La futurología
Ciertamente el
futuro es algo que todos nos inquieta en mayor o menor medida. A todos nos
causa curiosidad saber cómo será. Vivimos considerándolo, tomando decisiones en
torno a éste. Antiguamente el hombre
trató de averiguarlo mediante la adivinación y la profecía. Sin embargo, ambas
prácticas no tienen ninguna fundamentación sólida. El hombre también ha tratado
de conocerlo de una manera más adecuada. Existe una disciplina, un campo de
estudios que por su propia naturaleza no puede ser científica, pues no puede
verificar el futuro. Sin embargo, hace análisis de los posibles escenarios que
nos deparará éste a partir de las tendencias que hay en el presente. A este saber se le llama Futurología o
Estudios del Futuro. Algunos le llaman de manera inadecuada la “ciencia de la predicción”.
H.G. Wells habló de estudios académicos
sobre el futuro que se realizarían en el futuro. Le llamó “Foresight”, era la
predicción o previsión. Ossip K. Flechtheim fue quien creó el término futurología
en 1945 en un artículo llamado “Teaching the future”. Pero fue hasta la década
de los años 70 que se le reconoció como una disciplina seria contextualizada
dentro de la Sociología. En 1972 se creó la Federación Mundial de Estudios
sobre el Futuro (WFSF). En 1975 se hizo el primer programa académico sobre
estudios del futuro en la Universidad de Houston.
La futurología tiene dos corrientes: la norteamericana y la francesa. La
primera surgió del interés militar de anticiparse a las dificultades y
oportunidades en conflictos bélicos posibles de manera estratégica mediante la creación
de un sistema armamentista. La corriente francesa surgió de la inquietud de
anticiparse al futuro para modificar nuestra realidad desde una perspectiva no
bélica.
La futurología es una actividad interdisciplinaria que puede usar una
lógica intuitiva o bien un método probabilístico. Pierra Wank inició el método
lógico-intuitivo a partir de la especulación –desde el ámbito empresarial- de
escenarios posibles. El segundo método, en cambio, usa algoritmos y
estadísticas. Se están incorporando nuevos métodos a la futurología, como el
escaneo social (a partir de la Web 2.0) y los mercados de predicción. Por lo tanto, hay investigaciones de tipo
cualitativo y cuantitativo que se están renovando.
Algunas predicciones que se hicieron del futuro en los años 70 para el
siglo XXI se cumplieron. Muchas otras no. Geoffrey Hoyle en 1972 predijo que en
el futuro se usarían teléfonos con visor y compras de alimentos con internet.
Predijo erróneamente que todo mundo usaría overoles y que se trabajaría
solamente tres días a la semana. Anunció automóviles eléctricos, cosa que aunque
existen ya, en realidad más bien se puede decir que todavía están por venir,
todavía no son una realidad cotidiana. William Mayo predijo que la expectativa
de vida aumentaría a más de 70 años, cosa que se ha cumplido en muchas partes
del planeta. Michael Pupin pronosticó la distribución equitativa de la riqueza
y fracasó. Algunos autores de ciencia ficción hicieron predicciones acertadas. Arthur
C. Clark, anticipó el uso de satélites y Wells de armas nucleares.
Lo que se puede concluir es que la futurología no es exacta. Especula lo
mejor posible. También se puede observar que las predicciones hablan del tiempo
en el que fueron hechas. Nos hablan pues de lo que en su momento fue un presente
y ahora es pasado.
La motivación más importante para hacer futurología es la supervivencia.
Consiste en anticiparse a “riesgos existenciales”, que justamente son riesgos
que ponen en peligro la existencia misma de la humanidad o de una nación.
En épocas recientes los estudios de pronóstico del futuro están en
algunas agencias de inteligencia y en algunos estudiosos que se han vuelto
lejanos –pero no ajenos- a los medios universitarios en el siglo XXI.
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