Primer Contacto
Primer Contacto
I
-Alejandro, estoy embarazada.
-No mames.
-Vamos a tener un hijo.
-Imposible, no es mío.
-¿Entonces de quién es? ¿Del Espíritu Santo, pendejo?
-No sé, no soy el
padre. Tú dime de quién es.
-Pues tuyo, imbécil.
-No puedo tener hijos ahora. Tengo que mantener a mis
hermanos, a mi madre; sabes que ellos dependen de mí.
-Bueno, voy a tenerlo.
-Aborta. Yo pago.
-¿Estás estúpido acaso? Es nuestro hijo.
-Que no es mío. ¿Con quién te revolcaste?
Alejandro tiembla claramente.
Está pálido. Siente que el corazón le explota. Que está en un sueño malo del
que va a despertar al otro día. Alejandro realmente no quiere un hijo de
Concha. «Es difícil ella. Casarme sería tener un infierno. Además, le debo
dinero del préstamo del carro. Ahora sería compartirlo. Tendría que gastar en un
embarazo, en medicinas, pañales, mamilas, parto, ropa. Tendría que truncar mi
carrera de medicina. Además, si Ana se entera que tendré un hijo con Concha, no
me lo perdonaría».
-Abórtalo. Te digo. Es en serio. Voy
a financiarlo. En la carrera me he enterado de lugares donde hacen
procedimientos así. Es seguro. Mucha gente va. Personalmente seleccionaré el
mejor sitio, porque me importas.
- Te importo un comino. Solo te
importas tú. Así ha sido nuestra relación. ¿Te casarías conmigo?
-…No. ¿Qué parte no entiendes de que mis hermanos y
mi madre dependen de mí? Además, se suponía que no te puedes embarazar.
-El endocrinólogo me dijo que era
casi imposible. Sucedió el “casi imposible”. También era improbable que López
Portillo fuera el único candidato a la presidencia, güey. Y ya ganó. Las cosas
raras ocurren más de lo que piensas.
- No me salgas con tus mamadas de
historiadora. Aborta.
-Jamás, Alejandro.
-Quiero que desaparezcas de mi
vida. Porque ese puto engendro no es mío.
-Lo tendré.
-No lo he autorizado.
- ¿Vas a prohibir que nazca el hijo
que dices no es tuyo, pedazo de macho?
-Tu mamá te va a desheredar.
-Ya le dije. Está muy enojada.
Pero aún así lo voy a tener. Mis hermanos me van a apoyar. Elvia está muy emocionada. Al principio explotó.
Pero sabes cómo es ella, es más corazón que vísceras. Mis hermanos están orgullosos
y alegres.
- Siempre has querido realizar tu
maternidad, pero, serás una madre soltera. Tendrás un bastardo. En la Iglesia va
a ser estigmatizado. En la escuela van a rechazar al niño. ¿Eso quieres?
-¿Ahora te importa algo más
aparte de tu pito, Alejandro? Ni siquiera crees en Dios, ni en nadie. Ni en mí.
Tampoco quieres tanto a tu familia. Uno te odia a muerte, el otro está loco en
un psiquiátrico por culpa de tu madre violenta y Sinhué va a terminar siendo un
ladrón. Tendré a mi hijo, me apoyes o
no. Te cases conmigo o no.
- Te prohíbo que hables así de mi
familia. En fin, tenlo, pero de mí vas a obtener nada, ni siquiera el apellido.
-No lo necesito Rafful. Nunca me
gustó cómo suena. Él será Mazón. Es guerrerense, no un pusilánime hijo de un
cobarde extranjero. Además, su tío Alberto está dispuesto a ofrecer su
apellido. Pero no lo necesitamos. Si
sobreviví al 2 de octubre, superaré tu pendejez… Hasta nunca, Alejandro.
-¿Y a poco ya sabes el sexo?
- Claro. Dentro de mí no cabe
duda: es un niño.
