¿Qué es la posverdad?
Hay muchos neologismos en nuestro
idioma. Una gran cantidad de estas palabras está ligada a las nuevas
tecnologías, especialmente las del internet. Pero también hay otras nuevas
palabras que tienen un origen distinto: tal es el caso de la posverdad, que
está ligada al ámbito de la política. De acuerdo con la RAE, este concepto se
define como una “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias
y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.[1]
El concepto viene del inglés “post-truth”. Se refiere a lo relativo a un
ambiente en el que los hechos son vistos como irrelevantes o menos importantes
que las creencias personales y las opiniones, siendo que las resonancias
emocionales para influenciar la opinión pública.[2] Wikipedia la menciona como equivalente a una
mentira emotiva, al propagandismo, o bien añadiría yo: la demagogia.[3]
La expresión más radical de la posverdad sería el conspiracionismo. Es una
palabra que empezó a utilizarse en el período 1990-1995. Steve Tesich, en un
artículo de la revista The Nation, lamentó que estuviera el pueblo
norteamericano hubiera decidido vivir en el reino de la posverdad en relación
con el caso Irán-Contra y el caso de la Guerra del Golfo.[4] También es icónico un artículo del bloguero
David Roberts que, en 2010 en la revista medioambiental Grist, señalaba que
tenemos una cultura de la posverdad en relación con la evidencia del cambio
climático.[5]
Pero, al parecer, el término se empezó a popularizar en el 2016 a través de dos fenómenos políticos: 1) las
elecciones presidenciales de Estados Unidos en las que participó y ganó Donald Trump; y 2) el referéndum del
Brexit, como la consulta popular del Reino Unido para salirse de la Unión
Europea.[6]
Tan popular se volvió la palabra en el
mundo, que el mismo diccionario de la RAE la incorporó a su corpus en el año
2017.[7]
La
posverdad es una noción que es relevante en nuestra realidad política y social
actual. Acompaña a la “fact free
politics”. Estamos en una época que, para Michiko Kakutani, representa el fin
de la verdad.[8] Señala
un declive de la razón y un auge del subjetivismo extremo combinados con un
populismo extremo y la propaganda política. En la actualidad la manipulación y el engaño
son vehículos centrales de la actividad política. En ella el debate público es
importante. Sin embargo, está inoculado de la mentira.
El antecedente
intelectual a la posverdad se encuentra en la Filosofía Posmoderna, la cual
surgió desde los años cincuenta. La filósofa María Laura Picón señala que es
comprensible esto dado el giro subjetivista de Descartes.[9]
Quizá los filósofos de la sospecha:
Marx, Freud y Nietzsche colaboraron en esta visión distinta de la verdad como
algo inaccesible. Sin embargo, el pensamiento cartesiano está muy distante a la
política del siglo XXI, no así los filósofos de la sospecha y los posmodernos. Los
primeros criticaron la conciencia y la mostraron como una falsa conciencia. Los
segundos ayudaron a difundir la idea de que la verdad no existe. Su tesis,
basada en Nietzsche, es: “no hay hechos, solo interpretaciones”.[10]
En 1979, se empezó a hablar de la Posmodernidad, como una categoría que
abarcaba a varios pensadores escépticos de la verdad. Y fue Jean Francois
Lyotard quien lo populariza con su libro La Condición Posmoderna.[11]
Pero también en la filosofía analítica
ha habido un ataque a la verdad en un sentido fuerte, como lo propuso Frank P.
Ramsey al decir que la verdad era un concepto formal en el que se decía que X
es s verdad. De fondo se observa la tautología de que X es igual a X. En la segunda mitad del siglo XX, pues, se
sostuvieron varias teorías minimalistas o deflacionistas de la verdad.[12]
Alicja Gescinska cree, y lo creo junto con él, la influencia que pudieron tener
la Posmodernidad y la Filosofía Analítica en la devaluación política y social
de la verdad, es secundaria.[13]
Para Gescinska hay otros factores más importantes, como el entorno geopolítico,
la globalización, la comercialización e infantilización del proceso político y
el rol que ejercen las redes sociales en el debate social.[14]
E incluso, Gescinska ve otro factor de corte moral: el hombre miente
simplemente porque mentir es rentable.[15]
Ciertamente definir la verdad es problemático.
