Los alimentos transgénicos
Los alimentos
transgénicos son aquellos productos alimenticios hechos a partir de organismos
genéticamente modificados por ingeniería. Pueden ser organismos animales o vegetales. Se pueden poner genes de insectos o animales
en plantas o de plantas en insectos o
animales, o cualquier combinación que
implique importar un gen de otra especie en una distinta. Pero también se puede
alterar un gen endógeno de una misma especie. La introducción de un gen ajeno
permite estudiar las funciones que éste ejerce en los organismos. Se han
introducido, por ejemplo, genes de medusa en un melocotonero para combatir a un
virus que afecta a tal tipo de árbol.
Regularmente los alimentos transgénicos son plantas, en específico, maíz
y soya (en su mayoría). Casi siempre se usan para ser incluidos en la
elaboración de otros alimentos: jarabe de maíz, como endulzante; almidón de
maíz en pastas y salsas; aceites de maíz, soya y canola en harinas de pan, aderezos
para ensaladas y mayonesas. También hay frutas y verduras transgénicas, como
manzanas, papayas, papas y calabazas.
Si bien la mejora de los animales y plantas de consumo tienen orígenes
prehistóricos a través de la selección artificial y la hibridación, su forma
actual es muy reciente. En 1876 se realizó el primer entrecruzamiento genético
entre plantas. Luego la genética fue progresando en el siglo XX.
Los alimentos modificados implican la inclusión de un gen de otro
organismo en uno nuevo. Cada organismo está compuesto de cientos de miles de
genes, así que la introducción de uno o unos cuantos genes en un organismo,
según la genética de los años 70 no afecta su esencia. No obstante, según la genética contemporánea
un gen puede afectar la estructura entera o varios aspectos de un organismo.
Parece que los seres vivos
compartimos muchos genes entre nosotros. Plantas y animales, por ejemplo,
compartimos alrededor del 50% de genes.
Sin embargo, tampoco está demostrado ni garantizado que todos los genes
introducidos en un ser vivo destinado a ser alimento sean inofensivos. Hay
proteínas que nunca se han consumido por humanos que, al ser consumidas, podrían generar reacciones alérgicas o
nocivas en algunos, muchos o todos los seres humanos. Aunque no se han encontrado pruebas de
afectaciones en la salud, tampoco se ha encontrado que no ha habido
afectaciones a gente que tiene padecimientos y que ignora que come alimentos
transgénicos. En la práctica se está haciendo un experimento a gran escala con
la población para saber si es perjudicial o no el consumo de transgénicos.
Hoy en día se producen alimentos transgénicos en 28 países del mundo, (20
de los cuales están en vías de desarrollo). Los plantíos suman millones de
hectáreas. Algunas de las características introducidas son resistencia a las
plagas o a los herbicidas. Por ejemplo, se han introducido pesticidas orgánicos
de poca duración, como el BT del maíz transgénico de Monsanto. Los criterios de
creación de estos productos, a veces siguen más criterios mercadológicos que
científicos o ecológicos. En el caso de los animales, regularmente se obtiene
un crecimiento acelerado. Pero también
se pueden crear resistencia a las sequías, mejora en el sabor o la apariencia,
mayores propiedades nutricionales, costos de producción menores,
características deseables (como patatas que al ser freídas, generen menos
sustancias cancerígenas) o alimentos medicinales que sirvan para curar
padecimientos. Esos organismos pueden operar como fábricas de proteínas que sirven
para atacar enfermedades. O bien se
pueden generar animales modelo que sirvan para estudiar el desarrollo de
enfermedades a partir de la presencia o ausencia de un determinado gen.
Cabe mencionar que algunos
organismos modificados no son para consumo alimenticio, como sucede con algunos
cultivos de algodón. Otros alimentos
transgénicos no son consumidos directamente por personas, pero sí por ganado
que tiene por destino la alimentación humana.
El uso de transgénicos desde su origen ha sido muy polémico. Tenemos a
grandes corporativos como Monsanto a favor del uso de estos organismos, pero
también a organizaciones no gubernamentales, como Greenpeace, en contra de
éstos. En las naciones europeas ha habido una reacción más intensa contra el
uso de alimentos transgénicos, a diferencia de los E.U.A. y países en vías de
desarrollo o subdesarrollados. Curiosamente en Austria y Alemania se dieron las
primeras y más intensas reacciones, dos países que en el pasado reciente fueron
víctimas del eugenismo nazi. Eso derivó
primero en la prohibición de cultivos transgénicos. Sin embargo, a
partir de 2001, la Unión Europea suavizó
su política, permitió el cultivo de transgénicos pero con la exigencia a los
productores de informar a los consumidores que el alimento que ofrecen es transgénico.
España es el único país de la Unión Europa que practica el cultivo de
transgénicos a gran escala.
En fin, los problemas que podemos
encontrar son los siguientes:
A)
El primer
problema del uso de estos organismos modificados es que, en el caso de los
vegetales, éstos contaminan a los plantíos de las plantas no intervenidas genéticamente
debido a los procesos naturales de la polinización. Aunque se han establecido
normas, éstas no garantizan el esparcimiento de los nuevos organismos. En
consecuencia se ocasiona con esto la pérdida de la biodiversidad. Eso hace
apuntar a que la naturaleza puede ser alterada definitiva y dañinamente para el
hombre. El equilibrio de muchos ecosistemas puede ser severamente afectado,
como la extinción de plagas a la par de especies útiles para un orden natural. Ya
hubo el caso de un maíz transgénico que afectó terriblemente a las poblaciones
de mariposas monarca.
B)
Otro problema que generan los transgénicos es
una resistencia a los antibióticos de parte de algunos microrganismos y plagas.