-Estás bien pendeja y estás
enojada. Se te va a pasar. Me vas a pedir que te ayude con el aborto. Pondré el
dinero. Soy un hombre de palabra.
-No será así.
Se acabó.
Así fue
cómo mi primer contacto con la muerte y con la vida. Solamente que ignoraba ese
detalle en el momento. O, tal vez, sí sabía. Dicen que los fetos absorben las
emociones de la mamá. Infancia es destino… Desde entonces la muerte es mi amiga
más fiel, mi acompañante más íntima. Su presencia es la más sólida. Es mi
destino, mi loza y mi hiel. Porque desde que nacemos, como dijo Terencio, somos
lo suficientemente viejos para morir. Esa idea nunca me ha dejado descansar.
II
-Señorita, Mazón. ¿O debo decirle
Señora Mazón? ¡Ha sucedido un milagro! Efectivamente es un embarazo.
-Pensé que con mi enfermedad tiroidea no podría tener hijos.
- Lo expresé estadísticamente,
pero la ciencia ha ido progresando. Voy a ser franco. Su embarazo es de muy
alto riesgo. Recomiendo evite hacerse muchas ilusiones.
-No se preocupe, doctor. Su papá es médico.
- ¿Qué especialidad tiene su prometido?
-Mi novio estudia medicina en la UNAM.
-Debo de ser más enfático y claro.
Es de alto riesgo. Requiere de un especialista. ¿Está segura de correr el
riesgo?
-Sí doctor. Tengo 33 años. Siempre he querido tener un hijo.
Es ahora o nunca.
-Está usted joven.
-¿Seguro? Mis primas, mi hermana,
mis amigas, todas han tenido hijos a lo veinte y algo.
-Señorita. Es 1975. El conocimiento avanza.
-¿Cuántas mujeres tienen hijos a mi edad, doctor?
-Pocas. Pero eso va a ir cambiando.
- Entonces voy a tenerlo. Para empujar el cambio.
-En estos momentos apenas podemos
regular su tiroides. Lo más seguro es que tenga un aborto espontáneo. La
literatura médica no recomienda tener hijos a su edad. Súmele su enfermedad a
la ecuación. Es mi obligación decirlo. El
producto tiene posibilidades de padecer alguna condición, como Síndrome de
Down, por ejemplo.
-Doctor, no me importa, cómo venga. Es un regalo de Dios. Y su
padre nos ayudará. Es muy inteligente. Le recuerdo que estudia medicina.
-No, estudiantes no. Le voy a
recomendar a un colega que es un estupendo ginecólogo. Voy a trabajar con él. Es muy humanitario. Por
supuesto, buscaremos minimizar los gastos. Soy fiel mi juramento hipocrático.
Entiendo perfecto que usted vive en esa unidad nueva que construyó Kennedy.
-Sí doctor, muchas gracias.
Estamos ahí gracias al tío Donato Miranda.
-Sí, el que fue secretario de
Díaz Ordaz. Recuerdo.
-Fue de López Mateos, doctor. Si
no le hubieran hecho trampa, él hubiera sido presidente.
-La política es un asco. Está lejos de ser mi
fuerte. Volviendo al tema: el doctor Ricardo trabaja en el hospital Mocel, pero
le hará un descuento. Le voy a dar sus datos. Es muy importante que haga caso a nuestras indicaciones si quiere alcanzar su
sueño de ser madre.
-Gracias. Estoy ansiosa de
decírselo a mi novio. Seremos padres. Aunque, seré franca, mi familia se va a
molestar.
-Con la vida he aprendido que
quien quiere verdaderamente a alguien, perdona. No está casada, pero tampoco cometió
un crimen. A veces la biología nos gana.
¡Felicidades, señora Mazón! … Por favor, tome sumamente en serio todo. Es de alto riesgo. Tiene un noventa por ciento
de posibilidades de que su embarazo se interrumpa.
-Usted lo dijo doctor: es un milagro.
La vida es un acto de necedad absurda del azar… En
cambio,mi madre creía en los milagros.
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