Hay teorías correspondentistas de ésta (una proposición corresponde en su
significado con la realidad), teorías coherentistas (que suponen que la verdad
es el producto de la coherencia interna en un sistema de proposiciones), teorías
pragmatistas (la verdad es aquello que funciona para comprender las cosas e
interactuar con ellas).[16]
Pero, independientemente de lo que sea
la verdad, la mentira se distingue por su falta de veracidad: su falta de
sinceridad. La mentira tiene una intención de engañar y manipular. E incluso
ésta puede llevar al autoengaño. He aquí donde conectan el fenómeno epistemológico
y de la verdad y el fenómeno social de la posverdad. Incluso, Alicja Gescinska
prefiere hablar de una era de la posveracidad, en vez de la posverdad.[17]
Si pensamos que la gente que se cree el engaño de la posverdad, pero esa gente
no tiene intención de ser engañada ni de incurrir en una mentira, al final,
incurren en la mentira de quien dolosamente la fomenta.´
En la posverdad hay una
intención de mentirle al otro y otra, en ocasiones, de autoengaño, es decir, de
mentirse a uno mismo para evitar una culpa, por ejemplo. Se puede uno
autoengañar consciente o inconscientemente. Aunque también uno puede caer en un
engaño simplemente por ingenuidad. Incluso hay quienes mienten con buenas
intenciones, creyendo que su mentira va a provocarle un bien (a esa misma
persona que miente o a los engañados). Pero también se cae en la disonancia
cognitiva. Ésta consiste en la tensión que sufre una persona por sostener dos
creencias incompatibles entre sí. En este caso la disonancia se da entre la
creencia común de que somos ciudadanos críticos y la indiferencia hacia la
verdad que se sostiene con una especie de incapacidad para reflexionar.
Ahora bien, para María
Luisa Picón la mentira no es sinónimo de la posverdad. La posverdad es una
actitud hacia la verdad.[18]
Es una actitud emotiva de las convicciones personales y colectivas hacia la
verdad de los hechos.
En el proceso
comunicativo de la veracidad, pues, para que ésta sea exitosa debemos
contemplar lo que dice Jürgen Habermas: el mensaje debe ser sincero; el mensaje
debe emitirse de una forma socialmente aceptable y comprensible; y el contenido
del mensaje debe de corresponder a la realidad factual.[19]
Si esto no se cumple, podemos entrar en los albores de la posverdad.
La posverdad
epistemológicamente supone el relativismo absoluto, por eso Alexander Duguin
dice que: “la verdad es una cuestión de creencias”.[20]
El mismo Grayling señala que la opinión
es más importante que los hechos, que si hay un desacuerdo entre dos personas,
éste es tomado como un ataque personal y no como una diferencia de ideas. Ya que todo lo que se necesita está en el
Iphone (o cualquier dispositivo) y lo importante es ser una celebridad por
encima de cualquier otra cosa.[21]
Esta postura epistemológica es insostenible e incoherente ante una reflexión
crítica. Pero, aún con toda su irracionalidad, se ha establecido en las
sociedades contemporáneas bajo el formato de la cultura de la posverdad.
Incluso hay gente que cae bajo estas ideologías que cree que existe una verdad,
pero simplemente ésta no es la que los hechos o las instituciones cuentan, sino
la que se promueve bajo la idea de una conspiración de un relato de
desinformación. Es decir, sostienen un realismo ingenuo que supone que la
realidad es tal cual la piensan ellos sin ninguna prueba o metodología crítica
de conocimiento.
El filósofo Anthony
Clifford Grayling considera que la posverdad se instala en 2008 con el
resentimiento que generó la crisis del 2008 y con el dominio de las redes sociales.
Es decir, se requiere de una situación de crisis, desconfianza hacia las
instituciones e inconformidad y de una mecánica comunicativa en los medios de
comunicación no tradicionales (y también los tradicionales), para instaurar la
cultura de la posverdad. En consecuencia, grupos de poder promueven una
narrativa que no permite diferenciar la información confiable de las mentiras
propagandísticas. Esta propaganda apunta a las expectativas y emociones de la
gente. En un sentido lógico recurre un discurso que emplea la falacia de
apelación a los sentimientos (entre otras falacias). Igualmente, la propaganda recurre a la lógica
del rumor, es decir, establece la idea de que hay una verdad que se dice bajo
el agua de lo establecido. En términos
lógicos apela a una falacia ad populum con mucha fuerza. Trata de generar una despreocupación en torno
a las enunciaciones fácticas, es decir, trata de generar un hábito de
pensamiento acrítico respecto a los hechos y su interpretación.[22]
Eso permite instalar una normalización de la
charlatanería. Existe una división del trabajo epistémico en la sociedad que
hoy es frágil, y ataca su punto más débil los medios de comunicación.