Eso ha vuelto más difícil la elaboración de antibióticos que prevengan al
hombre de enfermarse o bien, como ya señalé, afectan el equilibrio de algunos
ecosistemas. Por el otro lado, el uso correcto de plantas con sus plaguicidas
genéticos disminuirían el uso de pesticidas químicos, y también, dado a la
resistencia de estas plantas, reduce la quema de combustibles por parte de las
máquinas utilizadas en la siembra y cosecha al dar cosechas no exitosas. Se usa
menos esas maquinarias por la mayor eficacia de las siembras.
C)
Un tercer problema está vinculado a la propiedad
intelectual de los organismos mejorados. Los campesinos que lleguen a usar esos
cultivos (aunque sea por contaminación) pueden ser obligados a pagar regalías a
las compañías que poseen dicho título de propiedad. La creación de alimentos
transgénicos no ha resuelto los problemas de hambruna y de mejora significativa
de la agricultura en los países subdesarrollados y en vías de desarrollo. Los beneficios económicos de la tecnología
transgénica son para compañías transnacionales y para algunos agricultores de
países desarrollados. Cinco son las compañías transnacionales de transgénicos
que se dividen el mercado mundial: Monsanto (E.U.A.) con el 80% del mercado mundial,
Aventis (Francia) con 7% del mercado,
Syngenta (Suiza) con 5% del mercado, BASF (Alemania) con el 5% del mercado y
Dupont (E.U.A.) con el 3%.[1]
Por otro lado, un problema grave es poseer la patente sobre un gen y ostentarse
así como dueño de seres vivos que posean esos genes.
D)
Un posible riesgo a largo plazo es que la
incorporación del genoma modificado en los tractos intestinales de los
consumidores de dicho alimento afecte la estructura genómica de los individuos
que consumen dichos alimentos. También
existe el riesgo de que se generen alergias a éstos, o bien, que desarrollen
toxicidad o propiedades nutricionales deficientes. Sin embargo, también se han
encontrado el desarrollo de cosechas con mutaciones de toxicidad en cultivos
tradicionales sin manipulación genética. Por otro lado si el problema son las
alergias, se pueden diseñar alimentos transgénicos para grupos de población que
padecen alergias a determinados alimentos.
Muchas personas, especialmente en Europa, suelen preferir la comida
natural sobre la artificial. Sin embargo el límite entre una y otra cosa no es
tan claro. Los animales y plantas que nos comemos han sido seleccionados, domesticados
y criados. La comida la cocinamos, eso ya rompe con la naturalidad. El arte
culinario vuelve artificial a la comida. Por el otro lado, la comida es
sembrada o criada. Las dietas totalmente
naturales de algunas sociedades tribales son deficientes y coincide con las bajas
expectativas de vida que se tienen en sus comunidades dado que no tienen acceso
a dietas realmente balanceadas.[2]
Cuenta con sarcasmo J.M. Mullet que la naturaleza tiene otros asuntos de qué
preocuparse en vez de darnos de comer a los seres humanos. De eso nos
encargamos nosotros, no ella.[3]
Los alimentos transgénicos tienen muchas promesas, pero también muchos riesgos,
trampas e incógnitas. La aplicación de la biotecnología también puede generar
beneficios en otras áreas distintas a la alimentación: la medicina, materiales
sintéticos, el procesamiento de desechos, la producción de energía, la
cosmética, la ingeniería forestal, etc. Pero también podría crear la pérdida de
la biodiversidad, de la calidad alimenticia de nuestros productos o la
alteración del genoma humano.
Algunos grupos en Europa han creado bancos de semillas vivas sin
alteración genética, para ser resucitadas en un futuro, en el caso de que el
experimento biotecnológico del siglo XXI falle, por si acaso se tiene que
recurrir a ellas.
Dice J.M. Mullet, quien es bioquímico de la Universidad de Valencia, que
el éxito de toda civilización es la capacidad de producir y distribuir
alimentos. Eso permite enfrentar guerras, epidemias y crisis en general. Las
sequías u otros cambios como la salinización de las tierras de cultivo, pueden
acabar con civilizaciones muy avanzadas, como sucedió con algunas ciudades
mayas, Mesopotamia y la majestuosa ciudad antigua de Angkor Vat en Camboya. Si la humanidad no garantiza su alimentación
eficiente y sanamente su futuro estará comprometido.
Bibliografía:
J.M. Mulley, Comer sin
miedo. Mitos, falacias y mentiras sobre la alimentación en el siglo XXI,
edit. Paidós, México, 2014.
https://es.wikipedia.org/wiki/Alimento_transg%C3%A9nico
(consultado el 4 de abril de 2017).
http://www.muyinteresante.es/innovacion/articulo/ique-son-los-alimentos-transgenicos
(consultado el 4 de abril de 2017).
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002432.htm
(consultado el 4 de abril de 2017).
https://www.youtube.com/watch?v=LfzT_gt9zFE
(consultado el 4 de abril de 2017).
https://www.youtube.com/watch?v=XuuAUkeDIVw
(consultado el 4 de abril de 2017).
"Organismos transgénicos." Microsoft® Encarta®
2006 [DVD]. Microsoft Corporation, 2005. (consultado el 4 de abril de 2017).
[1] http://transgenicosperu.foroperu.org/t5-las-5-empresas-mas-importantes-de-transgenicos
(consultado el 4 de abril de 2017).
[2] J.M.
Mulley, Comer sin miedo. Mitos, falacias
y mentiras sobre la alimentación en el siglo XXI, edit. Paidós, México,
2014, p. 51 y ss.
[3]
Ibid., p. 68.
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