Myth reloaded: bicentenario y centenario de la Independencia y la Revolución Mexicanas.
Continuación de ensayo sobre los mitos políticos del centenario y del bicentenario.
Cuando,
a partir de los años 90, la alternancia se gestó en las gobernaturas de los
estados, en las legislaturas federales y locales, en el propio poder ejecutivo
federal por otros partidos distintos al revolucionario, se anunció un nuevo
mito político que, en realidad, no ha
cuajado, el del “Cambio”. Sin embargo, “cambio” y “revolución”, no son
coordenadas tan distantes. Si no se instauró el nuevo relato, fue debido a la
continuidad plutocrática y nepotista dentro de la alternancia, que evitó que la
gente creyera realmente ese discurso. De
cualquier forma en esta época, llegó de nuevo la celebración, y por ende, un
relanzamiento del discurso mítico, bajo la nueva sombra del Partido Acción
Nacional, fundado por Gómez Morín en 1939 y que ha asumido el poder ejecutivo
federal desde el año 2000…
Ahora,
en 2010, se cumplen doscientos años de la Independencia y cien de la otra
revolución, la que en los festejos de 1910 no se previó. Dijeron Andrés
Henestrosa y el historiador Fernando Serrano que todos los países poseen sus fiestas
representativas. Para ellos, la más popular y significativa, la que reúne a
todas las fiestas cívicas, en el caso mexicano, es la del grito de Dolores.[1]
Desconozco si exageran o no. Se antoja tal festejo como más popular que el de
la Revolución, los Niños Héroes o la Batalla de Puebla. La gente se reúne en el
Zócalo y en las plazas de armas de los municipios y Estados, se hacen fiestas
mexicanas, el presidente por más impopular que sea, encarna simbólicamente a
Hidalgo… Acaso sólo la celebración del 5 de mayo puede competir con su
popularidad, pero sólo con los mexicanos migrantes en los Estados Unidos…
Lo
cierto es que la función que tiene dicha fiesta, parece ser la propia de
cualquier fiesta cívica, ya que es celebración, pero también es instancia de
concordia y reconciliación, es decir, es símbolo de unificación e
identificación.[2]
La fiesta misma es un rito y un relato de unidad.
Se
festeja en un ambiente de una crisis económica internacional, crecimiento de la
pobreza, desempleo, alza de impuestos,
polarización de la riqueza, y de lucha atroz contra el narcotráfico y otras
variantes de la criminalidad. Hay quienes prevén otro catastrófico estallido
social, se rumora un levantamiento en sectores inconformes -asociaciones
campesinas y trabajadoras-, como si fuera una especie de destino cíclico. [3] Por
eso, el Estado es cuidadoso de enaltecer el discurso belicoso asociado a tales
fechas. Se apela al orgullo de ser mexicano, a ciertos logros espectaculares (como la
asistencia hospitalaria a las embarazadas o algunas becas escolares), a la
participación ciudadana y a la
celebración en spots publicitarios del gobierno federal y del mexiquense. En
uno de ellos se dice: “¿y tú qué le vas a regalar a México?”. El Estado Mexicano
ha de nuevo hecho obras para su conmemoración: carreteras, museos, edición de
monedas y billetes conmemorativos,[4]
concursos de graffitti, cocina, carteles, música, programas de radio (Radio
2010) y televisivos (Discutamos
México), hasta una página web (www.bicentenario.gob.mx).
Pero también el Ejecutivo Federal ha aprovechado el discurso conmemorativo. El
presidente Calderón ha justificado su lucha contra el crimen organizado
comparándola con la lucha de nuestros antiguos revolucionarios (los de la
Revolución Mexicana y no los de la Independencia),[5]
también ha exhortado a realizar transformaciones y míticamente quiere instaurar
el abandono del autoritarismo, el presidencialismo y la verdad oficial, que la
expresión plural de pensamientos y una evaluación profunda se impongan ante la
crítica al gobierno.[6] El
discurso oficial apela al futuro (pero no al de los catastrofistas), al pasado
próximo y al presente; posiblemente ambos señalan la tensión que existe entre
sectores que todavía no logran conciliarse, unificarse.
De
cualquier manera los festejos del 2010, están a cargo de la SEP. El ministro de
educación Lujambio anuncia una espectacularidad digna de nuestra identidad,
discurso bastante retórico y mitificante.
Una de las actividades previas al 16 de
septiembre y que ha gozado de mucha difusión y polémica, ha sido la exhumación,
estudio por parte del INAH y exhibición en el Palacio Nacional hasta julio del
2011 de las osamentas de doce héroes independentistas que estaban enterrados en
la Columna de la Independencia: Miguel Hidalgo, José María Morelos, Ignacio
Allende, Juan Aldama, Mariano Matamoros, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Leona
Vicario, Andrés Quintana Roo, Guadalupe Victoria, Francisco Xavier Mina. El
estudio derivó en que las osamentas eran en realidad 14, es decir, había dos
más de las registradas y fueron sido omitidas por un error histórico. Se
añadieron a los próceres anteriores los restos de: Pedro Moreno y Víctor
Rosales.[7]
Pero
no sólo se descubrieron huesos, también se descubrió viva la línea de
descendencia de Miguel Hidalgo, quien, a pesar de ser sacerdote tuvo dos hijas,
de las cuales, una sobrevivió (María Micaela) y tuvo descendencia, la cual
llega a sus tres chosnas: María Esther, Esperanza y Mercedes Vázquez Mendoza.[8] De
hecho el reconocimiento de los “aspectos secretos” ante la Historia Oficial de
la vida del Padre de la Patria han sido relatados y divulgados por
historiadores y por el cine mismo a través de la película Hidalgo, la historia jamás contada.