El engaño en la
humanidad es tan antiguo como ésta. Por eso los griegos tenían el relato mítico
de la diosa Ápate que fue liberada junto con otros males de la caja de Pandora.[23]
Hannah Arendt nos comenta, además, que el engaño en la política siempre ha
existido. Y seguramente no necesitaríamos de que nos lo dijera Arendt para
concluirlo. En ese sentido, la posverdad para Steven Pinker sería un término
irrelevante por ser propia de la historia política del hombre.
Según el comunicólogo
Roberto Rodríguez Andrés lo que vuelve novedosa a la posverdad respecto a la
antigua demagogia y propagandismo es la difusión y producción de las mentiras.[24]
En esta época el contexto de la difusión aprovecha el alineamiento ideológico de
los medios de comunicación tradicionales a los intereses de grupos de poder y
su falta crítica o autocensura de muchos periodistas. Esto se traduce en la
ausencia de una comunidad epistémica que revise entre pares la veracidad de la
información y de su interpretación. Por el otro lado, el surgimiento reciente
de las redes sociales y de las aplicaciones de mensajería instantánea son un
caldo de cultivo para transmitir información falsa, que tiene un halo de
verosimilitud. Además de que la inteligencia artificial y el análisis del big
data, colaboran para la creación de vídeos, imágenes y relatos falsos, así como
la utilización de bots para hacer eco de dicha información. Este es el fenómeno
de las fake news, de las noticias falsas, que son simulaciones fraudulentas que
son acompañadas de una narrativa (story-telling) que las cuenta y recuenta
míticamente. Ellas se dan en el mundo periodístico, pero también lo rebasan. El
consumo de fake news es comparado por el Papa Francisco con la coprofagia.[25]
Ellas (las fake news) proponen unos hechos alternativos que combate a los
hechos inconvenientes que, aunque reales, son incómodos para determinados
proyectos políticos.[26]
La idea es crear una infraestructura y un “ecosistema” de atención. Estos
ecosistemas se vuelven trampas para las conciencias de las personas. Podemos
decir que esos ecosistemas de atención alejan nuestra atención de la verdad. Porque ésta se vuelve irrelevante.
Los efectos de la
posverdad pueden ser dos: el debilitamiento de la verdad como adecuación y una
crisis de valores.[27]
Hay momentos históricos
de desinformación y manipulación, Grayling señala que el ámbito ideológico
actual se parece mucho al contexto ideológico de los años 30 del siglo XX
(previo a la Segunda Guerra Mundial). Esto no significa necesariamente que esté
en puerta una tercera guerra. Lo que sí muestra es que los grandes cambios
geopolíticos del mundo contemporáneo van acompañados de una crisis
epistemológica que implica el establecimiento de nuevos relatos que permitan
establecer una nueva cosmovisión. De acuerdo con Dante Avaro, la posverdad es
un proceso de deslegitimación de la democracia para permitir a grupos de poder
no posicionados ganar una posición de mando empleando relatos manipuladores de
carácter populista.[28]
Esos grupos lejos de tener un proyecto democrático, suelen tener proyectos totalitarios.
Busca una supremacía ideológica que es poco ética y recurre a una manipulación
epistémica. La mentira siempre acompaña a la política, pero hay periodos en los
que ésta se catapulta, como sucedió en los años previos al gran conflicto
armado de 1939. E incluso, durante él. La propaganda nazi contra sus enemigos
fue impresionante. Su teórico más importante fue Joseph Goebbels. Es
considerado un precursor de la posverdad.[29]
La posverdad, en un sentido
amplio, en parte es tan vieja como la humanidad, pues la manipulación política
data de tiempos muy antiguos, pero también es muy nueva en la forma que tiene
en los tiempos actuales. En un sentido restringido la posverdad es un fenómeno
de finales del siglo XX y principios del
XXI. La mejor forma de enfrentarla es valorando la verdad y asumiendo un
pensamiento crítico hacia la información y los relatos que nos presentan los
medios de comunicación tradicionales y no tradicionales. Siempre se puede ser
víctima de las fake news y sus relatos, pero siempre son superables con un
hábito de honestidad moral, de honestidad intelectual, crítica a nuestros
pensamientos y la información externa. Por eso Alicja Gescinska recupera una
idea de Emanuel Levinas que dice: “la esencia del discurso es ética”.[30]Y
es que eso se traduce en dos distintas actitudes: una humilde de quienes buscan
la verdad y otra soberbia de quienes creen haberla encontrado. En consecuencia,
dice Gescinska, siguiendo a Raymond Tallis, que “ver la verdad de verdad es
vernos de verdad a nosotros mismos”.[31]
La mentira para Gescinska, afecta a la autenticidad y limita la libertad. La
autorrealización se puede auténtica libertad (en un sentido). También sugiere que debemos de rechazar la
normalización de la mentira y el engaño dentro de la política, como el aceite
de su motor. Considera que una herramienta de combate a la posverdad es la
filosofía, pues la entiende como Hans Georg Gadamer, en el sentido de que su
finalidad es la adquisición de conocimientos mediante la ampliación y fusión de
horizontes intelectuales.[32]
Eso implica siempre la apertura a escuchar al otro, abierto a la posibilidad de
que él tenga la razón.
