/?id=UHx86MW Viene a su vez de la palabra profiteri que
significa declarar públicamente.
[2]
Rafael Gil Colomer, Filosofía de la
Educación Hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid,
1997, entrada: “profesión”.
[3]
Varios, Diccionario del Español de México, edit., El Colegio de México, México,
2011, entrada: “profesión”.
[4]
Henry Pratt Fairchild, Diccionario de
Sociología, edit. FCE, México, 2012, entrada: “profesión”.
[5] Rafael
Gil Colomer, Filosofía de la Educación
Hoy. Diccionario filosófico-pedagógico, edit. Dykinson, Madrid, 1997,
entrada: “profesión”.
[6]
Horst Schaub y Karl G. Zenke, Diccionario
Akal de Pedagogía, edit. Akal, Madrid, 1995, entrada: “profesión”.
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