Otra
actividad previa que causó polémica fue sido la canción oficial del
bicentenario El futuro es Milenario.[9] El
rechazo a dicha composición de muchos sectores, obligó a que la SEP se
desdijera de que esa era la melodía oficial. La letra es del compositor Jaime
López y la música de Alex Syntek. La letra dice así:
Nacimos para cantar
Nacimos para bailar
Nacimos en el lugar
Del Cielito Lindo…
Nacimos para bailar
Nacimos en el lugar
Del Cielito Lindo…
Más siglos para el amor
Más siglos para el color
Más siglos para una
canción
Serán bienvenidos…
Más siglos para el color
Más siglos para una
canción
Serán bienvenidos…
Orgullo que se comparte
De México a todas partes
El alma vuela y revuela
En la gran celebración
De México a todas partes
El alma vuela y revuela
En la gran celebración
La plaza se va llenando
Lo bueno está comenzando
Unidos por lo que viene
Al son del Bicentenario
Lo bueno está comenzando
Unidos por lo que viene
Al son del Bicentenario
Shalalalala
El futuro es milenario
Shalalalala
Allá vamos paso a paso
Shalalalala
El futuro es milenario
Shalalalala
Allá vamos paso a paso
El futuro es milenario
Shalalalala
Allá vamos paso a paso
Shalalalala
El futuro es milenario
Shalalalala
Allá vamos paso a paso
Ahora
bien, el mero 15 de septiembre está programado un desfile de carros alegóricos.
El grito, dado por el presidente, estaba programado para darse a las 11 de la
Noche en el Zócalo. Paradójicamente, López Obrador, el candidato presidencial
que acusó a Felipe Calderón de fraude, celebró el grito a las 10 de la noche en
la Plaza de las Tres Culturas, de Tlatelolco.
Posteriormente
a ese día, siguieron las celebraciones. A partir del 20 de septiembre se hizo
una exposición en la galería de Palacio Nacional de las banderas y documentos
históricos de México.
Si
revisamos los relatos revolucionarios (de la Independencia y la Revolución
Méxicana), de cómo se configuraron míticamente durante su surgimiento, su culminación
y su festejo cien y doscientos años después, podemos ver que es un mito
vigente. Si hacemos caso a lo que nos dice Cassirer de los mitos políticos,
podemos ver que muestra una serie de enfrentamientos simbólicos entre visiones
distintas de nación. Refleja el miedo al fracaso como nación y un utopismo
optimista. Ambos pueden ser nocivos: uno por constituirse en una profecía
autocumplida, el otro por cerrar los ojos a los otros sectores y a la situación
económica, política, social y creer que mágicamente estamos destinados a un
mundo mejor. Pero también, nos pueden servir como incentivo para no renunciar
al anhelo utópico de un mejor país y para rehuir a la violencia si no hacemos
los cambios necesarios. Se ha asociado
la Independencia a nuestro origen a nuestro futuro, ahí se reflejan, bien que
mal, realidades presentes, pero que a través del discurso mítico son sublimadas
o satanizadas, y no necesariamente críticamente pensadas, como lo son nuestras
raíces indígenas o hispánicas, como lo es el pasado prehispánico y el
colonial. Somos un pueblo
mayoritariamente mestizo, pero también el diez por ciento de la población sigue
siendo india. Mestizos e indios seguimos viviendo en mundos separados. A
nuestros hermanos indígenas los vemos románticamente, pero de facto están
sometidos a la marginación, explotación y discriminación. De paso, también
podemos decir que se olvida nuestra tercera raíz en el relato de nuestro
origen: la negritud, esa que ha estado olvidada desde los tiempos de Bartolomé
de las Casas. La función social de los mitos independentista y revolucionario ha sido la de la evasión y negación, pero la
de la afirmación, aceptación y enfrentamiento de nuestra situación según
diferentes momentos históricos. Ha
servido, en los momentos de grandes crisis, como un aliciente para la
resistencia y la superación. Estos mitos poseen tanto la cara ideológica como
la mitopoyética. Así pues, debemos tomarle en serio la palabra a la
invitación calderonista de pensar México.
Reflexionemos sus mitos y sus interpretaciones.
[1] Fernando Serrano Migallón, El grito de Independencia. Historia de una
pasión nacional. Edit. Miguel Ángel Porrúa,
2ª ed., México, 1988, p. 9.
[2] Ibid., p. 10.
[3] Así lo señalon Cruz López,
dirigente de la CNC y Rodrigo Ramírez, líder seccional de la CTM. Por su lado la
gente del SME vitorea en sus manifestaciones: “si no hay solución habrá
revolución”. Hasta José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo de León, y el polémico Onésimo Zepeda, obispo de
Ecatepec señalaron la posibilidad de levantamientos sociales.
[4]
El banco de México editó
dos billetes conmemorativos de la Independencia y la Revolución Mexicana. Uno
de 100 pesos, conmemora el centenario y tiene un ferrocarril en su cara
frontal; y otro de 200 que conmemora el bicentenario y en su cara frontal tiene
a Miguel Hidalgo sosteniendo el estandarte de la Virgen de Guadalupe. También
editó una colección de 37 monedas de 5 pesos con diversos personajes, 19 de la
Independencia y 18 de la Revolución.
[9]
Cabe mencionar que no fue la única canción creada con tal objeto. El
desaparecido grupo ochentero y noventero de pop Garibaldi, de carácter
nacionalista, realizó un re-encuentro con una gira “bicentenario” con sus
canciones de antaño y una nueva composición relativa a dicha celebración que se
llama Ahora México.
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