Bibliografía
Alicja
Gescinska, Hijos de Apaté, edit. Siruale, edición Kindle.
Varios, La
posverdad: en la Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones
Universidad Católica de Salta, edición Kindle.
Posverdad - Wikipedia, la
enciclopedia libre
(consultado el 12 de febrero de 2025).
¿De qué hablamos cuando hablamos de
posverdad?
(consultado el 12 de febrero de 2025).
Qué es la "posverdad", el
concepto que puso de moda el "estilo Trump" en Estados Unidos - BBC
News Mundo
(consultado el 12 de febrero de 2025).
La posverdad. Una guía introductoria (consultado el 12 de febrero de
2025).
La era de la posverdad, la
posveracidad y la charlatanería. Grupo Ciencia, Razón y Fe (CRYF). Universidad
de Navarra
(consultado el 12 de febrero de 2025).
[1] posverdad | Definición | Diccionario
de la lengua española | RAE - ASALE (consultado el 12 de febrero de 2025).
[2] POST-TRUTH Definition & Meaning |
Dictionary.com
(consultado el 12 de febrero del 2025).
[3] Posverdad - Wikipedia, la enciclopedia libre (consultado el 12 de febrero de
2025).
[4] Posverdad - Wikipedia, la enciclopedia libre (consultado el 12 de febrero de
2025).
[5] Posverdad - Wikipedia, la enciclopedia libre (consultado el 12 de febrero de
2025).
[6] Posverdad - Wikipedia, la enciclopedia libre (consultado el 12 de febrero de
2025).
[7] ¿De qué hablamos cuando hablamos de
posverdad?
(consultado el 12 de febrero de 2025).
[9] Varios, La posverdad: en la
Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones Universidad Católica
de Salta, edición Kindle.
[10] Varios, La
posverdad: en la Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones
Universidad Católica de Salta, edición Kindle.
[11] Alicja
Gescinska, Hijos de Apaté, edit. Siruale, edición Kindle.
[12] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[13] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[14] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[15] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[16] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[17] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[18] Varios, La posverdad: en la
Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones Universidad Católica
de Salta, edición Kindle.
[20] Posverdad - Wikipedia, la enciclopedia libre(consultado el 12 de febrero de
2025).
[21] Qué es la "posverdad", el concepto
que puso de moda el "estilo Trump" en Estados Unidos - BBC News Mundo (consultado el 12 de febrero de
2025).
[22] La posverdad. Una guía introductoria (consultado el 12 de febrero de
2025).
[23] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[24] ¿De qué hablamos cuando hablamos de
posverdad? (consultado
el 12 de febrero de 2025).
[25] La era de la posverdad, la
posveracidad y la charlatanería. Grupo Ciencia, Razón y Fe (CRYF). Universidad
de Navarra
(consultado el 12 de febrero de 2025).
[26] La posverdad. Una guía introductoria (consultado el 12 de febrero de
2025).
[27] Varios, La posverdad: en la
Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones Universidad Católica
de Salta, edición Kindle.
[28] La posverdad. Una guía introductoria (consultado el 12 de febrero
de 2025).
[29] Varios, La posverdad: en
la Teología, la Filosofía y el Derecho, edit. Ediciones Universidad
Católica de Salta, edición Kindle.
[30] Alicja Gescinska, Hijos de
Apaté, edit. Siruale, edición Kindle.
[31] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
[32] Alicja Gescinska, Hijos de Apaté,
edit. Siruale, edición Kindle.
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